- El pasado 30 de marzo dieron el alta a un hombre de 88 años entre aplausos del propio personal. Supongo que las emociones, y los miedos también, han estado a flor de piel.

-Sí, sí. De los profesionales, de los pacientes, de todos; el acompañamiento a los enfermos no ha podido ser como hubiéramos querido, porque estaban restringidas las visitas, pero yo creo que los profesionales sanitarios se han volcado con los pacientes en el acompañamiento de esas situaciones.

¿Es esta la experiencia más estresante e inquietante de su carrera profesional?

-Pues sí, porque todo era desconocido, no sabíamos a qué nos teníamos que enfrentar; hemos tenido que ir aprendiendo constantemente todo, en el tratamiento a los pacientes, en la protección de los circuitos… hemos ido aprendiendo, pensando, repensando y siguiendo las directrices que nos marcaban desde el Departamento de Salud y Osakidetza.

¿Podemos confiar en nuestro sistema de salud? Valórelo.

-Yo creo que tenemos un buen sistema sanitario público vasco, que es Osakidetza.

¿Nos dejará el COVID, al menos, un sistema de salud mejorado?

-Nos ha sometido a una situación de estrés y a unas circunstancias difíciles, pero hemos sabido adaptarnos a una situación que ha sido desconocida y cambiante, y eso nos servirá para el futuro.