ilar Sandoval, Leire Uzal y Vanesa Uzal son madre e hijas respectivamente. Además de sus vínculos familiares, les ha unido la terrible experiencia de haber perdido a su marido y padre el 15 de marzo, durante el confinamiento decretado por estado de alarma el dia 14 ese mismo mes.

Jesús Gonzalo Uzal falleció en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Txagorritxu. La semana anterior, cuando todavía estaba consciente, no hubo nadie para poder darle la mano en la habitación del hospital. Ellas tres estaban obligadas a permanecer en casa por la cuarentena y, para cuando pudieron ir a verle, él ya no estaba consciente. No hubo funeral familiar ni despedida.

Pilar, Leire y Vanesa son solo tres ejemplos del dolor que ha dejado el COVID-19 en nuestra sociedad. Comparten la pérdida del ser querido, pero en cada una de ellas la marcha de JesÚs Gonzalo ha dejado una huella diferente. "Al principio, no podía casi ni hablar con mi madre. Ella nos hablaba de muchas cosas, que para mi eran inasumibles. Le decía: ama, no me digas eso porque no estoy preparada ", explica Vanesa.

"No eres capaz de asumir bien la manera de marcharse, lo duro que ha sido. Nos ha dejado marcadas, porque nunca hubiéramos pensado en una despedida así para mi padre", subrayan.

Las tres son atendidas por Maite Zabala y otras psicólogas del equipo profesional que forman parte del programa Betirako, puesto en marcha por el departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco para asistir en estos duros procesos de duelo. De momento, ya se ha llegado a más de 200 personas. Se estima que se podrían alcanzar las 400 hasta finales de año.

La atención a cada persona es individual. Se lleva a cabo una primera toma de contacto con quien llama a Betirako y, después, el equipo profesional se adapta a la necesidad de cada familia. "A Betirako se han acercado personas que han perdido a más de un familiar o allegado", señala Maite Zabala.

De esta manera, en función de cada persona, la atención puede ser presencial o también telefónica o telemática. Y es, en todo caso, una atención flexible dado que, en un momento dado, se puede variar de criterio y cambiar de presencial a telefónica, o viceversa. "No hay fórmulas mágicas. Cada persona es un mundo y a ella nos adaptamos. Cada una necesita un proceso diferente", señala la psicóloga de Betirako.

Pilar, Leire y Vanesa conocen el programa Betirako a través de Pilar, quien supo del mismo, a su vez, gracias a un familiar cercano preocupado. Asimismo, Vanesa -que ha necesitado de medicación para poder gestionar lo sucedido- sabe del programa Betirako gracias a profesionales de Osakidetza.

"Estamos encantadas con el programa y el equipo de Betirako", repiten en varias ocasiones. "Nos ayudan a entender lo que nos ha pasado. A hablar y a expresar lo que llevamos dentro. No puedo decir con palabras el agradecimiento que tengo hacia todas las personas que forma el equipo de Betirako y a Maite (su psicóloga)", dice Vanesa. "La forma de tratarnos, de poder venir aquí y hablar con total libertad, de comprendernos", añade.

Un refugio para evitar también, señalan, llevar esa pena en casa, donde ambas tienen hijos e hijas. "No puedes estar en casa triste todo el día. Venir aquí (por los locales de Betirako) supone una vía de escape, poder sacar tus emociones", señalan las dos hermanas.

Hoy son capaces, gracias a Betirako, de poder empezar a hablar de lo sucedido. Hubo quien, incluso, en el hospital de Txagorritxu les pidió que fueran eco de las terribles consecuencias que acarrea enfermar del COVID-19. Además de su experiencia, no quieren dejar de lanzar un mismo mensaje: "Sabemos lo que hay en un hospital y en una UCI. Que la gente sea consciente. Estamos hablando de algo muy, muy duro. Nos hemos dicho muchas veces: ¿quien nos iba a decir a nosotras, cuando estábamos oyendo hablar del coronavirus, que íbamos a estar así?. Nadie está libre".

Y para quien lo ha pasado: "Que llamen a Betirako porque van a estar en las mejores manos. Y la ayuda es importantísima. Cuando vienes y hablas, te marchas más tranquila. Y ves que son pasitos que vas dando que son muy, muy importantes". "Para quien quiera estamos aquí, disponibles de la manera en la que estén más cómodos", añade Maite Zabala.

Para más información: teléfono 900 908 744 y www.betirako.org.