El pasaporte covid, pase covid o certificado covid, como quiera llamarlo cada cual, ya es una realidad en la vida diaria. Es necesario para entrar en hospitales, residencias, establecimientos hosteleros, centros deportivos y eventos culturales. Es decir, prácticamente en cualquier reciento interior. No se hacen excepciones. Es una norma y todos, dueños de negocios y clientes o pacientes, la acatan. Aunque lo hacen entre la aceptación y la resignación. Para algunos es una buena medida, para otros un mal menor. Una medida más dentro de una pandemia del covid que está dejando situaciones insólitas, como esta de separar entre los que se han vacunado y los que han optado por no hacerlo.

En hospitales y residencias, por su condición, se percibe con mayor naturalidad esa petición del pase covid, aunque entre algunas personas sorprendía esta mañana, por ejemplo en el ambulatorio de Gros, el hecho de que no sea necesario en los centros de salud. Algunos pacientes lo tenían preparado, pese a que no había necesidad de mostrarlo. Lo que sí ha sucedido en los últimos días es que personas mayores se han acercado a los ambulatorios para preguntar cómo se descarga el pase covid. En estos centros no hacen el trámite, aunque explican a estas personas cómo llevarlo a cabo mediante una hoja con instrucciones.

Es en los establecimientos hosteleros, en el ojo del huracán desde el comienzo de la pandemia, donde se centraba la atención de estas primeras horas de pase covid obligatorio. “Es un rollo para nosotros tener que andar pidiéndolo a todos los clientes, si alguno no lo tiene decirle que no puede quedarse dentro...”, reconocía a este periódico Fermín, dueño del bar Zinema Corner, situado en Gros, y que ha pegado un cartel en la entrada en la que se indica claramente la obligatoriedad de tener el certificado covid en regla para acceder. Pero sabe que tiene que pedirlo. “No me caso con nadie”, dice.

En la hostelería la sensación es que se vuelve a “estigmatizar” a un sector ya harto de la situación creada a raíz del covid. Muchos hosteleros prefieren ni hablar con medios. Aceptan el pase covid porque lo ven como un mal menor y la alternativa de las restricciones y las limitaciones de aforo ya la han vivido.

“Pasaporte covid, por favor”, solicita Naiara, del Beorlegi, nada más entrar a su local, situado también en el barrio donostiarra de Gros. Saca su móvil, comprueba que el certificdo es correcto y procede a atender. La tonica habitual con la mayoría de la clientela a media mañana es de normalidad. Alguno llega incluso con el pase covid plastificado, como es el caso de Juan Carlos. No es el único. En una copistería cercana al bar, había unas cuantas personas esperando fuera, la mayoría con el mismo objetivo. Otro cliente del Beorlegi no tiene el pase en regla, pero sale del establecimiento, se lo descarga en un momento y vuelve a entrar.

“NO QUEREMOS MULTAS”

Por lo general la gente se lo está tomando bastante bien. Siempre hay alguno que no lo acepta y se lo toma un poco mal, pero no estamos teniendo problemas”, comenta Naiara, que tiene claro que no van a hacer excepciones: “No me da la gana de que me pongan una multa. Siempre palmamos los mismos. Es una pesadez andar pidiendo, pero es la única manera”, dice: “Al final nosotros, al ser un bar de barrio, solemos conocer a los clientes. Igual en bares de la Parte Vieja, con una clientela más abierta o más extranjeros, pueden tener más problemas”.

“Ayer uno no quería enseñar el pase en un bar”, comenta Juan Carlos, el cliente del pase covid plastificado: “Dijo que no sabía nada, que no tenía por qué ver las noticias. Cogió su consumición, se la sacó fuera y encima insultó a la camarera, que nos decía luego: ¿Qué hago, llamo a la Ertzaintza?”.

Sin embargo, estos capítulos parecen esporádicos, tal y como explican los hosteleros. “Un par de personas se lo tomaron mal anoche. Querían entrar sin pase covid a cenar y les dije que podían estar fuera, en la terraza con calefacción. Dijeron que no. Pero por regla general bien, sin problemas”, comenta Fermín, del Zinema Corner, que además del certificado covid pide el DNI a cada cliente. Aquí no hay un protocolo común en los bares, ya que esta mañana algunos sí pedían el documento de identidad y otros no.

Se quejan los hosteleros, eso sí, de que ni el Gobierno Vasco ni ninguna institución les ha dado “pautas” de qué aplicación deben bajarse para comprobar si el pase covid es válido. “Yo me he bajado una aplicación por mi cuenta”, dice Fermín, que alerta sobre un problema que van a tener los hosteleros: “Depende del país del que venga el cliente, la aplicación no me lee el pasaporte covid. Ayer hubo a dos extranjeros que no les dejamos pasar porque no sabíamos si el pase covid era válido. Al final tomaron algo en la terraza. Que nos den una solución a esto, porque ayer algún otro compañero ya me dijo que le había pasado lo mismo”.

"ALGÚN DESPISTADO"

En polideportivos se ha empezado a pedir hoy después de que ayer se avisara a los usuarios de la necesidad de llevar el certificado covid para acceder. La ventaja en las instalaciones deportivas es que vale con enseñarlo una vez. “Vinculamos el pase a la tarjeta de socio y con presentarlo hoy ya a partir de ahora pueden entrar solo con la txartela de socios”, explica Mikel, trabajador del polideportivo de Intxaurrondo. El trámite se hace en apenas un minuto, así que tampoco se estaban formando colas en los accesos.

La gente ha venido preparada y ha tenido paciencia. En general está yendo bien la cosa, aunque siempre hay algún despistado”, reconoce Mikel. De hecho, antes de atender a este periódico ha tenido que decir a un usuario que no llevaba el pase que no podía acceder.

El único contratiempo en los polideportivos está siendo que “hay gente quejándose porque no están vacunados y tienen cursillos pagados”. En este caso los trabajadores les facilitan “la hoja de reclamaciones”.

Las primeras horas del certificado covid en Gipuzkoa, por tanto, han pasado sin excesivos contratiempos. La medida no ha sido acogida con entusiasmo, pero se acata por parte de casi todos y todas. No en vano, la población es consciente de que va a ser algo habitual a partir de ahora, ya que estará vigente mientras la incidencia acumulada sea superior a 300 y ahora está en más de 1.500.