e un tiempo a esta parte, las Cayetanas están exigiendo test masivos a toda la población y muchas almas temerosas del virus, fáciles de manipular e ignorantes, se suman a la propuesta que, según les han dicho, los han realizado ya en Islandia, Singapur o Alemania. Mentira podrida. La propuesta es inviable técnica y económicamente aquí y, además, no sirve para nada. Ya hemos comentado los tipos de test rápidos y su relativa fiabilidad para detectar los anticuerpos IgG o IgM y las analíticas PCR o ELISA, y poníamos como ejemplo el test de alcoholemia y la anécdota de aquel médico que dio negativo en la PCR por la mañana y positivo por la tarde.

Para conocer la evolución de la pandemia, siempre en el plano teórico, sería necesario hacer pruebas ELISA a cada persona, mínimo una vez a la semana, para evaluar su relación con el virus. Eso significaría testar a los 2,5 millones de vascos cada semana. Labor casi imposible, aunque en nuestro caso, todo es proponérselo o que nos desafíen desde Madrid, pero tendríamos el problema de reactivos y laboratorios específicos. Por eso, las PCR hay que dejarlas para aquellas personas que muestren síntomas o que han estado en contacto con posibles positivos, y a los colectivos más vulnerables o de riesgo, el personal de hospitales y de residencias de mayores -y los futbolistas, claro-, aislando a las personas positivas e investigando todos los contactos de cada positivo, labor ardua, policial, pero efectiva para romper la cadena de transmisión.

Esos son los test masivos a los que hacía referencia la OMS, que algunos han traducido interesadamente como realizarlos a toda la ciudadanía, con el objetivo de incordiar al Gobierno. Se creen que eso es hacer oposición. Mientras tanto, sigamos respetando las medidas preventivas, distanciamiento físico, que no social, e higiene.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, ni de comprar producto local, porque nuestros baserritarras son esenciales. Doctor en Veterinaria