Los restaurantes, si ofrecen detalles y calidad, están de moda siempre. El restaurante Salegi de Itziar ha sido y sigue siendo muy solicitado para la celebración de bodas. Maribi Altzibar asegura que 2022 se presenta bien, aunque han echado en falta más bodas en la primera recta del año. "La gente está ya escarmentada, hay quien ha cambiado las fechas tres y cuatro veces".

Las bodas se esperan ya para verano. "A partir de entonces, estamos a tope", añade Altzibar. Porque, los enlaces que se celebran en la actualidad son los que se han ido retrasando aunque, en algunos casos, puestos a retrasar hay quien ha dicho "pues ya puestos, esperamos a 2023. Porque hay parejas que han ido cambiando tanto que prefieren asegurar. No me extraña".

"Ahora no se espera a la boda para seguir adelante con tu vida. Hay parejas que han decidido tener a su hijo o hija antes. Irán a la boda con el niño. Porque quieren una fiesta a lo grande y han preferido esperar", abunda la responsable del Salegi.

Para julio las reservas han llegado ya a tres bodas cada sábado, y también hay reservas para los meses siguientes y anteriores. "Ya no las cuento, porque el año pasado bodas de 200 personas pasaban a ser de doce y como no tengo vocación de penitente he decidido dejar de contar. Y es que si las anulaciones se dieran por algo que está en nuestras manos, por algo que hacemos mal, habría que tomarlo en cuenta. Esto ha sido otra cosa, había cambios según las noticias que se publicaban", destaca Altzibar.

En cuanto al número de invitados ha comprobado que hay quien ha decidido "pasar de una boda grande a una pequeña". Pero "las bodas pequeñas las hacen a quienes les gustan las bodas pequeñas. Quienes quieren grandes fiestas van a tope. Se nota que hay muchas ganas de juega, de alegría". ¿De cuántos invitados? "No son tan raras las de 200" pero, señala, "no todos tenemos ni las mismas familias ni las mismas cuadrillas".

Justo al día siguiente de que las restricciones decayeran, coincidiendo con el día de San Valentín, en Salegi pudieron comprobar las ganas que existen de reunirse. "Trabajamos a tope. Exagerado y viendo quienes venían ya te digo que no era porque fuera San Valentín. Hay ganas de reunirse en bodas y en lo que no son bodas. Estamos deseandp celebrar lo que sea".

"La gente pide comer bien, beber bien y pasarlo bien. Hay distintos perfiles, porque hay quien prefiere acudir a una wedding planner o alquilar una finca. Quienes vienen aquí sí quieren que esté bonito, pero no gastan tanto en dinero en eso, piden buen género y pasarlo bien, Aquí hay poco postureo", añade.

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Lo que sí tiene claro es que la gente ya no comete imprudencias. "Aquí todo el mundo viene en autobús, y si alguien viene en coche porque tiene que llegar más tarde, baja en autobús y deja el coche aquí. La gente quiere pasarlo bomba pero con cuidado". "Hay ganas de divertirse, también en Bodas de Plata o lo que sea se montan juergas", abunda.

Para el propio restaurante la situación se vuelve más fácil tras quedar invalidadas las restricciones en materia de aforos o distancias. "Hemos tenido que comprar cientos de sillas y todos los elementos que había falta para servir hasta los aperitivos sentados", informa Altzibar. "

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