- A Banoa, el estado de alarma le pilló con grupos de viajeros en Nueva Zelanda, Sudáfrica y Chad . "Lo primero que tuvimos que hacer fue conseguir traerlos de vuelta a casa, que fue muy complicado. A continuación empezamos a tramitar todas las anulaciones", explica Jon Lazkano.

"Empezamos por desmontar los viajes de Semana Santa y posteriormente los de los meses siguientes y el verano. Ahora ya está todo cancelado", explica el representante de Banoa, una agencia que propone viajes muy especiales.

"Europa trabajamos muy poco. Operamos sobre todo con Oceanía, Asia, América y África. Ahora cada país está tomando sus iniciativas en cuanto a condiciones de entrada, movilidad etc. Así es muy complicado poder avanzar nada de lo que pasará", apunta.

"Tenemos la sensación de que un país mira de reojo al otro, porque nadie sabe qué hacer. Es como un concurso de ideas", explica Lazkano. Y es que, subraya, el turismo emplea a "mucha mano de obra, a mucha gente" y en algunos países este parón supone "una hecatombe por el desempleo que genera".

En palabras del representante de Banoa "hay ganas de volver a la actividad pero no se ve la manera. La situación es complicada, porque los países económicamente más poderosos se protegerán más y los más vulnerables tendrán más manga ancha para que vaya la gente con cuatro medidas de maquillaje. Es el sálvese quien pueda".

Los viajeros que eligen Banoa, muchos de ellos "fieles", están "a la espera de que marquemos alguna directriz, pero realmente ahora es muy difícil. No te puedes lanzar a la piscina, no se puede ir de cualquier forma, es mucha la responsabilidad".

Las vacaciones son momentos de disfrute y proponer "un ocio excesivamente regulado deja de tener sentido. Que te pongan un montón de restricciones te quita las ganas y parece mejor esperar a que todo pase, a que llegue la vacuna o al menos cierta normalidad. Hay que ir viendo, porque para el disfrute se tienen que dar unas condiciones", constata.

Lazkano no entiende las críticas a la imposición de la cuarentena a los viajeros sin que se tome en cuenta un marco global, que muestra que es una medida que se ha adoptado en distintos países porque "se tienen que proteger. No hay otra".

"Islandia ha avisado que abre el 15 de junio. El 40% de su PIB es el turismo, pero es un país muy pequeño y se manejan mejor. Se va a lanzar a la piscina pero todavía no tienen claro cómo permitir la entrada: traer el PCR de casa, que no vale de nada porque en dos días has podido infectarte y además no se puede conseguir pagando, o hacerlo en el aeropuerto, como en Japón", informa Lazkano.

Son "experimentos" que se están haciendo "forzados por la situación económica" pero que presentan muchas sombras. "Llegas a un país y si das positivo te quedas 15 días en un hotel que te tienes que pagar tú. El riesgo es alto", constata.

El Estado español, recuerda, se juega mucho por el peso del turismo en su economía. "La gestión de este tema es compleja, porque hay que conjugar seguridad con le hecho de que el turismo sea amable y tranquilo" y el verano está llamando a la puerta, una puerta que en el caso de Banoa, por su especificidad, sigue cerrada a la espera de que todas las incertidumbres vayan aclarándose.