- El alcalde de Donostia, Eneko Goia, hizo ayer un llamamiento a los donostiarras a la solidaridad con los campos de refugiados saharauis que, aunque no han registrado contagios de COVID-19, padecen las consecuencias del bloqueo de las ayudas internacionales debido al cierre de fronteras decretado por la pandemia.

El presidente de la Asociación de Amigos del Sáhara Occidental de Donostia, José Angel Zuazua, explicó los efectos del coronavirus en la situación humanitaria de los refugiados saharauis en una reunión que mantuvo ayer con Goia y la concejala de Cooperación, Duñike Agirrezabalaga, informó el Consistorio donostiarra en un comunicado.

Goia recordó que este año no podrá llevarse a cabo el programa por el que niños saharauis pasan el verano en Donostia y parece que “esa es la principal noticia” en relación al pueblo saharaui, pero “hay otra realidad” de la que no se tiene conocimiento, y es la situación de los refugiados durante la pandemia.

Zuazua destacó que la “República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es el único país de África que no ha tenido un solo contagiado” de COVID-19 a pesar de las dificultades en las que viven los refugiados, lo que da cuenta -remarcó- de “la capacidad de organización y voluntad de este pueblo en situaciones difíciles”.

Las autoridades saharauis tomaron medidas para evitar la propagación del virus, cerraron las fronteras, crearon centros para pasar la cuarentena, llevaron a cabo campañas de sensibilización y la estrategia “ha dado sus frutos” ya que no se han producido casos, indicó.

Sin embargo, las ayudas siguen bloquedas y los camiones que salieron de Gipuzkoa con 250 toneladas de alimentos no perecederos están en Alicante esperando a salir rumbo a Orán (Argelia), indicó.

El delegado del Frente Polisario en Euskadi, Mohamed Limam, abundó en el impacto negativo que ha tenido el confinamiento en los campamentos de refugiados, que acogen a 173.000 personas, que viven de la ayuda internacional.