- Julen no ha cumplido aún los 34 años. Actualmente comparte espacio de trabajo con otros tres doctores en el CFM de Donostia, el Centro de Física de Materiales de la UPV/EHU y el CSIC. Se organizan en dos turnos para cumplir los protocolos anticovid y no coincidir más de dos personas en el interior. Pero a partir de junio de 2021 tendrá su propio despacho y dirigirá un equipo de otras cinco personas (tres investigadores post-doctorales y dos estudiantes de tesis) que explorarán un fenómeno inusual. Lo llaman efecto fotovoltaico del interior (bulk photovoltaic effect), ya que está relacionado con las propiedades internas de los materiales. Su objetivo es elaborar un código mágico que indique cuáles son los materiales que favorecen dicho efecto, es decir, cuáles absorben la luz de manera más eficiente. Un proyecto para el cual el Consejo Europeo de Investigación (ERC) ha aprobado una subvención de 1,4 millones de euros en la convocatoria de ayudas ERC Starting Grant 2020. Así es la vida de un investigador made in Gipuzkoa, curtido en Alemania, y con intenciones de asentarse en Donostia.

En plena pandemia, supongo que este proyecto es como llenar el depósito de gasolina hasta los topes antes de un largo viaje.

-Sí, pero yo diría que eso en cualquier situación, no solo en la pandemia. De hecho, por esta pandemia las becas se resentirán más adelante, de aquí a unos años. Todavía no, porque están presupuestadas. Y luego, supongo que para un investigador de 40 o 50 años, el hecho de conseguir una beca así, le supondrá una diferencia, pero no será algo que cuestione su estabilidad. Pero en mi caso, yo no soy fijo, y esto lo que me da es una oportunidad de estabilizarme, además de hacer proyectos.

¿Se supone que es usted joven para estabilizarse en el ámbito científico?

-Bueno, en investigación, sin dar clases, igual sí. Una forma de obtener estabilidad es compatibilizar la docencia y la investigación. Yo no lo hago. Pero es cierto que no hay muchas plazas de investigación y esas son muy difíciles de conseguir; normalmente las logra gente más veterana. Además, se hace un esfuerzo por traer gente muy buena, y como se trabaja en inglés y no tienes por qué saber castellano ni y euskera, pueden venir de todo el mundo.

Pero a usted se le ha abierto la puerta ahora.

-Esta beca, lo que me da es una oportunidad, porque Ikerbasque ofrece una posibilidad, y es que fuera de sus convocatorias oficiales, cuando se consigue una beca así, a ellos les interesa. Y aunque la beca sea para cinco años, te ofrecen un puesto de investigador más allá de eso. Hemos llegado a un acuerdo para que sea así, y estoy muy contento. Y es bueno que exista esa posibilidad aquí, porque aunque sea una beca muy buena, los cinco años pasan rápido. Está muy bien intentar ser competitivo e intentar obtener otra beca, pero un poco de estabilidad tampoco está mal.

¿Un equilibrio?

-Eso es. Has dicho que soy joven, y es cierto que en investigación sí, pero en cualquier otro trabajo, ya serías fijo y estarías formando una familia.

¿Por qué ha elegido este proyecto, Photonow, y en qué consiste?

-Pues yo estuve cuatro años en Alemania y al regresar a Gipuzkoa estuve trabajando en este campo con otro investigador. El proyecto tiene un toque de fotovoltaico, pero esto es investigación básica o fundamental y no tiene una aplicación fija, en principio. La motivación es generar conocimiento. Al ser investigación básica, no sabes muy bien al principio si valdrá para algo aplicado, pero justo en este caso, y esto en física de materiales es frecuente, es fácil prever una aplicación a esta investigación. Si te dedicas a la física de las partículas es más difícil, pero en este caso, el efecto este se produce en la absorción de la luz, y se puede asociar normalmente a las placas solares. Y así se intenta buscarle un lado práctico.

¿Se trata entonces de ver con qué materiales se podrían lograr placas solares más eficientes?

-Nosotros calculamos unas propiedades básicas de los materiales. Nuestro objetivo es entender bien el efecto fotovoltaico del interior, porque no es un efecto estándar, aunque se conoce desde los años 60. Es más complejo y no se emplea en tecnología actual. Ha habido, sin embargo, algunos experimentos y un trabajo en los últimos cinco años que han generado expectativas y por eso han financiado un proyecto como este. El objetivo es entender mejor ese fenómeno desde el punto de vista teórico y combinar la teoría. Al final, estas cosas, siendo complejas, una forma de calcularlas es por ordenador. Y precisamente, parte de la beca es para comprar ordenadores.

Eso es computación, ¿verdad?

-Eso es. Y el objetivo principal de nuestro proyecto es desarrollar un programa para poder calcular bien estas propiedades en materiales diferentes. Comparado con un experimento, es mucho más barato. Un experimento lo que dice, eso es verdad, y en computación, podría haber algún elemento que no se haya descrito adecuadamente. Pero hacer un experimento conlleva probar con cada material en concreto, lleva mucho tiempo y mucho dinero. Lo nuestro es simulación, pero es más fácil y a los proyectos experimentales ofrece pistas, en vez de ir uno a uno probando todos los materiales. Le puedes indicar: probar con este.

¿Ha empezado ya a formar el equipo? ¿Cuándo arrancan?

-Empezaremos en junio de 2021. El propio Consejo Europeo de Investigación te marca unos plazos, pero yo he pedido un poco más de tiempo para empezar, porque quisiera terminar antes el trabajo que tengo entre manos ahora. Empezaremos con un doctor y con un estudiante de tesis. Este último de aquí, probablemente de la UPV/EHU, porque sale gente muy buena, y el otro habrá que abrirlo más.

¿Proyectos como este, por tanto, ofrecen una oportunidad a físicos vascos para desarrollar su carrera aquí, sin ir fuera?

-Mucha gente sale a gusto al extranjero, pero la mayoría prefiere proyectos aquí. Y esto supondrá que dos físicos de aquí, aparte de las becas que se dan, tendrán la oportunidad de hacer la tesis cerca.

Le escuché decir a Pedro Miguel Etxenike que en investigación es muy importante salir al extranjero. Usted lo ha hecho. ¿Qué opina?

-A mí también me ensañaron eso, pero no creo que la mayoría lo haga hoy en día. Normalmente te vas fuera después de hacer la tesis, y al regresar quieres poner en marcha lo que has estudiado, pero lo que veo es que a la vuelta, gente que ha estado aquí y no ha ido fuera, está por delante tuyo, cuando en sí, el paso difícil lo has dado tú. Porque irse fuera, normalmente significa cambiar de tema. Y eso desde el punto de la productividad, al volver empiezas de cero. Es enriquecedor, sí, y yo creo que Etxenike se refiere a eso, a esos intangibles que te aporta estar en el extranjero. Pero es duro irse fuera, intentar hacer las cosas lo mejor posible, e incluso que te salgan bien, y a la vuelta quedarte sin sitio. Tampoco quiero decir que por ir fuera, haya que darte necesariamente algo, pero sí valorar un poco más esos intangibles que te aporta.

¿Es difícil mantener su actual proyecto con el nuevo a la vista?

-Tengo unos compromisos, porque estoy con otra beca. Y por eso he alargado lo que he podido el inicio del nuevo proyecto. Lo que veo es que una vez empezado el nuevo, en unos años no podré tener tiempo para sentarme y hacer otras cosas. Por eso quiero intentar terminar bien los proyectos actuales.

¿Cree que cuando se asumen más labores de gestión y dirección, se deja un poco de ser investigador?

-Incluso para eso creo que irse fuera es bueno, porque ves que hay diferentes niveles. Porque ves que hay gente que está en gestión, y aún así está encima del proyecto, proponiendo y metiendo mano; y hay otros que tienen grupos y se meten menos. Y siendo el autor del trabajo, igual no sabe tanto sobre lo que se está haciendo en el día a día.

¿Cómo se ve ahí?

-Yo he hecho mis propios trabajos en la mayoría de los casos y llega un momento en que tienes unas ideas, pero igual no tienes tiempo para seguir... Y me gustaría ver qué es estar en el otro lado.

¿Este proyecto nuevo, Photonow, es cosa suya? ¿Del CFM? ¿Cómo surgió? ¿Por qué este y no otro?

-Este en concreto lo he ideado yo. En el anterior, por ejemplo, necesitaba un supervisor y tenía un compañero, pero este es un proyecto personal. Yo no he tenido un trabajado en mi carrera de un solo tema; cuando hice la tesis hice unas cosas, en Alemania cambié un poco, magnetismo, y aquí, al regresar, empecé con la absorción de la luz. Y en los tres años que llevo aquí hemos hecho trabajos bonitos en este campo. El compañero que tengo aquí, está en un programa de free software y el trabajo que hemos hecho se ha publicado online y lo utiliza la gente para calcular las propiedades de los materiales. Y creo que eso tiene utilidad, puede ser bonito, y le da un toque que en otro campo no tendría. Me gustaba el campo, y hay un buen ambiente investigador en torno al DIPC, Nanogune y el CFM, hay gente muy buena, y al final te vienen ideas de todas partes. Es lo que tenía fresco y era plasmar esas ideas.

¿Ha sido importante beber de todo ese conocimiento que tenemos en los centros guipuzcoanos que cita?

-Para mí, sí; seguro que hay gente que puede crear desde cero, pero las ideas me alimentan mucho, porque estás más al día de si se ha publicado esto, o lo otro, y se dan charlas... Recuerdo que una vez, después de tres o cuatro meses redactando este proyecto, había un punto que no lo tenía muy claro, porque era un campo que no controlaba mucho, y en una charla vi un método que apuntalaba y referenciaba todo. Y otra cosa que sucede hoy, es que se publican tantas cosas, que es muy difícil estar encima de todas, pero igual el que está contigo sí la conoce y te dice: esto no lo has referenciado.

Ahora en general. ¿Qué podemos esperar de los nuevos materiales? ¿Hay mucho por descubrir?

-Hay un montón por descubrir. Por ejemplo, la obtención y el almacenamiento de energía.

Un tema de moda.

-Y todos son problemas prácticos. Yo en Alemania el tema era cómo meter la memoria magnética en el sitio más pequeño. Los USB, por ejemplo, cada vez son más pequeños y estamos llegando ya a nivel de átomo. Es decir, un átomo meter un bit. El que fue mi compañero de grupo durante la tesis, Jon Errea, trabaja en superconductividad, y ese es uno de los mayores desafíos: lograr materiales superconductores. También está vinculado a a energía, porque si logras eso no pierdes energía al transportarla, que se pierde mucho. El progreso es exponencial. Hasta ahora se han conseguido cosas, pero aún hay un millón de cosas que no se comprenden.

La energía es un desafío global. ¿Van encaminadas a ese campo la mayoría de investigaciones?

-Volvemos a los de antes. Nosotros hacemos investigación básica. Vuelvo a Alemania: en el centro que yo estuve, en Forschungszentrum Jülich, estuvo Peter Grünberg, un tipo que, junto con Albert Fert, encontró un efecto que era la magnetorresistencia gigante. Y ese fenómeno, a los diez años de descubrirlo, se empezó a utilizar mayoritariamente en los discos duros y generó un dineral. Eso pasa muy pocas veces, y por eso les dieron el Premio Nobel. Pues a lo mejor, ellos andaban con sus cosas, cosas que les gustaban, cuando descubrieron ese efecto. Pero eso no quiere decir que el investigador tenga eso en mente.

"En todos estos años se conseguido generar en Donostia un ambiente científico muy bueno para generar conocimiento"

"Salir como investigador al extranjero es enriquecedor, pero es duro hacerlo, incluso haciendo las cosas bien, y a la vuelta no tener sitio en casa"

"Este es un proyecto personal y va a dar la oportunidad a dos jóvenes físicos de hacer la tesis cerca. Sale gente muy buena de la UPV/EHU"

"El progreso en ámbitos como el de la energía es exponencial, pero aún hay un millón de cosas que no se comprenden y hay que investigar"