- Este curso ya es imposible una vuelta a la normalidad. Pero se retomará la actividad presencial de forma gradual a partir del próximo día 18 de mayo en Bachillerato, FP y 4º de la ESO, con el uso de mascarilla obligatoria, separación de un metro y medio entre los pupitres, turnos de recreo, horario intensivo de 5 horas, controles en las entradas y salidas, sin jangela y sin servicio de autobús escolar. El Gobierno Vasco no aplicará la incorporación voluntaria a las aulas del alumnado de 0 a 6 años, la medida propuesta por el Ministerio de Educación para favorecer la conciliación familiar ahora que la situación laboral se está comenzando a normalizar.

En su lugar, se abrirán las haurreskolak a finales de mayo, principios de junio para los bebés de hasta un año con la condición de que los progenitores demuestren que están trabajando en algún servicio esencial o tengan a su cargo a alguna persona dependiente. Además, a partir del día 25 reabrirán los centros educativos especiales y aulas terapéuticas, una de las medidas más esperadas por cientos de familias con hijos e hijas que tienen necesidades educativas especiales y que, durante el confinamiento, estaban muy preocupadas por su desarrollo.

Estas son las grandes líneas del plan de desescalada del curso diseñado por el gabinete que dirige Cristina Uriarte, siempre y cuando la evolución de la pandemia no empeore. ¿Y el curso que viene? Pues habrá que seguir esperando para saber si los centros deberán abrir con un máximo de quince estudiantes por aula, combinando las clases presenciales con la formación a distancia, la medida que la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha propuesto para garantizar la seguridad sanitaria hasta que llegue la vacuna contra el COVID-19.

La consejera de Educación evitó aventurar la postura que adoptará por la complejidad que un cambio de tal calibre lleva aparejado, unido a la incertidumbre sanitaria y el posible rebrote del COVID-19 en otoño. Pero Uriarte sí lanzó un par de mensajes que dan a entender que la vuelta al cole mixta no ha sido descartada, aunque oficialmente el Gobierno Vasco dice que se ha enterado de los planes de Celaá por la prensa. En este sentido, el deseo de Uriarte es "que vuelva todo el sistema escolar (en septiembre), pero habrá que ver si vuelven con toda la normalidad o con unas condiciones específicas". Y en otro momento de la rueda de prensa de ayer Uriarte deslizó que el regreso a las aulas escalonado diseñado para este curso podría tomarse como un "ensayo" general, se entiende, de lo que podría suceder en septiembre.

La situación es endiablada. Y es que los centros educativos tienen el espacio que tienen, hay los profesores que hay y no se sabe qué medidas de distanciamiento serán necesarias tras el verano, o si éstas serán necesarias. O si, de repente y ojalá que no, en noviembre hay un rebrote del virus.

En el punto actual de la crisis, la incorporación gradual del alumnado más maduro (de los 15 a los 18 años), el que a priori no necesita jangela y puede organizarse sin recurrir al autobús escolar, permite garantizar la seguridad sanitaria de los estudiantes y el profesorado. Está claro que no será una tarea fácil porque implica desinfectar espacios, adecuar las distancias entre pupitres, habilitar aulas complementarias si son pequeñas, desdoblar grupos, organizar las salidas y entradas, aleccionar al alumnado para que evite el contacto físico en plena pubertad, vigilar que se cumplan las normas... Pero el hecho de que los centros estén vacíos despeja del problema la variable del espacio. ¿Y en setiembre con los centros llenos de estudiantes de todas las edades? El dilema para preparar el arranque del curso adquiere proporciones colosales, inéditas, como todo en esta pandemia. Pero por ahora, la "prioridad" de Departamento es dar carpetazo a este año de la mejor de las maneras posibles sin que ningún estudiante pierda el curso por culpa del COVID-19 y que, además, quienes vuelven a las aulas no se contagien.

A partir de ahí, se abren distintos escenarios. Quizá la Conferencia Sectorial de la semana que viene arroje un poco de luz. También se ha quedado en el aire la petición de los sindicatos de retrasar la OPE aplazada de junio a junio de 2021. Preguntada por la nueva fecha de la OPE, Uriarte insistió en que su deseo es celebrarla a lo largo de este año "siempre en función de cómo sea la evolución de la pandemia" y que lo decidirá "conjuntamente con los sindicatos".

Y, precisamente, los sindicatos se mostraron ayer críticos con el plan de fin de curso que Uriarte presentó vía telemática a las asociaciones de directores de la red pública, patronales de la concertada, asociaciones de familias y el Consejo Escolar de Euskadi. Todos coincidieron en que Educación no ha consultado previamente las medidas con el sector. La central mayoritaria de la red pública, Steilas, denunció que la reunión estuvo marcada por el "desconocimiento" y la "improvisación". Por ello formularon varias preguntas: "¿Cómo se va a gestionar la vuelta a los centros del alumnado con necesidades educativas especiales que han quedado totalmente abandonados? ¿Qué pasará con el transporte escolar? ¿Podrán desplazarse los alumnos residentes en otra localidad para acudir al centro? Si se va a trabajar telemáticamente, ¿se van a poner nuevos recursos para los centros y el personal? ¿Recibirán mascarillas y EPI los centros? ¿Se van a adaptar las RPT de los centros públicos para asegurar el personal necesario de cara al próximo curso?".

Al detalle

El retorno de las diferentes etapas se realizará de manera escalonada: el alumnado de 2º de Bachillerato, de FP Superior (1º y 2º) y 2º de FP Grado Medio y Básica volverá el 18 de mayo, mientras que el alumnado de 4º de la ESO, 1º de Bachillerato y 1º de FP Grado Medio retornará el 25 de mayo. A partir del 25 de mayo, las familias tendrán a su disposición los centros de Educación Especial, así como las aulas terapéuticas. También el 25 de mayo, y con respecto a las enseñanzas de régimen especial, cada centro, en función de sus características determinará la presencialidad y las actividades.

Se guardará una distancia de 1,5 metros entre cada puesto escolar.

Tanto el alumnado como el profesorado y resto de profesionales educativos deberán llevar puesta la mascarilla mientras permanezca en el recinto escolar.

La dirección del centro escolar organizará las entradas y salidas al centro de manera escalonada.

Los centros que dispongan de dos accesos, establecerán entrada y salida unidireccionales.

En aras a la priorización de medidas de salud y seguridad, se establece que en este final de curso el servicio complementario de comedor no será restablecido.

Se establecerán turnos en las horas de recreo para evitar aglomeraciones.

La supresión del servicio de comedor facilitará que los centros educativos adapten sus horarios habituales para que la docencia presencial contemple un horario intensivo de cinco horas diarias.

A finales de mayo principios de junio abrirán las aulas de 0-1 años de las haurreskolak pero los progenitores deben justificar que trabajan en un puesto esencial o tienen dependientes.

Dudas. La Federación de Ikastolas cuestionó ayer la inmediata vuelta a las aulas de algunos cursos y se preguntó sobre la necesidad de que adolescentes que han estado dos meses confinados tengan que volver a "una habitación cerrada, manteniendo las distancias de seguridad, sin moverse de la mesa y llevando mascarillas". A su juicio, Educación debería limitar "aún más" el regreso a las aulas, al entender que el alumnado de primero de Bachillerato y primero de FP "no debería volver". Sí se muestra de acuerdo con el regreso de segundo de Bachillerato, aunque no con la fecha (18 de mayo), ya que su presencia en las aulas se ha vinculado con la preparación de la selectividad, que se va a celebrar en julio.

"Nuestro deseo es que en septiembre vuelvan todos, pero habrá que ver si con normalidad o con unas condiciones"

Consejera de Educación