odo un año trabajando para poder cumplir el sueño del viaje anhelado. Transoceánico o cercano, de playa, montaña o cultural; en familia, con amigos o sola. Viajar, una válvula de escape que, por virtud del COVID-19, deberemos sustituir por largos paseos o por la realización de planes para un futuro que el sector confía que sea próximo. ¿A la vuelta del verano?

De momento, en las agencias de viajes reina el desconcierto y el pesimismo porque la actividad se paró en seco de un día para otro y sin visos de que vuelva a coger velocidad en breve.

¿Qué puede pasar? Nadie lo sabe, porque el ritmo con el que se propaga el virus no es igual en todos los países y tampoco la forma y capacidad de responder ante su ataque es el mismo.

Ganas de viajar hay, y muchas, pero miedo también y la incertidumbre, el cierre de fronteras y el varapalo económico, que ha tomado forma de ERTE en muchísimas familias, hace que poco o nada se mueva. Parece que el verano lo pasaremos en casa, pero que nadie nos quite la ilusión. Aprovechemos para ahorrar y llenar de euros la hucha para que cuando se pueda, disfrutemos a lo grande.