- Hasta mediados de enero no está previsto que tome el relevo como rectora a Nekane Balluerka, pero durante esta transición Eva Ferreira (Barakaldo, 1963) y su equipo abordarán un trabajo de sala de máquinas para ver y tomar nota sobre "cómo está funcionando este trasatlántico", resume la catedrática en Economía Aplicada.

Lo primero, enhorabuena por el triunfo. ¿Ha tenido tiempo de asumir todo lo que se le viene encima?

-De momento he asumido los resultados y estoy muy contenta con el apoyo recibido. La verdad es que ha sido el mejor de los resultados esperados. Creo que hemos hecho un buen trabajo; no era fácil y la verdad es que lo hemos conseguido.

Como experta en estadísticas y probabilidades, ¿había pensado en obtener un respaldo tan importante (66%) sobre los votos emitidos?

-Sinceramente, no. Había sido un poco segurola en mis predicciones, muy de trazo grueso porque no tenemos encuestas ni situación parecida a la que poder mirar€ Pensé que bajaría la participación y sí he acertado bastante con la participación. Pensaba que se iba a volcar sobre todo en una reducción del voto a favor de la candidatura, que es lo que suele pasar cuando baja la participación en cualquier tipo de elecciones. Realmente pensé que igual el apoyo bajaría con respecto de las anteriores elecciones y no ha sido así, por lo que no puedo más que estar muy satisfecha.

El alumnado, no obstante, ha votado muy poco. ¿Por qué? ¿Han pensado darle una vuelta?

-Es algo endémico en todas las universidades. No consuela, pero sí que es cierto que la abstención y la falta de participación es muy alta. Creo que no es una abstención consciente. En muchos casos, por mucho que queramos llegar a ellos y que se enteren, pues no están a esto. Ellos están a sus estudios y ocupaciones; son cuatro años o a veces más, pero es un tiempo muy limitado de su vida el que pasan por la universidad y muchos y muchas no saben casi ni si la rectora es la rectora de una facultad€ Tienen un poco lío de lo que es.

¿Entonces?

-Todo eso no quita para que tengamos que hacer un esfuerzo. Saber el diagnóstico no significa conformismo. Tenemos que seguir esforzándonos desde el Ongi Etorri, para que nuestros estudiantes sepan, además de su plan de estudios, cómo es la gobernanza universitaria y que sean conscientes de la importancia de su participación. Algo tendremos que hacer para que por lo menos si luego no participan, lo hagan de una manera más consciente.

Cuando dijo en su discurso eso de "Trabajaremos para que podamos debatir otras formas de entender la Universidad", ¿para quién iba dirigido?

-Tiene que ver con algo que siempre me sorprenderá: que haya críticas pero que luego no se transforman en modos alternativos. Al haber solo una candidatura, cuando oyes críticas, te sorprende que no haya otra candidatura donde se puedan confrontar otras formas. Lo vemos en campaña y luego, aunque sea un voto menor, el voto en blanco supongo que en algunos casos representará una, dos, tres o cuatro formas alternativas de ver ciertas cosas. Me da pena que no se verbalicen y no las podamos confrontar para ver si ante una propuesta que hacemos y que no se ve bien, cuál es la contrapropuesta. Esto me parece que es importante.

Dialogar, intercambiar opiniones, ideas. Incluso discutir€

-Si algo sabemos hacer en la Academia es discutir, nos pasamos la vida discutiendo. Para que avance el conocimiento necesitas fracasar muchas veces, necesitas tener ideas que a veces no van a ningún lado, y necesitas contraponer hasta que el proyecto ve los frutos. Y el proyecto de universidad, el que tenemos, ha sido fruto de muchas discusiones entre la gente que estamos y que proactivamente hemos puesto encima de la mesa. ¿Cuál es o cuáles son los alternativos? Nos encantaría poder debatir.

Hablaba también de "conciencia de universidad pública". ¿Le falta o la echa en falta?

-No, no, no, no. Como casi todo, de aquello que es bueno nos gustaría tener más. Hay conciencia de universidad pública. Es una declaración de principios de cómo soy yo y cómo entiendo que hay que gestionar la universidad pública. Cuando digo conciencia de universidad pública me refiero a que cada vez que gastamos un euro público tenemos que ser muy conscientes de que la universidad está financiada sobre todo por el erario público y que hay que gestionarlo con la responsabilidad de devolver a la sociedad con creces lo que nos da. Eso atraviesa a este discurso y al programa en el que, además de hacer formación superior e investigación, tenemos ese deber social de comunicarle a la sociedad más y mejor nuestros logros.

La esfera privada también tiene mucho que decir con la Academia, como usted dice. ¿Alguna felicitación, mensaje de ánimo€?

-Sí, de gente que trabaja en distintos sectores. Irán llegando... Con el mundo empresarial y el sector privado mantengo que una de las misiones de la universidad es la transferencia a la sociedad de lo que sabemos hacer. Hay muchas maneras de transferir y una de ellas es mediante la colaboración con contratos de nuestras investigadoras e investigadores y profesorado, cursos, proyectos de investigación, de contratos de transferencia€ Cada vez que hacemos eso, tiene que significar una mejora en la financiación de la universidad porque, si no, lo estaríamos haciendo al revés, financiando el sector privado con recursos públicos€ En ese sentido, creemos que la mejora en la transferencia traerá una mejora en la financiación privada.

Un alumno le dijo que votaba por usted y su futuro.

-Me dijo que me iba a votar porque en mi suerte iba la suya. Me pareció que resumía muy bien una manera de entender la crítica constructiva y el proyecto de universidad pública común. Lo que representas, cuanto más arrope tengas, más empoderada estaré para convencer. Y yo ahora me siento con mucho empoderamiento para convencer a instituciones y a la sociedad en general y a todos los sectores del proyecto que tenemos de universidad pública, y de lo ventajoso que es para nuestra sociedad tener una universidad pública fuerte y sana.