- El Parlamento italiano inició ayer la elección del próximo presidente de la República, en sustitución de Sergio Mattarella, cuyo mandato vence el 3 de febrero, con la primera votación, en la que participan más de mil “grandes electores” y que se repetirá cada día hasta que se alcance un consenso.

Ayer depositaron su papeleta 1.008 electores, por el fallecimiento este fin de semana del diputado de Forza Italia Enzo Fasano, pero a partir de hoy ya serán 1.009, pues Rossella Sessa, también de Forza Italia, ocupará su lugar. La cifra de electores es importante porque en las tres primeras votaciones se necesita el respaldo de dos tercios, mientras que a partir de la tercera basta con mayoría absoluta para que se elija a un candidato.

El bloque de la derecha, formado por la conservadora Forza Italia y los ultraderechistas Liga y Hermanos de Italia, reclama el derecho a elegir al sucesor de Mattarella, porque tiene mayor representatividad parlamentaria, pero cuenta con 454 electores, por lo que a pesar de todo necesita las papeletas de otros partidos.

En la cuarta vuelta, donde bastará con las de la mitad más uno de los electores, necesitarán sumar a unos 50 de otros partidos o del grupo mixto para llegar la meta de los 505. El bloque de la izquierda, formado por el Partido Demócrata (PD), Libres e Iguales y el populista Movimiento 5 Estrellas (M5S), parte con 405 electores.

En esta carrera de fondo, el ex primer ministro italiano Matteo Renzi y los 40 electores de su pequeño partido, Italia Viva, pueden jugar un papel clave. Los partidos siguen con sus reuniones para trazar alianzas para sondear las posiciones de los dos bloques e incluso consensuar el nombre del próximo jefe de Estado. Está previsto que el jueves, cuando el quorum se reduzca a la mayoría absoluta, las formaciones desvelen sus cartas.

Por el momento el bloque progresista se mueve de forma conjunta y sus respectivos exponentes, Enrico Letta, Giuseppe Conte y Roberto Speranza, tratarán de impulsar una mesa de negociación con el resto de grupos en busca de un nombre consensuado. Una de las apuestas de los progresistas, según los medios, es el fundador de la Comunidad católica de San Egidio, Andrea Riccardi, cuya organización desde 1968 es un emblema de integración, de acogida a los refugiados y de la mediación en numerosas guerras.

Pero aun así no tendrían los votos necesarios y necesitarían convencer a Italia Viva de Matteo Renzi, cuyos parlamentarios se han convertido en la bisagra en esta elección.

Por su parte el bloque de la derecha reivindica el “derecho” de tener en cuenta primero sus ideas, avalado, alegan, por el hecho de que controlan más escaños. Por el momento, aunque el actual primer ministro, Mario Draghi, parece el mejor candidato para ocupar la Presidencia, ninguna formación ha propuesto oficialmente su nombre, ya que su elección supondría una crisis de Gobierno si no se encuentra otra persona de consenso y abocaría al país a celebrar unas nuevas elecciones anticipadas.

Proceso

En las tres primeras votaciones se necesita el respaldo de dos tercios, mientras que a partir de la tercera basta con mayoría absoluta para que se elija a un candidato, algo que podría producirse el jueves.

Incógnitas

Tras la retirada voluntaria de Silvio Berlusconi del proceso, queda por ver si los ultraderechistas Giorgia Meloni y Matteo Salvini obedecen su orden de votar a Draghi.