- El comercial de una empresa con sede en Murcia, acusado de estafar más de 40.000 euros a una compañía guipuzcoana con falsos encargos de cientos de kilos de calamares y gambas que luego vendió por su cuenta fue condenado ayer a dos años de cárcel.

Según fuentes del caso, durante el juicio por estos hechos, celebrado ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, el comercial reconoció los hechos por lo que la Fiscalía, que inicialmente demandaba cuatro años de prisión accedió aplicarle las atenuantes de dilaciones indebidas y de reparación del daño causado, dado que ya abonó parte del dinero con el que debe indemnizar a la compañía estafada y se ha comprometido al abono de la cantidad que queda pendiente.

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De esta manera, tanto el Ministerio Público como la acusación particular, que pedía cinco años de reclusión, accedieron a rebajar sus peticiones de cárcel hasta los dos años, con los que el inculpado se mostró conforme y cuyo cumplimiento ha quedado suspendido con la condición de que no vuelva a delinquir durante ese tiempo.

Asimismo, el procesado deberá abonar una multa de 540 euros, e indemnizar a la empresa afectada con 41.229 euros, de los que ya ha consignado 5.000. Según recoge el escrito del Ministerio Público, la estafa tuvo lugar en cuatro operaciones realizadas por el inculpado a lo largo de 2017.

Un año antes, en su labor de comercial, el procesado había contactado con el administrador único de la empresa estafada, con quien entabló una amistad "que fue a más con el paso del tiempo", hasta el punto de que "era relativamente frecuente" que utilizase "con total libertad" las instalaciones de la empresa, así como las de una segunda sociedad dedicada a alquilar espacios para la conservación en frío, también gestionada por la víctima.

De esta manera, "aprovechándose de una ficticia reputación de buen comercial, solvente y cumplidor", el 1 de junio de 2017 el inculpado, "abusando" de sus relaciones personales con el perjudicado, le pidió 26 kilos de calamares para ofrecérselos como "muestra" a un comprador, quien finalmente le encargó 1.373 kilos del mismo producto por un importe total de 15.192 euros. La mercancía "nunca llegó a los almacenes" del comprador, porque el acusado "lo comercializó por su cuenta, lucrándose con su venta".

Un mes más tarde, el 11 de julio, el procesado repitió el mismo comportamiento, con un encargo de 1.302 kilos de calamares que tampoco llegó a su destino y que vendió por su cuenta, operación que repitió el 28 de julio. El comercial fue despedido por la empresa murciana para la que trabajaba en el año 2018.