uestros cambios de hábitos inciden en la fauna de nuestro entorno. Las gaviotas retoman su papel depredador y atacan a las palomas y, si pueden, a los mirlos, gorriones y hasta a xagus. Hay algún vídeo por ahí. Con los peces de los estanques y azoteas de talleres acabaron hace años. De todas formas, el tema de la alimentación no es la única razón por la cual las gaviotas son menos visibles en muchas áreas de la ciudad. Están en periodo de reproducción y los padres están cerca de las crías, que comienzan a nacer, defendiéndolas de otros congéneres y depredadores. Se vuelven muy agresivas. En la época del alcalde Izagirre (EH Bildu), se dotó una partida presupuestaria para hacerles frente. Hicimos caso a un biólogo experto y no adoptamos medidas. Craso error. Ahora anidan en tejados de la Parte Vieja donostiarra.

Un gato parisino es el cuarto caso conocido en el mundo de infección natural de una mascota, según informa la Escuela Nacional de Veterinaria de Alfort. El gato presenta síntomas clínicos respiratorios y digestivos y, como en el resto los casos identificados en el mundo, vivía con una persona enferma de la COVID-19 que, probablemente, le contagió. En Barcelona, el pasado jueves, fue diagnosticado otro, que convivía con varios enfermos y arrastraba problemas cardíacos. A eso se le llama antropozoonosis. El Torra le echará la culpa de no haber pasado a la fase 1 y eso que el michino era independentista. Todos los felinos lo son. Las personas enfermas de COVID-19 deben limitar los contactos con sus mascotas usando mascarilla y lavándose las manos antes y después de acariciarlos. Por el momento, no hay evidencia de que los animales domésticos y de granja jueguen un papel epidemiológico en la propagación del virus SARS-CoV-2.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local, porque nuestros baserritarras eran, son y seguirán siendo esenciales.

Doctor en Veterinaria