- Progresa adecuadamente, pero tiene que seguir mejorando. Así es como se puede resumir el avance del compromiso de Euskadi con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados en la Agenda 2030, según la cuantificación y seguimiento de un número importante de sus indicadores que hace el Instituto vasco de Estadística (Eustat).

En relación al objetivo de poner fin a la pobreza en todas sus formas, con respecto a 2014 se observa una tendencia positiva en los principales indicadores de pobreza con alguna excepción, como es el número de hogares con carencia material severa que, aun representando un número pequeño, su evolución no es claramente positiva, dado que pasa de 5,23% en 2014 a 5,55% en el año 2018.

Entre los que evolucionan adecuadamente, destaca la proporción de personas viviendo en hogares con baja intensidad de trabajo, que pasa de un 11,96% en 2014 a un 9,06% en 2018.

En cuanto al segundo objetivo, el de hambre cero,que incluye la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y la agricultura sostenible, los indicadores disponibles ilustran un avance hacia la meta de disminuir la obesidad en los y las menores.

El Eustat señala que el indicador con una mejor tendencia es la proporción de menores chicas entre 2 y 17 años con obesidad, sobrepeso o peso insuficiente que pasa de representar un 36,40% en el año 2014 a un 20,20% en 2018. Además, aumenta la proporción de la superficie agrícola en la que se practica una agricultura productiva y sostenible, pasando de un 1,77% en 2015 a un 3,45% en 2019.

Respecto al ODS de Salud y Bienestar, los indicadores especificados para medirlos y garantizar una vida sana, se mueven en niveles cercanos al cumplimiento del objetivo, aunque la tendencia especificada sea en algunos casos negativa (por ejemplo para la tasa de mortalidad materna, pasando de 0 en 2015 a 6,48 por cada 100.000). El resto de indicadores obtenidos, como la mortalidad debida a accidentes de tráfico o la proporción de personas fumadoras, o han mejorado o se han mantenido. Destaca la mejoría en la tasa de mortalidad atribuida a las enfermedades cardiovasculares, que de 266,42 por cada 100.000 en 2015 desciende a 256,66 en 2019.

En cuanto al ODS para garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos y todas, la tendencia no ha sido homogénea. Entre las que mejoran, se encuentran la proporción de jóvenes y adultos con habilidades informáticas y el índice de paridad entre mujeres y hombres que han realizado actividades educativas, que ha pasado de un 117,47% en 2011 a un 99,79% en 2016. En cambio, se aleja del objetivo el índice de paridad entre las personas residentes en municipios grandes y pequeños en cuanto a la formación realizada, así como la proporción de personas entre 25 y 64 años que han realizado estudios o formación en las últimas semanas.

En relación al ODS para garantizar un trabajo decente y crecimiento económico, el Eustat concluye que los indicadores recogidos para medir el objetivo de promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, entre otros, presentan una tendencia positiva. Destacan, en este sentido, la evolución favorable de la tasa de desempleo (especialmente la de hombres, que pasa de un 15,89% en 2015 a un 8,98% en 2019) y la tasa de crecimiento anual del PIB real por hora trabajada (0,45% en 2015 frente a 1,83% en 2018).

En cuanto al noveno ODS para construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación, la tendencia de los indicadores incluidos es en general positiva, si bien el valor añadido y el empleo (personas empleadas) del sector manufacturero respecto al PIB y al empleo total presentan un tímido retroceso en relación a 2015 (pasa de representar el 20,60% a hacerlo el 20,55% en 2018). El indicador que mejor tendencia presenta es el del valor añadido del sector manufacturero per cápita, que en 2015 era de 5.935 euros y en 2019 de 6.708 euros.

Respecto al ODS 17 de alianzas para lograr los objetivos, los indicadores presentan una tendencia positiva con respecto a 2015. La proporción de personas entre 16 y 74 años que utilizaban Internet en los primeros tres meses del año ascendió del 80,17% de 2015 al 91,68% de 2020 y el total de ingresos de las Administraciones Públicas autonómicas y locales en proporción al PIB ascendió del 24,27% de 2015 al 25,44% de 2018.

Pobreza. El Eustat observa una tendencia positiva en los principales indicadores con alguna excepción, como el número de hogares con carencia material severa, dado que pasa de 5,23% en 2014 a 5,55% en el año 2018. Entre los que evolucionan adecuadamente, destaca la proporción de personas viviendo en hogares con baja intensidad de trabajo, que pasa de un 11,96% en 2014 a un 9,06% en 2018.

Hambre cero. El indicador con una mejor tendencia es la proporción de menores chicas entre 2 y 17 años con obesidad, sobrepeso o peso insuficiente que pasa de representar un 36,40% en el año 2014 a un 20,20% en 2018. Además, aumenta la proporción de la superficie agrícola en la que se practica una agricultura productiva y sostenible, pasando de un 1,77% en 2015 a un 3,45% en 2019.

Salud y bienestar. Los indicadores especificados para medir el bienestar de todas las personas y garantizar una vida sana, se mueven en niveles cercanos al cumplimiento del objetivo, aunque la tendencia especificada sea en algunos casos negativa (por ejemplo para la tasa de mortalidad materna, pasando de 0 en 2015 a 6,48 por cada 100.000). El resto de indicadores obtenidos, como la mortalidad debida a accidentes de tráfico o la proporción de personas fumadoras, o han mejorado o se han mantenido. Destacar la mejoría en la tasa de mortalidad atribuida a las enfermedades cardiovasculares, que de 266,42 por cada 100.000 en 2015 desciende a 256,66 en 2019.

Educación de calidad. La tendencia no ha sido homogénea en este Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre las que mejoran, se encuentran la proporción de jóvenes y adultos con habilidades informáticas y el índice de paridad entre mujeres y hombres que realizan actividades educativas. En cambio, se aleja del objetivo el índice de paridad entre las personas residentes en municipios grandes y pequeños en cuanto a la formación realizada, así como la proporción de personas entre 25 y 64 años que realizan estudios o formación en las últimas cuatro semanas.