¿Cómo está yendo el día?

Con normalidad, con aceptación de que el alumnado lleva todo este tipo de cosas, para bien o para mal, adaptándose a la perfección. Y los adultos, la gente con más miedo, pues con más precaución. En líneas generales, todo bien, queriendo recuperar ciertas cosas que habíamos perdido. Porque ya no es solo la mascarilla, sino todo el tema de tener que mantener los grupos burbuja que nos limitaba a nivel metodológico, a nivel de herramientas de trabajo, de talleres que comparten chavales y chavalas de diferentes aulas... Esto supone poder recuperar todo eso, y supone poder recuperar los abrazos. Emocionalmente también hay familias, alumnos y profesores a los que les ha tocado sufrir más que a otros en casa o bien porque la enfermedad ha golpeado fuerte o bien porque emocionalmente les ha podido afectar a nivel psicológico.

Como director de Axular, ¿se le ha hecho raro este primer día sin mascarilla después de dos años con ella?

Al final, la gente entramos en la dinámica de que hoy, además de esto, hay un montón de cosas por poner en marcha por ser el primer día y entras en la vorágine. Pero lo más raro que a mí, personalmente hablando, se me hace es ver a aquellas personas que se habían incorporado a trabajar con nosotros en estos dos años sin mascarilla. Ves otra cara diferente. Cosas curiosas como esa. Es algo que van a agradecer los niños más pequeños a nivel comunicativo, poder leer los labios del andereño o maisu, poder compartir de una manera más cercana un montón de cosas que antes mantenías unas distancias, a veces, excesivas con lo que dificulta el trabajo en el mundo de la educación, lo emocional, el contacto es clave y fundamental. Es parte de nuestro ADN, el estar cerca del alumno. Toda esta situación nos ha limitado muchísimo.

¿Quién ha sufrido más, los más pequeños o los mayores?

No sabría qué decirte. Han sido sufrimientos diferentes. En los más pequeños, los que más han sufrido han sido los que han visto sufrimiento en su entorno. Un niño o una niña se adapta muy bien si el entorno se adapta bien. Si el aita o la ama han sufrido, eso se traslada y depende cómo cada uno haya gestionado esas vivencias que nos ha puesto delante el covid, hay niños o niñas que han podido tener más miedos. En los adolescentes, que es un momento muy importante de socialización, igual hay gente que se haya podido sentir más sola, más falta de ese contacto, que le haya podido influir en cuestiones de complejos... Igual ha habido gente a la que la mascarilla le ha ayudado también a esconder y superar algunos complejos. Ese sufrimiento es muy articular y muy diferente ya no por edades sino por circunstancias personales de cada uno. Nosotros estamos contentos a nivel general, pero también es cierto que hemos perdido muchas cosas que tenemos que recuperar: actividades que hacíamos fuera de la ikastola, dentro, la relación con las propias familias para nosotros es muy importante, actos o fiestas muy concretas que celebramos todos los años y que estos dos años no hemos podido celebrar. Todo eso hace comunidad y para nosotros como ikastola eso es clave la comunidad, la familia, los trabajadores, los alumnos...

Ya no es obligatorio llevar mascarilla, pero se puede dar el caso de que haya niños que prefieran seguir llevándola...

No hay obligatoriedad de quitar mascarillas, pero a su vez hay que permitir que cada uno actúe de manera progresiva. Hay que cuidar que se respete al que la quiera llevar o bien porque tiene unas necesidades concretas, que tenemos alumnos que tienen necesidades específicas que recomiendan que lleve mascarilla, o bien porque entiende ese alumno que la tiene que llevar y que de manera progresiva, se la irá quitando. Nosotros respetamos. La libertad es una de las premisas que tiene que regir en cualquier centro escolar. A partir de ahí, cada uno que se la vaya quitando cuando considere que se la tiene que quitar.

¿Es posible recuperar todo lo que se ha perdido en los dos últimos años?

Creo que sí. En el camino hemos aprendido muchas cosas. De todo lo que hemos aprendido, algunas cosas han venido para quedarse, tanto a nivel de gestión como todo el tema de la higiene personal, higiene colectiva. Son cuestiones que vamos a seguir cuidando y mimando. Igual antes no dabas tanta importancia a que tiene que estar todo aireado, los días incluso que hace frío. Son detalles que hacen una educación colectiva para todos de aprendizaje. Antes, igual con unas cuantas décimas ibas a trabajar o un alumno venía a hacer un examen. En estos momentos es evidente que tendremos que tener una mayor supervisión, tendremos que tener un mayor cuidado. Tenemos que ser responsables y entender que podemos contagiar al que tenemos al lado. Esto es parte de la educación de las nuevas generaciones y que tenemos que seguir aprendiendo de todo lo que nos ha enseñado todo esto. Ha habido otros procesos que también se han acelerado muchísimo debido al covid que es todo el tema de la digitalización, la aplicación de las nuevas tecnologías de manera muy productiva. Todo eso también tiene su lado positivo, si se puede decir de esta manera.

¿Llega tarde esta medida?

Las medidas han llegado basándonos en las circunstancias sanitarias que se han ido dando en la sociedad y , evidentemente, quienes toman las decisiones, lo hacen en base a los datos y a las tendencias que vamos conociendo. El resto tenemos poco que decir. Nosotros, al final, nos adaptamos a preservar la salud y la seguridad del alumnado, profesorado y todas esas personas que intervienen en nuestro día a día. Ha llegado cuando tenía que llegar y a partir de ahí, adaptarnos e intentar colaborar al máximo para que todo vaya bien.