i el coronavirus no hubiese irrumpido en nuestras vidas poniendo el mundo al revés, mañana las caretas, túnicas, mantos, imágenes y armaduras resucitarían en Oñati, en el día del Corpus Christi. Tradición, folclore y religiosidad son las tres claves de esta arraigada fiesta que, al igual que otras muchas, no ha podido escapar de las garras del COVID-19. Sin la gran cita procesional, pero no del todo enmudecida, la de mañana será una jornada a medio gas. En la parroquia de San Miguel 400 personas se congregarán en la misa que mantendrá viva la llama del Corpus.

A finales de abril la Cofradía del Santísimo Sacramento, más conocida como la del Apostolado, Oñatz dantza taldea, la parroquia y el Consistorio anunciaban en un comunicado conjunto la decisión unánime de suspender la multitudinaria, tanto en la iglesia como en la calle, fiesta del Korpus Eguna. Entonces resultaba complicado cumplir las medidas para proteger la salud y prevenir los contagios.

El escenario ha cambiado y en plena desescalada los lugares de culto hace ya unas semanas que abrieron de nuevo sus puertas, bajo rigurosas condiciones de higiene y seguridad. En el caso del templo oñatiarra el aforo se reduce a cuatro centenares de personas, cuando en un día normal de Corpus, sin la sombra de la pandemia, el número de asistentes al acto litúrgico ronda el millar.

Es una fiesta con esencia y mucho tirón. Pero la crisis sanitaria del coronavirus ha marcado las pautas para su celebración. El acceso a la iglesia estará controlado mediante un sistema de entradas que se agotaron el mismo día de iniciar su reparto. En un abrir y cerrar de ojos. A las 12.00 comenzará la misa. El público, con mascarilla, ocupará los espacios asignados para guardar las distancias de seguridad, que un nutrido grupo de voluntarios se ha encargado de señalizar.

Para Horacio Argarate será su primera misa de Corpus. Afronta el estreno con “nervios” -es consciente de que muchas miradas estarán puestas en él-, a la vez que “con cierta expectación”. “He visto la celebración en fotos pero nunca he asistido. Este año será diferente y para mí, además, es la primera vez”, insiste el párroco de Oñati.

Los apóstoles personificados y San Miguel serán los grandes ausentes. Pero sí estarán presentes los miembros de la Cofradía enfundados en sus capas negras, el coro de voces masculinas de la parroquia (habitualmente participan tres corales), la banda de txistularis Aita Madina y los dantzaris de Oñatz; estos últimos, elementos distintivos del festejo.

Así, las danzas del Corpus harán vibrar un año más la parroquia. Mikel Biain repetirá en el papel de capitán con el faldellín azul. Le acompañarán, como es habitual, otros ocho dantzaris que interpretarán el banako tras la bendición del oficio religioso. Después sonará el Agur Jaunak al compás de los txistularis, y para concluir el ritual adaptado a la nueva situación “bailarán el Zortziko de San Miguel”, detalla Jesús Irizar Txutxin, una de esas personas que cualquier oñatiarra identifica con el Corpus y Oñatz.

Las personas que se hayan quedado sin pase podrán seguir la misa en directo en Goiena Telebista.

La banda de música, otra de las piezas destacadas de la jornada, tampoco faltará a su cita. De los arkupes del ayuntamiento trasladará su concierto (13.00) al jardín del palacio Lazarraga para garantizar la seguridad. 250 personas, acomodadas en sillas, acudirán al recital en el que tomarán parte los txistularis. Las entradas también se han agotado.

El coronavirus ha apagado el ritual procesional que atesora más de cinco siglos de andadura. Una enraizada costumbre que ha conseguido pasar de una generación a otra.

No es la primera vez que en las décadas más recientes de su historia la procesión se cancela. En 1972 y 1997 la lluvia la empañó. De ambas fechas se acuerda muy bien Irizar. “Hace 48 años no pudo salir la procesión y se bailó por primera vez en el altar principal de la parroquia. A partir de entonces los dantzaris participan en la misa”, destaca Txutxin, que vivió aquella experiencia como capitán.

El Korpus Eguna es un día de oñatiarrismo. Una jornada en la que los santos cobran vida y las calles se alfombran con juncos. Doce apóstoles con toda su santa apariencia acompañan al Arcángel San Miguel, el patrón de Oñati y el personaje más espectacular del ritual, tanto por su vistosa y profusa indumentaria como por su corte marcial.

Todos estos personajes y elementos que hacen singular al Corpus oñatiarra tendrán que esperar hasta 2021 para volver a desfilar por las calles. “Es una pena que este año no pueda ser así, y más cuando Oñatz cumple medio siglo. Es un día especial; lo viviremos de otra manera”, apunta Irizar.

Korpus Eguna se ha resistido a desaparecer del calendario de 2020. El repique de las castañuelas de los dantzaris se dejará sentir mañana. De un modo diferente, Oñati se rendirá a su tradición.

El sentir de un pueblo por esta fiesta quedó de manifiesto en la rapidez con la que se agotaron los 400 pases para asistir a la misa