- La francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna fueron premiadas ayer por la Real Academia de las Ciencias sueca con el Nobel de Química por el desarrollo de un método para la edición genética que permite “reescribir” el código de la vida y con múltiples aplicaciones, desde la medicina a la agricultura. El descubrimiento de las tijeras genéticas CRISPR-Cas9 ha permitido a los investigadores cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos “con gran precisión”. También ha contribuido al desarrollo de nuevas terapias y abierto la posibilidad de curar en el futuro enfermedades hereditarias, además de introducir mejoras en el cultivo de plantas y hacerlas más resistentes.

La herramienta descubierta por Charpentier y Doudna se inspira en los estudios sobre el sistema inmunológico de las bacterias y cómo estas se defienden de los virus del investigador español Francis Mojica, quien sentó las bases de la técnica CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas). Pero Mojica, que lleva años en las quinielas a los premios, no fue tenido en cuenta por el comité Nobel, que nunca explica si considera a otros posibles candidatos y las razones de su exclusión, solo los méritos de los galardonados.

La colaboración entre las dos científicas surgió en la primavera de 2011 durante un congreso en San Juan al que ambas habían sido invitadas. Juntas fueron capaces de recrear las tijeras genéticas del Streptococcus pyogenes y simplificar sus componentes moleculares para facilitar su uso, luego las reprogramaron para controlarlas y poder cortar cualquier molécula de ADN en un lugar predeterminado, “reescribiendo” así el código de la vida.

Charpentier y Doudna, galardonadas en 2015 con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, compartirán los 10 millones de coronas suecas (950.000 euros) del premio. Es la primera vez en la historia que dos mujeres comparten el Nobel de Química.