e alcanzará en agosto la inmunidad de grupo? ¿Qué implicaciones tendrá? ¿Se podrá decir adiós a las mascarillas? Es factible si el ritmo de vacunación sigue aumentando en plenas vacaciones, pero llegar a ese 70% mágico de cobertura no será "hacer sonar el silbato" y regresar de golpe a la vida prepandémica.

El pasado lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puso fecha a la inmunidad colectiva: para el 17 de agosto, 33 millones de ciudadanos estarán protegidos frente al covid-19, pero expertos en epidemiología, salud pública, vacunología e inmunología prefieren no marcarse plazos, cuantificar porcentajes o asociar cifras a demasiadas expectativas. Lo más importante ahora es seguir vacunando y no dejar una sola dosis sin poner; así lo dicen los presidentes de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos; de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas; el vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Óscar Zurriaga; y el Facultativo de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital Reina Sofía de Córdoba, José Luis Barranco.

La inmunidad de grupo es la protección indirecta que se alcanza frente a una enfermedad infecciosa debido a que hay un alto porcentaje de la población que, o bien está vacunado, o bien ya la ha pasado, de forma que estas personas actúan de cortafuegos contra el virus frenando su expansión.

La inmunidad se mide con el número reproductivo básico R0, que calcula a cuántas personas puede transmitir un individuo infectado. En el caso de SARS-CoV-2 se estableció entre 2 y 3, con lo que el número de personas que deben estar protegidas para cortar la transmisión debe rondar el 70%, explica López Hoyos. Pero hay que tener en cuenta multitud de factores. Uno de ellos, las variantes que van apareciendo que, por su mayor transmisibilidad, pueden modificar el índice R. Además de que la cifra pueda ser susceptible de cambios, no basta con alcanzarla, sino que debe haber un reparto heterogéneo. "No podríamos estar hablando de inmunidad de grupo incluso si tuviéramos un 90% si el otro 10% estuviera reunido en un mismo lugar: eso implicaría que no se ha alcanzado", añade Zurriaga.

En sus cálculos, el Gobierno cuenta solo con las personas que han completado la pauta (dos dosis en los casos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca y una en el de Janssen). No obstante, a la inmunidad de grupo no solo se llega por la vacunación, también por la inmunidad natural adquirida con el contagio.

Zurriaga opina que los que han estado en contacto con el virus también tienen esa función de cortafuegos: "Hasta donde sabemos hay una cierta inmunidad que les impide tener las formas más graves de la enfermedad, lo cual es importante porque con las vacunas pasa lo mismo, tampoco protegen al 100% y estamos viendo que algunos casos desarrollan casos leves y asintomáticos".

Para Zurriaga, la previsión de Sánchez se puede incluso adelantar antes de agosto: "Todo es posible, pero depende de las vacunas que se tengan y la velocidad a la que se pongan". Al ritmo de ahora, "evidentemente no, pero el de ahora no es el real ni el que va a haber el mes que viene", opina Barranco, que cree que el principal riesgo puede ser el sistema de citación.

García Rojas cree que cuando la inmunidad de grupo llegue, no habrá un "cambio brutal de las formas" que han predominado durante la pandemia. "Va a ser un proceso en el que va a haber cosas que se queden para siempre, como el lavado de manos", apostilla. Otras como la mascarilla "posiblemente, y en una primera fase, se eliminarán para las personas vacunadas en los espacios abiertos y ventilados, pero se tendrá que mantener en los cerrados".

El presidente de la AEV insiste en su mensaje de "calma, prudencia y paciencia y hacer caso a lo que recomienden las autoridades sanitarias" porque lo que ocurrió el verano pasado durante la desescalada "fue completamente lamentable".

Zurriaga, por su parte, estima que a partir del 50% de cobertura vacunal puede empezar a hablarse de una relajación, pero el "problema es crear un precedente que sirva para que todo el mundo se agarre a ello, esté o no vacunado. Evidentemente el que no lo esté no debería estar sin restricciones pero es que además los vacunados también podrían estar transmitiendo virus".

Por lo que él abogaría por ser "un poco más restrictivo" y está convencido de que la mascarilla va a ser un elemento de negociación, aunque piensa que "debería ser la medida que debería quedarse más tiempo", siempre dependiendo del cómo.

El experto en epidemiología considera que no deberían plantearse relajaciones hasta llegar al nivel de alerta de la nueva normalidad, que implica una incidencia de 25 casos por cada 100.000 habitantes. "Como venimos de una situación muy mala, decir ahora que estamos a nivel nacional en una incidencia de 130 es verlo bien; pues no, no estamos bien en absoluto, todavía no", advierte.

Para López Rojas, alcanzar la inmunidad colectiva no significa el final de la pandemia. A partir de ahí, habrá que estudiar "cuánto va a durar la inmunidad en cada tipo de población por edad y grupo de patología y plantearse todas las medidas a tomar". Sin embargo, el objetivo ahora cree que debe ser el de vacunar más y lo más rápido posible. Explica que no hay que obsesionarse con poner plazos. "Vamos a ir avanzando sin ponernos un límite concreto porque lo importante es que se están poniendo muchas dosis", insiste.

Para la población vulnerable. Las embarazadas y los menores de entre 12 y 15 años en situación de vulnerabilidad y alto riesgo pueden vacunarse ya en España, según la séptima actualización de la estrategia de vacunas aprobada el pasado martes por la Comisión de Salud Pública.

En el castillo de Drácula. Los administradores del castillo del conde Drácula en Rumania ofrecen a sus visitantes vacunarse gratis en el edificio medieval en un intento de atraer a visitantes y contribuir a inmunizar a la población.

7.180

La Guardia Urbana desalojó a 7.180 personas en zonas como el Born y en algunas playas de Barcelona por exceder el número de personas permitidas durante el primer fin de semana completo sin toque de queda. La Policía también les pidió que continuaran con la mascarilla puesta.