- La hostelería vuelve a abrir su puertas mañana pero con muchas restricciones y pendiendo sobre su cabeza la amenaza de nuevos cierres si los datos son malos. El sector está muy tocado, cuando no hundido. Abrir las puertas con el 50% del aforo en el interior y una limitación que les hace gran daño, solo hasta las 20.00 horas, no les supone, así lo dicen, más que un pequeño parche para una herida que sigue sangrando.

Mañana no abrirán todos y, lo que es peor, un buen número de estos establecimientos no lo harán porque han tirado la toalla al no tener colchón que pare su caída.

Kino Martínez, secretario general de la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa, reclama, como lo viene haciendo desde que este largo calvario ya perfiló su prolongación en el tiempo, que el Gobierno Vasco apruebe un paquete de ayudas económicas de importancia, que ronde los 200 millones de euros, de cara a los presupuestos de 2021.

Lo demás, bienvenido sea pero para este sector exhausto resulta insuficiente. Además del aspecto económico, el más importante, se halla el anímico. Los hosteleros están más que hartos de ser los paganos ante esta situación.

"Nuestra valoración ante las decisiones no puede ser positiva. Se lleva a los establecimientos a trabajar para un solo servicio, el de comidas. No hay cenas y las cervezas de después de trabajar también desaparecen cerrando a las 20.00 horas", critica Martínez. "Vamos a funcionar como mucho al 50% de tiempo y a un 50% de ocupación. Son condiciones muy difíciles", abunda el representante de los hosteleros.

Respecto a la reapertura de mañana, cree que "si estás a cero, un paso es movimiento, lo que no se sabe es a dónde te lleva ese movimiento y a muchos les llevará, con total seguridad, a una situación de falta de rentabilidad".

Van a ser muchas, demasiadas, las persianas que no volverán a levantarse, y los hosteleros no entienden que las mismas instituciones que han enarbolado la bandera de la excelencia y la importancia del sector para la economía y la imagen de Euskadi, no articulen, cuando la situación es extrema, los mecanismos necesarios para que la hostelería consiga salir adelante.

"Nosotros queríamos que se llegase hasta las 22.00 horas, coincidiendo con la hora de confinamiento", apunta Martínez, que insiste en que "el problema más gordo" no radica en una regulación que tendrá una duración inicial de poco más de semanas, sino en que "se ha perdido la oportunidad de que Urkullu anunciara las ayudas a la hostelería, a la que se ha pedido un gran sacrificio. Y es la enésima vez que se le olvida".

Por ello, los hosteleros piden al lehendakari que incluya en los presupuestos de 2021 una partida "que garantice el rescate del sector hostelero si queremos que dentro de cinco años se hable de la hostelería vasca como se habla ahora. Si queremos otro tipo de hostelería, que pasará por el cierre de la actual y la apertura de otro tipo de establecimientos, que no hagan nada".

"Somos el sector económico que peor lo está pasando entre los grandes sectores y pedimos que anuncie la reserva de una partida de en torno a 200 millones de euros que asegure su viabilidad y le permita afrontar el 2021 en mejores condiciones", añade.

Los últimos meses, insiste Martínez, se han tomado distintas decisiones para frenar la subida de contagios. Primero, restricciones de movimientos, limitaciones del número de personas que pueden reunirse y toque de queda a las 23.00 horas. Dos semanas después, recuerda, la "caída de contagios ya se dio y se le olvidó decir que no es solo por el cierre determinado el 9 de noviembre", que ha redundado en un mayor descenso.

Medidas paliativas como la posibilidad de colocar terrazas en la calzada no están mal vistas por los hosteleros aunque, quiere precisar Martínez, "en la situación en la que estamos es una anécdota". "Poner dos o tres mesas para algunos será un pequeño respiro que es bienvenido pero, con la climatología que tenemos, de poco va a valer. Hay que tomar otras decisiones pero, sobre todo, activar un plan de rescate integral con ayudas económicas y otros elementos que afectan a ayuntamientos y diputaciones", abunda.

Lo que es ya evidente es que los cierres han llegado. Un importante número de bares no ha podido aguantar y se calcula que en Gipuzkoa "en torno al 10% de los establecimientos que existían el 14 de marzo no volverán a abrir o no, al menos, con los mismos dueños", lamenta.

Manu Marañón, del popular bar Txepetxa de la Parte Vieja de Donostia, es uno de esos profesionales con solera. Tres generaciones deleitando a donostiarras y visitantes con sus anchoas. Se le nota harto y enfadado aunque, añade, quiere mantener la esperanza de que en abril lo peor de la pesadilla habrá pasado y se podrá disfrutar de los bares con otra tranquilidad.

La decisión del LABI la califica de "regalo envenenado" y "pan para hoy y hambre para mañana" ante la incertidumbre reinante que hace que no se pueda vaticinar si "en unos días no nos vamos a levantar con que vuelven a subir los casos, están las navidades por medio, y todos cerrados".

"Nos dicen que no nos cierran ellos sino los datos y no es verdad, nos cierran ellos", denuncia Marañón, que incide en lo dramático de una situación con "nueve meses de pérdidas".

"Viene un vacío a partir del 6 de enero que se puede prolongar hasta abril. Los hosteleros sentimos pavor ante ese camino por el desierto sin agua. ¿Quién llegará hasta abril?", reflexiona este hostelero donostiarra que tiene un bar de pequeñas dimensiones que, como mucho, puede poner dos mesitas en el exterior. "Tengo a ocho personas trabajando y tendré ocho clientes como mucho. Nos hemos vuelto un bar de cinco estrellas, de súper lujo", señala.

"No puede ser que pasemos de ser el orgullo de la gastronomía vasca a dejarnos morir diciendo que no somos un sector esencial", declara enojado.

"Somos la cabeza de turco. No hace falta más que ver las colas en las grandes superficies y no pasa nada. A nosotros nos piden cursos de covid, llenar bares de 40 metros cuadrados de mesas, reducir aforo y hacer de nuestras cocinas quirófanos. Lo hacemos y seguimos pagando el pato", abunda. "No digo que el cierre no haya ayudado a bajar algo la curva de los casos, pero sobre todo han contribuido a ello las otras medidas, no nos engañemos", coincide con Martínez.

Las ayudas aprobadas hasta las fecha las califica Marañón del "limosnas". Pone un ejemplo: "Tú trabajas con tu coche, alguien te echa de la carretera y te pegas un golpe contra la pared y te dice el seguro del otro que te paga la rueda trasera izquierda, cuando el coche está destrozado".

Marañón afirma que quienes toman estas decisiones no conocen en absoluto la idiosincrasia del sector. "Aquí vivimos si llenamos el bar y si trabajamos mucho. A ver quién aguanta este estrés de levantarse cada mañana y mirar si el índice baja de 500. No es solo preocupación por nuestra familia, también por la de nuestros trabajadores".

"No pedimos que nos paguen los negocios, sino que nos ayuden a sobrevivir, porque si te mueres ya no resucitas", afirma este veterano de la barra que cogió el negocio de su padre. "¿Quién va a venir a las 18.30 a comer pintxos?", se pregunta Marañón.

Pese a todo abrirá, porque "no puedes desaparecer. Tenemos que seguir en el candelero. Este negocio es así", constata.

Por último, lanza una reflexión. "Van a conseguir que esos grandes emporios hosteleros de los que hemos querido huir como de la peste sean los únicos que puedan aguantar. Nos comprarán los locales a precio de saldo, nos pasarán por encima y nos quitarán nuestra identidad como donostiarras, abriendo bares todos iguales".

"Mucha gente va a preferir buscar un trabajo en cualquier otro sitio, porque esto es agónico", augura Marañón que ayer, plantando cara a la adversidad, acudió a su local para poner una nota navideña en la decoración.

"Parece que en vez de un bar tengo una funeraria. La gente al verme me da el pésame, me da ánimos. Además, no estamos solos. Damos trabajo a repartidores, al carnicero, al de la pescadería... Es una cadena", concluye.

"Urkullu ha vuelto a perder la oportunidad de anunciar las ayudas económicas al sector"

Asociación de Hostelería de Gipuzkoa

"Van a conseguir que los emporios de hostelería se hagan con todo a precio de saldo"

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