- Tras cinco años de trabajo, el grupo de investigación celular de Biodonostia ha descubierto la proteína responsable del tumor cerebral más frecuente en los niños, el meduloblastoma. “Es la tesis de una de las estudiantes del grupo y hemos participado siete autores en este estudio”, asegura el doctor Matheu, jefe del grupo. Los resultados de este estudio han sido publicados en la revista científica de ámbito internacional Cancers y puede suponer un paso de gigante hacia tratamientos oncológicos menos agresivos y una menor reincidencia de cáncer en el futuro de los pacientes. Made in Gipuzkoa.

A ver si lo entiendo. Han descubierto ustedes que hay unas células muy buenas para el desarrollo embrionario, para cuando estamos en la tripa de la ama, y lo malo es que nos las llevemos afuera, porque pueden favorecer la aparición de un tumor cerebral. Y que esas células llevan una proteína (ERBB4), que es posible silenciar. ¿Nos adelantamos así a la aparición de los tumores cerebrales infantiles?

-Más que adelantarte a la aparición de una enfermedad, lo que sucede es que a día de hoy los tratamientos que hay son de quimioterapia y radioterapia, que son muy agresivos y producen unos efectos secundarios importantes. Y de esta forma, lo que estaríamos haciendo es que aquellos tumores como el meduloblastoma, que tienen los niveles altos de esa proteína, como ya hay una serie de fármacos frente a esa proteína, se podrían usar y podrías tener un tratamiento personalizado.

Pero eso no quiere decir que pueda sustituir a la quimio y radio… ¿o sí?

-Podría sustituirlo incluso. Hay muchísimas evidencias de que ya no se pueden considerar los tumores como algo genérico, sino que hay que hablar de tipos de meduloblastoma. Ya se han identificado cuatro subgrupos y cada subgrupo habría que tratarlo de forma diferente.

¿Y esto se puede llevar a cualquier tipo de cáncer, me está diciendo que en todos hay varios subtipos?

-Y por eso algunos tratamientos funcionan con unas personas y no con otras, porque las dianas de esos tratamientos o las dianas generales afecta a algunas células y no a otras.

¿Este descubrimiento sería como una llave para avanzar en esa línea?

-Efectivamente, porque además, en este caso, hay cuatro tipos de meduloblastomas; dos de ellos ya se había identificado con qué tipo de proteína estaban relacionados y la que hemos descubierto nosotros (ERBB4) está asociada con uno de esos subgrupos que era un poco cajón de sastre y no tenía apellido hasta ahora.

¿Cuál es la prevalencia de estos tumores cerebrales?

-Gracias a Dios, todos los tumores infantiles son muy poquitos. Pero dentro de los tumores pediátricos, los cerebrales son bastante frecuentes, aproximadamente el 30%; y la incidencia de tumores del sistema nervioso central en relación de los niños está en un rango de dos a cinco entre 100.000. Esos tumores, los del sistema nervioso central, siendo el meduloblastoma el más común, son la segunda causa de tumores infantiles después de las leucemias.

¿Y son tumores con un alto grado de letalidad?

-No demasiado. A nivel estatal, hay aproximadamente entre 1.500 y 2.000 casos (de cáncer infantil) al año, de los cuales aproximadamente el 20 o 30% son tumores del sistema nervioso central y entre el 30% o 50%, depende de los sitios, son meduloblastomas (entre 150 y 250 casos al año en el Estado español). En algunas regiones hay un poco más y en otras menos.

¿Y se curan?

-En el caso de los meduloblastomas, el 70% o más se curan, el problema de muchos de estos pacientes es que los tratamientos provocan efectos secundarios y esos niños sí que sufren aparición de tumores de nuevo. Incluso el mismo tipo de tumor, pero también tienen mayor incidencia en otros tipos de tumores.

¿Y por qué sucede esto?

-Los tratamientos dañan la homeóstasis celular y eso hace que en el futuro pueda no responder del todo bien. Y en el caso concreto de las recurrencias, es que cuando los tratamientos no eliminan todas las células tumorales y alguna de esas tiene unas características de célula madre, regenerativas, pues vuelve a generarse.

¿Y dicen ustedes que suprimiendo esta proteína ERBB4 se puede destruir la capacidad de actuar como célula madre y reproducirse?

-Efectivamente. Estaríamos dirigiéndonos frente a esta proteína, y esas células que podrían formar otra vez un tumor no sobrevivirían y eso es importante porque son las que se pueden mantenerse dormidas mucho tiempo.

¿Es cierto que en el norte de la Península, también en Euskadi, la incidencia de los tumores cerebrales es mayor que en el sur?

-Sí, es así. Podría estar relacionado por la nutrición o la alimentación.

Coincidirá en que el cáncer es una de las mayores preocupaciones de las sociedades desarrolladas...

-Junto con las enfermedades cardiovasculares son las que más fallecimientos provocan. Esto, además, trasladado a los niños hace que los tumores pediátricos tengan un impacto muy significativo en la sociedad.

¿El cáncer infantil siempre ha existido o ha ido a más?

-No. Siempre ha existido, ha estado ahí y los números se mantienen constantes. Seguramente, en los últimos años hay una mayor conciencia social y un mayor interés.

Lo digo porque sin interés no hay gasolina y para financiar estos grupos de trabajo se necesita gasolina...

-En este caso, corresponde alabar a las asociaciones y a las fundaciones del entorno relacionados con los tumores pediátricos, que están muy, muy implicadas y que han hecho donaciones importantes para que este estudio y otros que tenemos en marcha salgan adelante. Me gustaría destacar a Aspanogi y SupeH, también Juneren Hegoak, que son extremadamente necesarias y nos están ayudando de una manera muy importante. Todo lo relacionado con investigación es costoso, pero corresponde más en este caso alabar a las instituciones que nos han apoyado, como el Ministerio de Salud, a través del Instituto Carlos III, o los Departamentos de Educación, que nos ha ayudado con la beca predoctoral, o el de Salud del Gobierno Vasco, pero pondría el foco en las asociaciones que se dedican a tumores pediátricas.

Seguramente son las que han movido a otras instituciones a apoyar.

-Efectivamente, que no solo nos han hecho donaciones, sino que dinamizan y hacen una conciencia social muy importante.

¿Y ahora, qué, dejan el testigo de esta investigación para que continúen otros o seguirán con ello?

-No queremos quedarnos aquí; hay una serie de fármacos que son inhibidores de esta proteína y queremos testarlos en células de este tipo nuevo, el tipo cuatro, a ver si podríamos llegar a un ensayo. Tenemos las asociaciones por detrás, apoyo, y consideramos que tenemos que dar el mayor número de pasos posible.

Vamos, que no van a soltar el hueso.

-La parte positiva es que no somos un grupo de investigación alejado de la clínica, sino que tenemos un trato muy fluido con el Hospital Donostia y el de Cruces, que es uno de los centros icono de la investigación en pediatría.

La pregunta del millón: ¿Se curará el cáncer en el futuro?

-Sí; es decir, la realidad a día de hoy es que ya hay cánceres que se curan, y cada vez se empieza a considerar como una enfermedad más crónica, que una aguda, cuya consecuencia final es el fallecimiento del paciente; aunque es cierto que aún hay algunos casos extremadamente malignos en los que no; pero recurriendo a los pediátricos, la mayor parte de los niños que tienen cáncer se curan. Estará cerca del 70%. Ahora lo que te tenemos que conseguir es que los posibles efectos secundarios sean menores y para ello hay que buscar que cada tipo de cáncer tenga un apellido y lo tratemos con una droga para esa apellido.

¿Cree que en un futuro podría ser innecesaria la quimioterapia?

-Yo creo que sí, que de aquí a unos cuantos años, no te sé decir cuántos, es posible que el uso de la quimioterapia sea mucho menor; ya hay muchos los tratamientos que son de inmunoterapia, es decir, activar nuestro sistema inmune para que sea efectivo, omitiendo la quimioterapia. Y a diez o quince años es posible que la mayor parte de los tratamientos estén relacionados con la inmunoterapia y el uso de la quimioterapia sea muchísimo menor, como el melanoma, en algunos hematopoyéticos, en cáncer de pulmón, por ejemplo.

“El 70% de los niños se curan; ahora hay que lograr que cada tumor tenga un apellido y una droga para cada apellido y reducir efectos secundarios”

“La investigación es algo costoso, pero hay que alabar a asociaciones como Aspanogi o SuperH, que han hecho donaciones importantes”

“El cáncer infantil siempre ha estado ahí. Las cifras se mantienen constantes, pero en los últimos años hay una mayor conciencia social”