- La llegada del verano, los viajes de estudios al término del curso, los botellones y el macrobrote detectado el pasado mes en Mallorca -que ha provocado positivos en trece comunidades autónomas- han desatado el debate sobre la conveniencia de vacunar a los jóvenes, que ahora mismo monopolizan las nuevas infecciones y amenazan con colapsar los servicios de atención primaria.

Este problema llevó a Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, a pedir a su consejero de Sanidad que en la reunión del Consejo Interterritorial solicite autorización para vacunar a los jóvenes con edades comprendidas entre 16 y 30 años. Y es que la incidencia acumulada en catorce días por cada 100.000 habitantes de esa edad es en la comunidad cántabra de 1.400. De la misma opinión es el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, quien insistió en que “hay que vacunarles cuanto antes”.

En el lado contrario de la balanza se sitúa Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia, quien ve “muy difícil decirle a una persona de 35 años que tiene menos prioridad que una de 25”. “Tengo muchas dudas de que debamos empezar por los más jóvenes”, añadió Feijóo, quien reveló que Pfizer va a enviar este mes menos vacunas que en junio, por lo que el proceso de vacunación se ralentizará.

Mientras tanto, Baleares anunció que sus jóvenes que estudian fuera serán vacunados en agosto, Canarias reconoció en boca de su presidente, Ángel Víctor Torres, que ha empezado a vacunar a mayores de 16 años y en Asturias, más de 6.000 jóvenes están inscritos para someterse a un cribado masivo.