La cuidadora acusada de robar 62.650 euros a una persona con discapacidad al que cuidaba en un domicilio de Hondarribia ha negado este lunes haberse apropiado del dinero y ha asegurado que el hombre la denunció después de que ella le amenazara con desvelar que él le pedía "cosas" de índole sexual. La mujer, que está siendo juzgada en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, se enfrenta a una petición de dos años y diez meses de cárcel por parte de la Fiscalía que le acusa de un delito continuado de hurto con la agravante de obrar con abuso de confianza.

La procesada, de nacionalidad extranjera, trabajaba como cuidadora en la vivienda del perjudicado, fallecido en noviembre de 2019, quien padecía una discapacidad del 79 % que le impedía moverse y le obligaba a desplazarse en silla de ruedas. Según la versión de la Fiscalía, la cuidadora, que trabajaba de lunes a viernes en el domicilio, se habría valido "de la confianza depositada" en ella por la víctima para presuntamente apoderarse de su tarjeta bancaria "de la que conocía" la clave.

Con ella en su poder, entre el 5 de septiembre y el 30 de noviembre de 2017, la inculpada habría realizado un total de 56 extracciones por un importe de mil euros cada una, así como 41 de 150 euros y una de 500 de un cajero automático.

Durante su comparecencia en la primera sesión de la vista oral, la inculpada ha admitido haber llevado a cabo las extracciones de dinero aunque, según ha relatado, lo hizo con la autorización del que era su empleador porque éste "no podía salir a la calle" debido su discapacidad.

La mujer ha aclarado que ella se encargaba de todas las tareas domésticas a diario, mientras que el fin de semana era otra asistenta quien desempeñaba estas funciones, y ha insistido en que, tras sacar el dinero y utilizar una parte en las compras y necesidades del hogar, entregaba el resto al hombre quien lo guardaba en una pequeña caja fuerte de la que sólo él tenía la llave.

Ha precisado que fue la víctima quien le dio la clave de la tarjeta y que le confesó que quería "vaciar" la cuenta, motivo por el que sacaba dinero "casi todos los días" ya que no podía hacerlo de una sola vez "porque él no podía salir". Ha desvelado asimismo que alguna ocasión el hombre le comentó que entregaba dinero a sus hijas.

La procesada ha recordado además un incidente ocurrido en diciembre de 2017 durante el que se vio obligada a avisar a la Ertzaintza porque el hombre no le pagaba y además le había solicitado que le hiciera "cosas sexuales".

Por su parte, los dos agentes que acudieron aquel día a la vivienda han explicado que recibieron el aviso de que la cuidadora había sido víctima de unos "tocamientos" por parte del hombre, aunque sin embargo éste "lo negaba", al tiempo que aseguraba que le habían sustraído dinero de una tarjeta y que aunque en ese momento no tenía pruebas "iba a hacer lo posible para demostrarlo".

Ante la imposibilidad de que el damnificado testifique en el juicio, durante la sesión se ha leído la declaración que prestó en la fase de instrucción, cuando el hombre negó que hubiera entregado su tarjeta ni su clave para las extracciones a la acusada y sostuvo que supo que "pasaba algo" raro y que habían sacado dinero de su cuenta por una llamada del banco.

El hombre también mantuvo que cuando la acusada necesitaba alguna cantidad para las compras era él el que se la facilitaba directamente, mientras que el abono del sueldo de la mujer lo hacía mediante una transferencia telefónica con su entidad bancaria y que sólo había dejado de pagarle un mes.

En el juicio, también ha declarado la asistenta que trabajaba en la casa los fines de semanas, quien ha dicho que el fallecido era una persona "muy buena" que la trataba "muy bien" aunque algunas veces se ponía "histérico" con la acusada.

Ha precisado que a ella nunca le dio la tarjeta ni la contraseña para sacar dinero, pero sí lo hizo con una de sus hijas, a la que se la confió, en un momento en el que él estuvo ingresado en el hospital.