sto es el cuento de nunca acabar. Consecuencias sin duda del aumento de las temperaturas. La avispa asiática, el mejillón cebra, el mosquito tigre, el de la fiebre amarilla y ahora incorporamos uno nuevo a nuestra fauna: el mosquito japonés (Aedes japonicus). Y como ocurre con todos los bichos nuevos que detectamos, sean de la especie que sean, vienen para quedarse. Nuestra fenomenal acogida, el clima, el paisaje y el paisanaje, nuestras tradiciones, la gastronomía y los pintxos les impiden retornar a sus lugares de origen. Lo de siempre.

Originario y habitual de Corea, Japón, sudeste de China, Taiwán y Rusia, hace ahora veinte años, el mosquito Aedes japonicus fue detectado en la Normandía francesa. Posteriormente, fue avistado en varios países del centro y norte de Europa. Diez años antes se había establecido en Nueva Zelanda y en el norte de Estados Unidos y Canadá. En julio de 2018 fue detectado en el concejo de Siero, entre Gijón y Villaviciosa (Asturias). Es decir, en nuestra latitud. En principio no debe preocuparnos demasiado. Potencialmente, también puede ser vector de algunos virus causantes de enfermedades, zoonosis, como el virus del Nilo Occidental, el dengue, el zika o el chikungunya, lo que le convierte en sospechoso a los ojos de los sanitarios que deben mantenerlo controlado. No entraré a describir estas enfermedades víricas porque, de virología en general, estamos bastante saturados en los últimos meses.

Cabe preguntarse quién y cómo es capaz de detectar un mosquito "nuevo" entre los habitantes del asturiano concejo de Siero o los excursionistas que se acerquen por aquellos verdes parajes. La respuesta no puede ser más esperanzadora. Una persona curiosa, entomóloga aficionada, observó el insecto, lo fotografió y advirtió a la plataforma Mosquito Alert, una plataforma que agrupa a ciudadanos interesados, científicos y gestores de la salud pública y del medio ambiente.

Creada en Catalunya, con una población muy sensibilizada por la presencia del mosquito tigre, como un sistema de alerta ciudadana para investigar, seguir y controlar la expansión de las dos especies de mosquito que hasta la fecha se venían controlando por sus potenciales riesgos para la salud pública, el denominado mosquito tigre Aedes albopictus y el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), está apoyada por tres instituciones públicas del ámbito de la investigación científica como Creaf (Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals), Icrea (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) y el CEAB-CSIC (Centro de Estudios Avanzados de Blanes). Disponen también de una APP que cualquier persona interesada puede bajar a su terminal para su información y, llegado el caso, comunicar sus descubrimientos entomológicos.

Cuando esa persona anónima, que yo imagino catalana y docente, comunicó su hallazgo a Mosquito Alert, los entomólogos evaluaron la información y activaron las alarmas. Los entomólogos de la propia plataforma, junto con miembros del equipo de Parasitología de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza que lidera el Dr. Javier Lucientes, responsable del proyecto de Vigilancia Entomológica del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, se desplazaron al concejo asturiano y confirmaron la presencia de diferentes fases biológicas del vector, concluyendo, en principio, que el mosquito puede estar establecido en aquella comarca y precisa de mayor seguimiento. La identificación sería confirmada posteriormente, sobre fotografías, por el Dr. Francis Schaffner, entomólogo veterinario de la Universidad de Zurich (Suiza), referente para mosquitos invasores en Europa.

Nuevamente se evidencia que la Veterinaria de Salud Pública es la primera barrera para el control y erradicación de enfermedades animales susceptibles de afectar a las personas -zoonosis-, y desde el enfoque One Health -Una sola salud-, trata de prevenir, gestionar y controlar las enfermedades de animales y personas y proteger la salud pública.

Doctor en Veterinaria