- Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Oorganización Mundial de la Salud (OMS), es partidario del toque de queda en todo el Estado. "La gran mayoría de los contagios son en reuniones de la noche, por ocio nocturno, por juego, por convivios familiares o de amigos", argumenta. Otra opción, según el doctor López Acuña, es volver a la fase 1 o 2 de la desescalada en función de la incidencia, la tasa de positividad y la presión asistencial de cada una de las comunidades autónomas. "Todos queremos evitar el confinamiento total y para evitarlo tenemos que tomar estas medidas restrictivas ahora", advierte.

¿Cómo ha llegado el Estado español a esta situación?

-La situación no es uniforme en toda España. Tenemos comunidades autónomas que, de alguna manera, han logrado mantener una incidencia un poco más baja, como Asturias. Hay otras comunidades autónomas y ciudades autónomas que están por encima de la media nacional, con una incidencia muy alta y que, en estos momentos, requieren medidas más contundentes y más decisivas para doblegar la curva. Estas comunidades son País Vasco, Navarra, la Comunidad de Madrid, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, La Rioja, Ceuta, Melilla y Catalunya. Desde mi punto de vista, se requiere en toda España, pero especialmente en estas comunidades autónomas y en las dos ciudades autónomas, medidas realmente efectivas para reducir la interacción de personas que produce la transmisión. Soy partidario del estado de alarma, pero no para confinar totalmente, sino para tener el paraguas jurídico para poder tomar medidas de reducción de la movilidad y de limitación de las libertades individuales y el movimiento de personas. Reducir, sobre todo, esa actividad en el ocio nocturno, en bares, en la circulación en un horario nocturno, de modo que no afectemos los horarios diurnos del comercio y la actividad productiva, siempre y cuando ahí mantengamos adecuadas medidas de seguridad.

¿Dónde se está dando principalmente la transmisión?

-Sabemos que una gran parte de los brotes y las transmisiones se han producido en el ámbito social, en reuniones de familiares y amigos. Sabemos también que hay un importante número en el ámbito laboral, en las residencias geriátricas e incluso en los domicilios mismos. Y un número no despreciable en el ámbito escolar. No en los hospitales, no en los centros sanitarios, pero sí en los demás sitios. Y casi el 30% tiene que ver con reuniones sociales. Si esto ya lo tenemos claro, la acción lógica es reducir esas actividades sociales. Todos queremos evitar el confinamiento total y para evitarlo tenemos que tomar estas medidas restrictivas ahora. Existe la posibilidad de decir: volvamos, según la intensidad de la incidencia, de la positividad y la presión asistencial, a la fase 1 o a la fase 2 de la desescalada. El objetivo no es restringir la actividad por restringirla, es restringir la interacción de personas que pueden suponer un riesgo de transmisión.

¿El foco está, entonces, en el ocio nocturno?

-Sí, se ha probado claramente a lo largo de estos últimos dos meses que la gran mayoría de los contagios son en reuniones de la noche, por ocio nocturno, por juego, por contactos familiares o de amigos. Esto tiende a ser menos posible o frecuente durante el día, sobre todo en días laborables. Por eso la noche es más peligrosa desde el punto de vista de la transmisión. A todo esto, quisiera agregar que, además de todo lo que estamos haciendo, lo que no puede hacerse es bajar la guardia en la acción sanitaria, en diagnóstico precoz, en reforzar la atención primaria, en hacer suficiente rastreo de contactos, suficiente número de pruebas y tener la capacidad de aislar a los positivos. Es una acción combinada de todo.

Ha hablado de la posibilidad de un retorno a las fases de la desescalada, ¿en qué punto está Euskadi?

-Como está en estos momentos Euskadi, yo tomaría la iniciativa de volver a la fase 1 de la desescalada. Creo que eso es lo que va a permitir frenar la curva. Se puede debatir si la fase 1 o la fase 2, pero yo creo que hay suficiente alta incidencia, presión asistencial y positividad como para incursionar en una fase 1. Una alternativa, insisto, es llevar a cabo el toque de queda de una manera lo más rigurosa posible. Y quizá agregar un tema que es muy importante. Hay que entender que no basta con los confinamientos perimetrales; están bien para sellar un ámbito determinado y para no irradiar la transmisión hacia otras zonas de menor incidencia, pero hay que hacer también cosas dentro de los lugares que están confinados perimetralmente para reducir la interacción de personas.

¿Va Navarra por el buen camino con las últimas medidas que ha adoptado?

-Yo creo que era importante que tomara medidas, creo que podría haberlo hecho un poco antes. Es muy importante también que siga haciendo pruebas PCR como hasta ahora y como lo hacen Euskadi o Asturias, que son las tres comunidades que más PCR hacen en estos momentos. En Navarra, el tema de la presión asistencial empezaba a ser importante y la incidencia es ciertamente muy alta. Yo creo que además del confinamiento perimetral, es muy importante ir hacia medidas del tipo de la fase 1 de la desescalada.

Con este panorama, ¿cómo hay que encarar la Navidad?

-Hay que tener mucha cautela en no incurrir en una especie de frenesí navideño, como incurrimos en el frenesí del verano. Nuestro primer objetivo es tratar, de aquí a noviembre, de doblegar la curva por debajo de 50 positivos por 100.000 habitantes, y estamos todavía lejos. Hay mucho que hacer y, sobre todo, en muchas comunidades autónomas. Tenemos una incidencia acumulada en el país entero de 312 y hay que reducir a la sexta parte esa incidencia. Si logramos abatir la incidencia, podremos tener un patrón de interacción y de celebración un poco más razonable, pero si no abatimos suficientemente la incidencia, hay que hacerse a la idea de las burbujas sociales reducidas de seis personas, hay que mentalizarse de restricciones en los horarios, en la hostelería y en el comercio. Creo que tenemos que entender que este es un año atípico.

¿Cuánto tiempo se necesitaría para doblegar la curva?

-El resto de octubre y buena parte de noviembre.

"Hay que tener mucha cautela en no incurrir en una especie de frenesí navideño, como pasó con el de verano"

"Gran parte de los brotes se han producido en el ámbito social, en reuniones de familiares y amigos"