Donostia. El Lagun Aro GBC ha mejorado en las últimas semanas, pero no tanto como para ganar en escenarios como Miribilla, uno de los más inaccesibles de la ACB, tal y como quedó confirmado ayer. El equipo de Sito Alonso estuvo metido en el partido hasta el inicio del último cuarto, momento en el que el Bilbao Basket exhibió sus armas y dio un estirón definitivo al marcador. El equipo local simplemente demostró que es mejor, que tiene más recursos y que su plantilla es más larga porque tiene más dinero. Su superioridad es lógica. El problema es que el Lagun Aro está en una situación tan desesperada que de aquí a final de temporada, además de ganar una serie de partidos que son verdaderas finales -como lo fue el del pasado fin de semana ante el Valladolid o lo será el de dentro de seis días contra el Manresa-, deberá lograr algún triunfo inesperado, dar alguna campanada, porque, si no, no va a llegar a la meta. Y ahora mismo no parece capacitado para hacerlo.
No es que el equipo de Sito hiciera un mal partido. Dio la cara durante más de 30 minutos. Incluso fue por delante en el primer cuarto y luego no permitió que su rival se escapara en el marcador. Pero para ganar en Miribilla hacía falta una actuación brillante, y el Lagun Aro estuvo lejos de eso. Los bases fueron continuamente superados, el ataque dependió en exceso de un acierto exterior que fue escaso (32% en triples) y, sobre todo, la defensa no dio la talla. El Bilbao Basket hizo un muy buen partido. Cierto. Pero el Lagun Aro le permitió jugar con demasiada facilidad. Encajando 91 puntos es casi imposible ganar a domicilio. A los jugadores les faltó intensidad y encima bajaron los brazos en los últimos minutos, algo que no le gusta nada a su entrenador. Sigue faltando dar un paso más para aspirar seriamente a la salvación porque para lograrla no será suficiente con ganar en casa.
El conjunto guipuzcoano dio un buen inicio al choque y, gracias a tres triples consecutivos cogió siete puntos de ventaja (8-15) rápidamente. El intercambio de canastas favorecía al Lagun Aro, que solo perdió la delantera en el marcador en los últimos instantes del primer cuarto, cuando el Bilbao Basket acudió en demasiadas ocasiones a la línea de personal (27-26). A partir del segundo cuarto el partido empezó a cambiar de rumbo. El conjunto local dio un paso adelante en defensa. Para que el modesto gane al poderoso siempre hay que contar con que este último no tenga su día, normalmente por exceso de relajación. El Bilbao Basket afrontaba la cita cuatro días después de haber logrado el pase a los cuartos de final de la Eurocup. Cabía esperar que este éxito le despistara un poco en la competición doméstica, pero en cambio parece que le dio alas, ya que no dio señales de debilidad. Los compatriotas de Papamakarios, Zisis y Vasileiadis, tomaron las riendas del ataque de su equipo y el Bilbao Basket siguió anotando con mucha facilidad. Demasiada. Enfrente, un inspirado Woods (14 puntos al descanso) y Finley sobresalieron para mantener con opciones al Lagun Aro, que perdía por siete puntos al descanso (47-40), algo que se pudo considerar un mal menor porque el equipo de Sito había perdido el control del choque.
En la reanudación, los guipuzcoanos ofrecieron durante unos minutos su versión más sólida en defensa y contaron con varias acciones ofensivas de Doblas para ajustar el marcador (56-52). Mediado el tercer cuarto, el derbi estaba abierto. El Lagun Aro hacía la goma, pero la sensación es que el Bilbao Basket podía pisar el acelerador. Lo hizo Zisis, que destrozó la defensa visitante. El base griego no suele destacar por su capacidad anotadora, pero ayer estuvo inspirado y rompió los esquemas de Sito y sus hombres, que pese a todo alcanzaron el término del tercer cuarto a solo seis puntos (66-60) tras un triple de Papamakarios.
El último acto, sin embargo, se le hizo muy largo al Lagun Aro, que había hecho hasta entonces la goma pero que a partir del minuto 30 ya no pudo hacer frente al ímpetu local. Prácticamente cuatro minutos sin anotar fueron la tumba para el conjunto de Sito, que se vio catorce puntos por debajo (74-60) porque abusó del tiro exterior debido a que no tiene otro argumento mejor. Está claro que este equipo, que no cuenta con pívots dominadores salvo Doblas y al que le faltan centímetros en su hombres exteriores para postear o anotar bajo el aro, va a depender mucho de su acierto en el triple. Contra el Valladolid metió 13 de 29. Ayer, 9 de 28. Una diferencia que marca un resultado. Por no mencionar que el Bilbao Basket es bastante más equipo que el pucelano. El caso es que ese desacierto entre los minutos 30 y 34 dejo finiquitado el choque.
Un triple de Woods y otro de Doblas al límite de la posesión fueron las últimas muestras de carácter del Lagun Aro, que se vino abajo en los últimos minutos porque sus hombres importantes desaparecieron y acabó encajando una paliza (91-72) excesiva, pero que dejó al aire sus carencias. En su situación -colista y a dos victorias de la salvación- cualquier derrota es un paso atrás, por mucho que se produzca en la cancha de un equipo de play-off. Lograr dos victorias consecutivas sigue siendo la asignatura pendiente. Tendrán que llegar las dos próximas semanas contra el Manresa y el Fuenlabrada, dos partidos que marcarán, sin duda, la temporada.