donostia. A 16 de septiembre, a menos de un mes de que empiece oficialmente la campaña 2013-14, el Club Baloncesto Valladolid anunció que competirá esta próxima temporada en la Liga ACB. El club pucelano, acosado por gravísimos problemas económicos que han puesto en riesgo su existencia en varias ocasiones, se mantiene contra viento y marea en lo que parece una huida hacia delante sin un destino claro.
La ACB aseguró ayer, sin concretar más, que el Valladolid ha cumplimentado "los requisitos recogidos en la normativa ACB de cara a la inscripción de su plantilla". Otra cosa son las más que precarias condiciones en que el equipo volverá a salir a competir esta temporada: sin una estructura fuerte, sin patrocinador principal y con una importantísima deuda acumulada que va a obligar a la nueva directiva a redoblar esfuerzos para encontrar unos apoyos económicos que se antojan imprescindibles.
Entre la disyuntiva de salir y desaparecer, la entidad del Pisuerga ha decidido seguir adelante, confiando en que se produzca un milagro similar al de la pasada temporada cuando salvó la categoría con varias jornadas de antelación. El técnico encargado de ello será el catalán Ricard Casas, que tiene experiencia en la Liga en Manresa, Valencia o Menorca y que estuvo sin entrenar la pasada temporada. Sus últimos banquillos fueron el del Lleida de la Adecco Oro y el de la selección española como ayudante de Sergio Scariolo en los Juegos Olímpicos de Londres. En cuanto a la plantilla, el club debía presentar ayer ocho licencias, pero solo tenía un jugador bajo contrato, el joven Antonio Izquierdo, y había apalabrado a varios jugadores con experiencia en la ACB que se habían quedado sin equipo. Mientras tira del filial de la EBA, al parecer el Valladolid cuenta también con que Antonio Porta y Nedzad Sinanovic, que ya estaban la pasada temporada, sigan en el equipo.
La decisión del Club Baloncesto Valladolid ha tenido en vilo durante todo el verano a los otros 17 miembros de la ACB, que se veían ante la posibilidad de iniciar una competición con un número impar de equipos, algo que a algunos les venía bien porque descargaba el calendario, pero a otros les privaba de la posibilidad de hacer una taquilla más. Ellos, como el propio club pucelano, han preferido el mal menor a costa de transmitir en estas semanas una imagen muy poco seria de la Liga.