- “¡Pero qué elegante te has puesto para que te pongamos la vacuna! Claro, como vas a salir en la tele”. Con estas simpáticas palabras recibía el personal del Hospital Donostia a Maitena Uriarte, una de las 30 centenarias que ayer estaba citada para vacunarse contra el covid-19 en la capital guipuzcoana.

Faltaban apenas diez minutos para las cuatro de la tarde y las seis familias citadas en el complejo hospitalario desfilaban en sus coches en perfecto orden por el puesto de vacunación habilitado. El protocolo, sencillo: identificar al paciente, preguntar si han tomado algún tipo de anticoagulante y vacunar. Después, esperar en torno a 15-20 minutos a que no se haya producido reacción de ningún tipo. Con estos sencillos pasos se pone fin a casi un año de incertidumbre y miedo que ha generado un virus desconocido hasta hace pocos meses.

La jornada arrancó a las 10.00 horas en el Punto de Atención Continuada (PAC) de la calle Bengoetxea de Donostia, donde 24 personas fueron citadas cada seis minutos para inocularse. Por la tarde, la dispensación se retomó en el hospital Donostia, donde la vacunación se llevó a cabo, a modo de prueba, sin salir de los vehículos. Una prueba piloto que el Departamento de Salud tiene previsto extender si resulta satisfactoria. Además, varias decenas de centenarios más se vacunaron en los centros habilitados para ello en Zumarraga, Azkoitia, Tolosa, Arrasate, Irun, Eibar y Mendaro.

Purificación Llorente fue una de las seis personas que estrenó el vacunauto del Hospital Donostia. Lo hizo acompañada de su hija y su nieto que, junto al resto de la familia, han sido su gran apoyo en este último año. A sus 100 años (cumplirá 101 en abril), restó importancia al hecho de haberse vacunado. “Me daba un poco lo mismo ponerme la vacuna. Pensaba si no me ha cogido el virus en tanto tiempo ya no me cogerá. Tampoco ha vivido asustada por la pandemia y reconoce que dentro de todas las limitaciones, cuando se ha podido ha salido a comer e incluso en verano, ante la imposibilidad de viajar al extranjero, se escapó unos días al balneario de Arnedillo. “He estado un poco aburrida, pero miedo ninguno”, aseguró, al tiempo que reconoció que goza de buena salud: “Tengo lo mío, que me gustaría quitar y regalar, pero no me lo coge nadie. Me dice la médico que tengo mucha vitalidad, que estoy muy bien”.

A sus 102 años, Maitena Uriarte agradecía a todos los presentes su atención: “Me acaban de poner la vacuna y tenía muchas ganas. Miedo ninguno. Miedo al virus. Yo estaba deseando”. Y es que ha sido un año duro que por fin se acerca al final, aunque es consciente de que la tranquilidad completa no llegará “hasta la segunda vacuna”.

Es consciente de que es una afortunada al estar ya inoculada, aunque espera que la vacunación tome velocidad y se generalice: “Ahora los que me cuidan me gustaría que la tuviesen pronto para poder hacer vida normal cuanto antes”, afirmó antes de enfilar el camino de vuelta a casa con una sonrisa que, aunque oculta por la mascarilla, se podía observar en su mirada.

Delfina Gordón fue otra de las mujeres que ayer recibió la primera dosis de la vacuna, algo que agradece aunque tampoco le hubiese importado si se hubiesen priorizado otros colectivos: “Está bien, pero si no me vacunaban también estaba bien”.

Su experiencia con la primera dosis fue muy positiva. “Del pinchazo no me he enterado de nada. Ya estoy acostumbrada por la gripe, así que ya sabía lo que era, un pinchazo y listo”.

Aunque reconoció que en el último año ha tratado de “pasarlo bien en casa”, su nieta Laura Blanco, encargada ayer de acercarle hasta el punto de vacunación, aseguraba que su abuela tenía “muchas ganas” de inocularse. “Está muy contenta y a ver qué tal la segunda dosis, que dicen que da más reacción. Pero estamos con muchas ganas de que acabe esto y empecemos a ver la luz y empezar a hacer vida normal”, dijo.

Como familia numerosa que son, la pandemia les ha impedido juntarse a comer cada domingo como acostumbraban a hacerlo, algo que echan mucho de menos: “Llevamos muchísimo tiempo sin hacerlo. Venimos y vamos a ratos, pero siempre con mascarilla”.

Ahora, la familia respira con mayor tranquilidad: “Ella no sale mucho de casa entonces en su mentalidad la casa está limpia y el peligro está en salir a la calle, pero le intentamos explicar que los que entramos, aunque seamos de la familia, podemos traerlo”.

Joaquina Uitzi fue, con 106 años, la más veterana en recibir la vacuna y lo hizo de forma jovial: “Yo estoy muy bien, pero, ¿vosotros cómo estáis?”, preguntó amable a los periodistas, a los que reconoció encontrarse “un poco sorprendida” ante el revuelo mediático. “Estoy de no creer de contenta. No me han hecho nada de daño. Ahora seguro que estamos más tranquilos”, aseveró esta mujer que lamentó que ha sido un año “un poco aburrido”, en el que no ha podido salir mucho de casa.

Su hijo Joseba Etxeberria lo corroboró. “No hemos pasado miedo, hemos estado bastante tranquilos, pero sí que se nos ha hecho largo, porque ella antes de comer solía salir con su cuadrilla a tomar un café al lado de casa y ahora con el miedo ha preferido quedarse en casa y claro, ha estado más aburrida”. Por ello, ayer, tras recibir el primer pinchazo, estaban todos “muy contentos”, a la espera de una segunda dosis para la que pronto tendrán cita.

La felicidad era también contagiosa en el PAC de Bengoetxea. “Contento, contento”, se declaró Patxi Machain, uno de los pacientes citados por la mañana en este centro donostiarra, que agregó: “Ya estoy tranquilo, ya ha llegado la hora”.

La también centenaria María Larrinaga confirmó sentirse “un poquito mejor” tras recibir el antídoto contra el coronavirus, aunque se mostró escéptica de que su vida vaya a cambiar en los próximos meses: “Me gusta mucho estar en casa, tengo una casa grande y muy bonita y soy feliz”.

Beatriz Arrillaga, supervisora de este centro de salud, confirmó el éxito de la jornada: “Están esperando este momento con muchas ganas, todo el mundo viene muy contento”.

“Pensaba que si no me ha cogido el virus en tanto tiempo ya no me cogerá”

100 años

“Estaba deseando y ahora espero que los que me cuidan puedan ponérsela cuanto antes”

102 años

“No me he enterado. Estoy acostumbrada por la gripe y ha sido un pinchazo y listo”

103 años

“Tenemos muchas ganas de poder volver a juntarnos toda la familia a comer los domingos”

Nieta de Delfina

“Estoy de no creer de contenta. Ahora seguro que estamos todos más tranquilos”

106 años

“Ha sido largo porque a ella le gustaba salir con sus amigas y ha preferido quedarse en casa”

Hijo de Joaquina

“Estoy contento contento. Ya estoy tranquilo, ya ha llegado la hora”

Abuelo centenario

“Están esperando el momento con muchas ganas. Vienen todos muy contentos”

Supervisora del PAC de Bengoetxea