- En Gipuzkoa este verano se escucha poco francés. O, al menos, mucho menos que el que se suele oír por estas fechas en los comercios cercanos a Iparralde o incluso en las terrazas de los establecimientos de Donostia. A diferencia del año pasado, la razón no se haya en el miedo al covid, sino en los controles policiales en Hendaia y en “la mala información que reciben” del Gobierno galo, que les hace preferir consumir allí antes que en Euskadi “por miedo a las multas”.

Así es como lo ve el presidente de la asociación de comerciantes de Behobia, Rubén Fraile, que afirma que este verano “está siendo todavía peor que el del año pasado”. En el mes de julio, las ventas en la muga cayeron un 40% con respecto a 2019, un dato que este mes será prácticamente similar. “Más que miedo al covid, tienen miedo a pasar la muga por la mala información que reciben. El Gobierno francés no dice la verdad o la dice enrevesado y liando todo, haciendo que los clientes franceses no vengan pensando que no pueden hacerlo”, se explaya Fraile, teorizando sobre que todo forma parte de una estrategia del Gobierno galo para hacer que los franceses consuman este verano en su país: “Quieren que se queden allí y, si es posible, que hasta nosotros vayamos allí”.

Esa misma percepción se respira en la Vinacoteca Mendibil de Irun, lugar de peregrinaje para el consumidor francés cada época estival. Estos meses, en cambio, el establecimiento no forma parte del mapa turístico. “No paramos de recibir consultas telefónicas preguntándonos si pueden venir o no. Incluso los clientes habituales han dejado de comprar por miedo a ser multados”, explican Aitor Anuncibay y Miguel Salas, que en sus 25 años tras el mostrador de la tienda irundarra nunca había visto tan poca presencia procedente del país vecino.

La comunicación tan accesible vía carretera desde Iparralde o incluso por tren gracias a la conexión de Euskotren desde Hendaia a Donostia, la excelente gastronomía guipuzcoana y los precios, en general, más asequibles han llevado a que pasar el día en Gipuzkoa sea un plan estrella para los numerosos turistas franceses que deciden pasar sus vacaciones en Iparralde. Una excursión para la que este año, aunque no hace falta ni pasaporte covid ni tener la pauta completa de vacunación para poder hacerla, cuenta con nuevas barreras por el camino.

“El control para evitar que los inmigrantes supuestamente lleguen a Francia hace que todo vaya más lento. Además, tienen miedo de que les vayan a parar y decir algo”, apunta el presidente de los comerciantes de Behobia, al tiempo que revela haber visto cómo más de un vehículo era obligado a regresar a Francia ante la información errónea de los gendarmes que aseguraban que el acceso estaba prohibido.

Estos controles también se hacen notar en Donostia. Tras el turista estatal, “el salvador de la temporada” este verano, los franceses son los que más presencia siguen teniendo en la capital guipuzcoana. No obstante, “nada que ver con lo que habría en un verano sin restricciones”. “Hay franceses porque es normal que los haya en Donostia, pero para ser verano en Donostia, no es normal que haya tan pocos”, asegura David Vega, propietario del restaurante Baluarte y miembro de la Asociación Hostelería Gipuzkoa. “No estamos trabajando de manera normal en nada, ni en personas, ni en aforos ni en clientes, por lo que es más complicado que nunca entrar a valorar la situación”, añade, enfadado con las restricciones del LABI que han evitado cierta recuperación del sector:

“La gente ve las colas para entrar y se piensa que estamos a tope, cuando es consecuencia del aforo al 35% que nos hace muy complicado poder trabajar”, añade.

miedo a las multas y no al covid

La obligatoriedad del pasaporte covid para acceder a prácticamente todos los interiores de Francia, desde establecimientos a centros comerciales, podría generar un éxodo de clientes al otro lado del Bidasoa. Algo que desde Garbera dudan. “No sé hasta qué punto es real la obligatoriedad del pasaporte en Francia, pero no esperamos un mayor incremento en los próximos días. A finales de agosto suele venir un cliente francés con un poder adquisitivo mayor, que este año no sabemos si estará o no”, explica la gerente del centro comercial donostiarra, Nuria Vegas.

La combinación rebajas, comida y gasolina es un plato muy apetecible para las familias que veranean en Iparralde al encontrarse con precios mucho más baratos. “Les encanta venir porque disfrutan de nuestra gastronomía, encuentran productos que allí no tienen o son mucho más caros y pueden hacer todo el día en familia sin pensar a dónde ir”, cuenta Vegas, señalando que, aunque los datos de visitantes no los tendrán hasta el próximo mes, la percepción de los trabajadores de las tiendas del centro comercial es que en julio las llegadas de franceses fueron menos de las habituales. En agosto, en cambio, el número de visitantes parece haber remontado.

“Nosotros al verano ya lo damos por vencido. Tenemos muchas dudas de que el cliente que suele venir por estas fechas, el de un poder adquisitivo mayor, vaya a venir”, dudan, al igual que lo hacen desde Garbera, desde la Vinoteca Mendibil.

Hasta que no se abra la frontera y no haya restricciones, todo va a ser igual. Agosto y septiembre van a tener los mismos datos y, después, todo son dudas. Todos pensábamos que este verano iba a ser más normal y no lo ha sido”, añade Fraile.

El miedo al coronavirus combatido con las vacunas parece haber dado paso a un temor a multas y controles policiales que ahuyentan al cliente francés y al de Iparralde. Una desconfianza a priori más fácil de contener que, no obstante, está marcando el devenir veraniego de comerciantes y hosteleros cercanos a la muga un verano más.