l hastío de parte de la sociedad a tanto corsé normativo y el tiempo primaveral conforman un binomio letal para los agentes de seguridad. Resulta "prácticamente imposible" contener las riadas de personas de un fin de semana soleado con decenas de grupos diseminados en diferentes puntos de la geografía en torno a botellones. "Tenemos que atender estas incidencias más el trabajo habitual, y somos un número limitado de agentes, tanto en la Guardia Municipal como en la Ertzaintza". Martín Ibabe, concejal delegado de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de Donostia, admite que si la población no está por la labor, no es posible realizar una labor de control. "Por poner un ejemplo de la rocambolesca situación, el pasado fin de semana se desplegó una actuación policial en la cala de Mendiola. No ya en Ulía, sino en Mendiola, con todo lo que conlleva desplazar recursos hasta ese punto tan alejado y concreto".

Las sanciones por hechos de esta naturaleza no cesan. En la CAV se han registrado un total de 8.014 denuncias por consumir alcohol en la vía pública, desoyendo la normativa sanitaria para frenar la escalada de contagios. Según el listado de actuaciones policiales, un total de 2.431 expedientes corresponden a Gipuzkoa.

Uno de los municipios que ha vivido momentos difíciles a este respecto es Azkoitia. De hecho, su alcalde, Javier Zubizarreta, declina la invitación de este periódico a hablar sobre este asunto porque, según indica, la situación en la localidad "se ha reconducido".

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A mediados de mes y coincidiendo con la entrada del municipio en zona roja, el Ayuntamiento grabó un vídeo en el que aparece el máximo regidor dirigiéndose a la ciudadanía: "Los últimos días hemos visto unas imágenes en las redes sociales que, verdaderamente, me han revuelto el estómago. No entiendo cómo puede haber este tipo de comportamientos en la época que estamos viviendo".

Zubirreta, quien llegó a reconocer su rabia e impotencia por estos hechos, abogaba por una mayor amplitud de miras. "Para resolver esta situación es preciso que salga de cada uno. Hace falta una actitud consigo mismo, con la familia y los amigos. Con todas aquellas personas con las que se va a relacionar. Tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de la salud, que es lo mejor que tenemos", advertía.

Un problema, el del botellón, que en Donostia está localizado en diferentes puntos calientes: Sagüés, anfiteatro de Miramon, Ulía, Urgull, Igeldo y, en menor medida, el parque de Ametzagaina. "Es una situación global que se extiende por toda la ciudad periférica", reconoce Ibabe. Tanto la Ertzaintza como la Guardia Municipal saben que a partir de ahora el buen tiempo no va a contribuir a mejorar la situación.

Macrobotellón

Prevención

En Irun la Ertzaintza llegó a disolver en enero un botellón de un centenar de personas en un aparcamiento tras una quedada por redes sociales. Un total de 46 personas fueron identificadas y denunciadas.

La delegada de Policía Local, Cristina Laborda, explica que los botellones suelen producirse más en el extrarradio que en el núcleo urbano: "No es el mayor motivo de sanción, pero sí que es verdad que durante los fines de semana es preciso realizar labores de control preventivas en parques y lugares habituales de encuentro". La Guardia Municipal trabaja en coordinación con la Ertzaintza.

Las infracciones contra la Ley de Seguridad Ciudadana registradas por ambos cuerpos policiales se han triplicado en la ciudad fronteriza, de las 447 sanciones de 2019 a las 1.564 del año pasado. "El botellón puede ser, quizá, lo más visible, pero hay muchas más propuestas de sanción por no respetar la movilidad nocturna y estar en la calle más allá de las diez de la noche", expone a modo de ejemplo.

En la medida de lo posible, se realizan rondas para evitar que se produzca acumulación de personas, como hicieron la semana pasada con motivo de la celebración del día de San Marcos. Es una fecha señalada, lo que obligó a desplegar un dispositivo especial. "Se pudo solventar el día sin mayores problemas", señala Laborda. Y añade. "No creo que haya que estigmatizar a los jóvenes. Quizá los botellones son lo más visible en la vía pública pero también tenemos muchas actuaciones en domicilios con adultos que incumplen las medidas, reuniéndose más de cuatro personas".

Ibabe observa que si bien el buen tiempo multiplica exponencialmente las actuaciones, los recursos siguen siendo los mismos. "Los agentes son los que son, y hay que respetar los calendarios laborales porque esta situación se ha prolongado más de lo previsto y durante los primeros meses de la pandemia no se pudieron tomar días de vacaciones que les corresponden. Los agentes han ido acumulando horas, tienen derecho al descanso, y a todo no se llega".