- Segundo curso covid: menos incertidumbre y más ilusión.

—Finalizamos el curso poniendo un sobresaliente a la comunidad educativa, que está conformada por más de un millón de personas. Esto nos ha enseñado que una comunidad tan diversa ha sido capaz de aunar esfuerzos para lograr un objetivo muy difícil pero común. Los docentes solos no lo hubieran podido hacer, los padres y madres solas no lo hubieran podido hacer, los alumnos tampoco, ni la Administración, pero todos juntos conseguimos algo que el año pasado, con la tensión e incertidumbre, parecía imposible. Ha servido para enfocar este curso con experiencia, con recursos y con vacunación, los tres elementos que nos van a ayudar a gestionar este curso con la esperanza de poder centrarnos en la educación, sin olvidar la prudencia porque la pandemia sigue ahí.

Su reto es "hablar menos de salud y más de educación". Dado que desde las criaturas de Primaria al profesorado universitario saben qué hacer frente al covid, hablemos de educación. ¿Por dónde le gustaría empezar?

—Tenemos dos objetivos: reconocer la gran labor que siempre ha hecho el profesorado en la educación integral del alumnado; y dos, trabajar por un Pacto Educativo.

¿Los docentes no tienen la consideración social que se merecen?

—No es que no tengan consideración, queremos que tengan un mayor reconocimiento social.

¿Ustedes van a hacer algo para lograrlo?

—Todos los días. Únicamente el que ha trabajado en docencia es consciente de lo difícil que es educar en valores, en conocimientos, en actitudes y en dar una educación integral.

En junio avanzó que van a potenciar la creación de direcciones potentes para bajar el número directores y directoras que ejercen el cargo, digamos, en contra de su voluntad. ¿Cómo? ¿Cuándo?

—Con formación a lo largo de este curso y el curso 2022-2023 con una prima económica y en horas. Esto es un proceso, sobre todo de formación y concienciación. Lo importante de las direcciones es su capacidad para empoderar al centro en función de sus necesidades. Para desarrollar el proyecto educativo de un centro se necesita liderazgo, personas concienciadas, que quieran liderar y que estén motivadas.

Quiere que este sea el 'curso HH' (Hezkuntza-Hitzarmena), el curso del Pacto Educativo como paso previo a la aprobación de la Ley vasca de Educación. Pero ese Pacto ya lo suscribió su predecesora en 2018 con la comunidad educativa tras años de reuniones y la aceptación de 122 propuestas alrededor de cinco ejes. Un Pacto que, además, pasó el examen del Parlamento Vasco. ¿Ese futuro Pacto invalida el existente?

—Todo lo contrario. Aquel acuerdo, muy importante y base para este, no tenía un elemento que sí va a tener este: el covid. La pandemia nos ha aportado una serie de reflexiones diferentes para la educación del futuro. Los cinco bloques de aquel acuerdo nos tienen que servir como base del próximo que, necesariamente, deberá hablar de la financiación, etc. Hezkuntza-Hitzarmena no es algo que parte de cero, llevamos un año visitando centros y escuchando sus necesidades que, muchas veces, han nacido de la propia pandemia, que nos ha enseñado que trabajando juntos somos mejores. Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, no podemos dejar a nadie atrás. Tenemos que recoger todo eso que nos ha enseñado la pandemia para ir trabajando poco a poco ese Pacto Educativo con los partidos y con los agentes sociales.

Se arranca en otoño, ¿cómo será el proceso?

—Se realizaran jornadas y reflexiones abiertas, y lo haremos a través de Eusko Ikaskuntza. El objetivo de este nuevo proceso es llegar a un acuerdo amplio sobre la definición de lo que tiene que ser la escuela vasca los próximos 30 años.

¿Qué elementos debe incluir?

—La educación es trasversal, no podemos imitar modelos que cada poco tiempo ponen en cuestión el marco legal. Estos días el Partido Popular ha dicho públicamente que si llega al Gobierno de España derogará la ley que se acaba de aprobar en Cortes Generales, la LOMLOE. No podemos vivir la educación con esa incertidumbre. Las familias lo que necesitan en certidumbre, la mejor educación para sus hijos y que los partidos y las instituciones despoliticen la enseñanza. Por eso creemos que es importante invertir tiempo, debate y comunicación con los involucrados, recoger sus aportaciones en un documento y optar por un Acuerdo que, en su caso, nos pueda llevar hacia una ley vasca.

Otra lectura de ese futuro Pacto del que habla podría ser la de devolver la Ley vasca de Educación a la casilla de salida.

—No. El Pacto persigue que todos los agentes que estamos involucrados en la educación realicemos una reflexión sobre la situación actual, compartamos diagnóstico y soluciones a los diferentes problemas que hay encima de la mesa: inclusión, equidad, calidad... Más o menos tenemos un diagnóstico compartido sobre las cuestiones a mejorar, pero hay otras que todavía ni siquiera están en la mesa.

La novedad es la intervención de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza. ¿Qué papel va a jugar?

—Eusko Ikaskuntza es un referente y puede facilitar un espacio de reflexión en el que todos se puedan sentir cómodos, un espacio en el que podamos debatir desde diferentes visiones y dar diferentes diagnósticos y soluciones a los problemas. Eusko Ikaskuntza puede ser clave para tomar la temperatura a los diferentes agentes.

¿Qué miembros de Eusko Ikaskuntza se encargarán de dinamizar ese Pacto?

—Eso es algo que estamos trabajando con ellos y no me gustaría adelantar demasiado. Creo que la tercera semana de octubre Eusko Ikaskun-tza dará a conocer los detalles del proceso, además no me corresponde a mí anunciarlo.

Como consejero de Educación ¿no le corresponde a usted?

—Entiendo que por respeto a Eusko Ikaskun-tza, que está organizando los encuentros, es a ellos a quienes corresponde anunciar, promocionar y justificar el proceso. A mí lo que me corresponde es trabajar de la mano de Eusko Ikaskuntza porque nos va a ayudar en la reflexión que nos pueda llevar al acuerdo que tenemos que obtener entre los diferentes agentes.

¿Lo ha hablado ya con los agentes? ¿qué les parece este nuevo enfoque?

—Aún no lo hemos hablado con ellos, es la primera en saberlo públicamente. Lo que estamos teniendo con los agentes son muchas comunicaciones y entrevistas para conocer su opinión sobre las realidades que hay en estos momentos en los centros escolares. A partir de ahora lo que toca es estructurar el debate y realizar esta reflexión con más método.

El Pacto incluirá probablemente el tratamiento consensuado de las lenguas. La última Evaluación Diagnóstico del ISEI-IVEI ha evidenciado que el nivel de euskera ha tocado suelo en el modelo D. Y es que, la mitad del alumnado de 13 años (2º de la ESO) que estudia en inmersión no alcanza un mínimo nivel de euskera. Urge una solución a esto, ¿no cree?

—El Pacto no va reflejar los problemas que tiene la educación sino de qué manera adecuamos la educación a las necesidades del siglo XXI, porque las necesidades de la sociedad de hoy son totalmente diferentes a las de hace 20 años y diferentes a las que puedan surgir los próximos 30 años. Por ejemplo, ¿cómo puede un joven discernir una información de una fake? Hay que trabajar el aspecto crítico, competencias digitales, trabajo en equipo ...

¿Y el bajo nivel de euskera?

—Le niego la mayor. La apuesta mayoritaria de las familias y de la sociedad es el modelo D. Más del 81% de las matrículas de 3 a 5 años son de modelo D. ¿Qué es lo importante? Que cuando finalizan con 16 años la Obligatoria o con 18 el Bachillerato demuestran ampliamente su capacitación en euskera y castellano. Podemos remitirnos a los resultados de la última selectividad. Me comenta los datos del ISEI-IVEI sobre un curso determinado y una muestra concreta, pero la foto de cuando acaban la Obligatoria y entran en la universidad es muy diferente, aun sin negar que es algo que tenemos que cuidar, ya que el perfil lingüístico del alumnado que hoy estudia en modelo D no tiene nada que ver con el que lo hacía hace 30 años: probablemente estudiantes euskaldunes de entornos euskaldunes. Otro aspecto importante es el uso, y el sistema escolar no puede solo, porque los alumnos pasan entre un 8% y un 12% de su tiempo en clase, después están fuera y reciben cantidad de imputs.

Teniendo en cuenta la evidente influencia de la lengua materna y del entorno sociolingüístico en la creación de estudiantes bilingües; y teniendo en cuenta la mayor diversidad de la población vasca, ¿van a dejar las cosas tal y como están en la futura ley vasca?

—La ley no tiene por qué modificar este aspecto, otra cuestión son las metodologías o las estrategias que tengamos que adoptar para tener cada vez más éxito, no solo en euskera, sino también en inglés, castellano y en cualquier otra asignatura. Estamos trabajando con las tres universidades para, a través de varios proyectos piloto, mejorar la adquisición del conocimiento y destreza en las tres lenguas. Hemos puesto en marcha varios piloto para aplicar una nueva metodología, la pictoescritura, para mejorar. Siempre vamos a intentar mejorar nuestras estrategias de enseñanza y aprendizaje. Pero esto no tiene nada que ver con la ley, lo que la ley dirá es hágase y lógrese este objetivo. Como Departamento, lo que nos corresponde es poner más recursos, formar mejor a los docentes...

Este curso ha comenzado con 5.000 estudiantes menos.

—Antes de que me pregunte sobre las consecuencias de la crisis de natalidad, me gustaría abrir un paréntesis para subrayar la extraordinaria labor que realizan las y los profesionales del Consorcio Haurreskolak, un gran recurso para la escolarización temprana y que, además, queremos que sea un referente.

Sí, le iba a preguntar por la crisis de natalidad. Desde 2008 las matrículas en Infantil han caído un 13% y, según sus propias previsiones, caerán otros 12 puntos a 2028. ¿Qué pasará con el profesorado con el cierre de aulas?

— Es verdad que la tasa de natalidad está bajando y habrá que readecuar los perfiles de los profesores a las nuevas necesidades, por ejemplo, la del crecimiento de matrícula en la FP. Vamos a tener que readecuar los perfiles y las funciones para responder a una serie de necesidades que tiene el propio sistema y que hoy en día no se están atendiendo, desde personal administrativo en los centros públicos a personal especialista en formación digital... Nosotros contamos con todos los profesores y entendemos que la bajada de la natalidad es una oportunidad para mejorar el sistema educativo vasco.

Seguramente para la pública, pero ¿la red concertada tiene capacidad, sobre todo financiera, para reabsorber a todo ese profesorado cuando se cierren aulas?

—El problema de matriculación en la concertada lo tiene la pública. El sistema educativo vasco tiene dos patas igualmente importantes: la red pública y la red concertada. La nueva situación nos atañe a todos. Es algo que tenemos que analizar junto con los centros concertados para ver, también, cómo lo atendemos y entre todos le damos salida. Entre otras cosas habrá que hacer una planificación que repercutirá en unos y en otros: no duplicar oferta, ser más eficaces en las ofertas, ser compatibles y complementarios, entendiendo que la baja la natalidad es un problema, pero también una oportunidad.

¿Acompañarán económicamente a la concertada en ese proceso?

—No estamos en disposición de apoyar económicamente a los centros concertados, sino de apoyarles para que entre todos demos una mejor educación. Un aspecto será el económico, ya lo estamos haciendo ayudando a que hagan jubilaciones, contratos de relevo... Pero más allá de un apoyo económico, lo que tenemos aquí es una nueva situación que nos exige a todos readecuarnos. Y eso también es parte del HH (Hezkuntza-Hitzarmena o el Acuerdo Educativo), una actitud de entendimiento entre los diferentes agentes y que somos muy importantes para este sistema. Hay que ser conscientes de que si una pata del sistema se quiebra sufre todo el sistema y eso no puede ser.

"El covid nos ha enseñado que una comunidad educativa tan diversa ha sido capaz de aunar esfuerzos para obtener un objetivo muy difícil"

"Reforzaremos las direcciones de los centros con formación a lo largo de este curso y el curso 2022-2023 con una prima económica y en horas"

"El futuro Pacto Educativo no invalida el de 2018, es la base, solo que aquel no incluye las enseñanzas que nos ha dejado la pandemia"

"El Pacto no va reflejar los problemas que tiene la educación vasca sino de qué manera adecuamos la educación a las necesidades del siglo XXI"

"No creo que la ley vasca vaya a variar el marco lingüístico, otra cosa es que se deban mejorar las metodologías y las estrategias de enseñanza"

"La baja natalidad en Euskadi es un problema pero también una oportunidad, nosotros contamos con todos los profesores"