Agentes de la Ertzaintza encontraron vídeos y fotografías de otras agresiones sexuales en el ordenador portátil y pendrives del presunto violador de Beasain. El ADN cotejado a partir de la muestra obtenida de una cuchara de un wok de Oiartzun en el que cenó el acusado, permitió relacionarlo con los hechos juzgados ahora en la Audiencia de Gipuzkoa y otros delitos sexuales cometidos anteriormente en el Territorio.

En la tercera sesión del juicio contra el último presunto violador en serie de Gipuzkoa, juzgado por una violeción a una mujer el 13 de julio de 2019 en Beasain, han declarado como testigos siete agentes de la Policía autonómica vasca que intervinieron atendiendo a la víctima, en la inspección ocular del lugar de los hechos y alrededores, recogiendo las evidencias y en la investigación.

Los agentes que acudieron, en primer lugar, al domicilio de la víctima han contado que la encontraron en el pasillo con la "cara hinchada de golpes, magullada, en bragas", y también "con sangre en la cabeza".

Asimismo, han relatado que la víctima no pudo identificar al agresor, únicamente sabía que era "un hombre muy corpulento vestido de negro" y con "guantes negros puestos". Según han insistido, "sin duda alguna" la joven, que en el momento de la agresión tenía 21 años, había "sufrido un ataque violento", ya que presentaba "heridas y golpes". Los ertzainas han añadido que "estaba muy, muy asustada y le costaba hablar".

Dos agentes especializados en delitos en serie con una investigación abierta desde 2012 por varias agresiones sexuales cometidas en Gipuzkoa, "muchas de ellas con el mismo 'modus operandi'" y con el "mismo perfil genético", que analizaban diariamente todas las denuncias por agresión sexual que recibía la Ertzaintza en Euskadi, se percataron el día 15 de julio, revisando la denuncia de la agresión de Beasain, que coincidía también con el modo de actuar del presunto violador en serie, que utilizaba cloroformo para dormir a sus víctimas y las vestía otra vez.

Según han relatado, la víctima de Beasain les dio "información fundamental" sobre las personas que sabían donde vivía y que iba a estar sola en el día en que fue agredida sexualmente, de forma que "el cerco estaba estrecho". A continuación, se inició un seguimiento del acusado que la noche antes de su detención fue a cenar a un wok de Oiartzun.

A partir de una de las cucharas que utilizó se pudo obtener una prueba de ADN que se cotejó con el perfil genético de las otras agresiones sexuales investigadas y coincidía, lo mismo que con el ADN recogido en la inspección ocular de la vivienda en la que residía la víctima de Beasain con su hermano y la familia de este.

El sospechoso fue detenido 24 horas después en su lugar de trabajo, en Lazkao. Tras la detención, los agentes se ocuparon de su teléfono móvil, así como de un ordenador portátil y varios pendrives. Según han señalado, en estos últimos encontraron "numerosas fotografías y vídeos de agresiones a otras mujeres", no así de la de Beasain.

Además, en el ordenador, en el que se usaban las cuentas de email del acusado y los pendrives encontrados, se comprobó que realizó búsquedas en Google en 2012 y 2013 sobre "cómo usar cloroformo y cómo causar insomnios rápidos".

Los agentes consideran que el presunto violador en serie fue "perfeccionando" su 'modus operandi', pasando de utilizar algún tipo de spray para atacar a las mujeres al principio al uso de un paño con cloroformo para dejarlas inconscientes, logrando "un resultado totalmente a su favor".

También han explicado como la geolocalización del móvil del acusado lo sitúa en el lugar de los hechos en la franja horaria en la que presuntamente se cometieron, entre las dos y las dos y media de la madrugada, cuando la víctima salió de casa para ir a trabajar y fue abordada en el rellano.

Los agentes consideran que el presunto agresor tenía "perfectamente calculado y bien pensadas" sus agresiones sexuales y, además, conocía las zonas en las que las perpetraba "al dedillo".

"AGRESIVIDAD" EN EL ASALTO A LA JOVEN.

Finalmente, han señalado que hubo "agresividad" en el asalto a la víctima y que "su objetivo era violar" a la joven, al tiempo que han apuntado a la hipótesis de que el acusado pudiera haber grabado la agresión sexual y enviado o subido por internet, por el tráfico de datos de su dispositivo móvil.

El presunto agresor, G.G.C, un varón de 37 años, se enfrenta a peticiones de 24 años de prisión por parte de la Fiscalía, la acusación particular y la acusación popular (15 por un delito de agresión sexual, tres años más por uno de lesiones y otros seis años por detención ilegal). Además, está a la espera de otros cinco juicios.