a crisis sanitaria ha agravado la situación de las personas más vulnerables de Gipuzkoa. Familias que se han quedado sin trabajo al carecer de contrato, inmigrantes sin papeles o trabajadores que esperan las ayudas para poder llegar a final de mes. Son algunos de los colectivos que “necesitan” al Banco de Alimentos para poder llevarse algo que comer a la boca en estos tiempos de confinamiento. Por ellos, la organización ha decidido no cerrar sus puertas y, aunque se ha visto obligada a suspender sus repartos mensuales y las recogidas de último minuto en los supermercados, mantiene “un retén de guardia” que prepara “lotes de comida” para las asociaciones que lo solicitan. Así, desde el pasado 13 de marzo, han repartido 51.500 kilos de comida a unas 4.300 personas.

“Algo teníamos que hacer para no contagiarnos, pero no podíamos cerrar”. Con estas palabras explica Carlos Martínez, vicepresidente del Banco de Alimentos de Gipuzkoa, el dilema que surgió en el seno de una organización en la que la edad media de sus voluntarios supera los 70 años y por lo tanto son de riesgo ante el COVID-19. “Al final decidimos tener un retén de guardia de cuatro o cinco personas que pudiese atender las necesidades más urgentes”, apunta. Una posibilidad solo real gracias a que “contamos con algunas personas jóvenes” que han estado dispuestas a llevar a cabo la tarea.

De este modo, el Banco de Alimentos ha tenido que suspender sus repartos mensuales y el programa último minuto que recupera comida de los supermercados a punto de ir a la basura y realiza únicamente pedidos bajo encargo. Las entre 80 y 85 asociaciones con las que colabora la organización se ponen en contacto con ellos para que les preparen un lote para aproximadamente 50 a 60 personas. Las propias asociaciones acuden a su almacén en Oiartzun a recoger los alimentos y posteriormente repartirlos entre las personas que los necesitan. “Hay muchas personas excluidas que no tienen acceso a los servicios sociales. El COVID-19 ha demostrado que tenemos una población mucho más precarizada de lo que creíamos”, señala Patricia Viviana, gerente de Haurralde Fundazioa, que, junto a Unión Cinco Estrellas, Agisas (Asociación de Integradores Sociales y Animadores Socioculturales de Gipuzkoa) y Malen Etxea, recogen víveres del Banco de Alimentos.

Algunos de los colectivos a los que ayudan son personas que se han quedado sin trabajo al no tener un contrato, mujeres solas con niños que tienen dificultades económicas, familias que han sufrido un ERTE y deben esperar a las ayudas o inmigrantes sin papeles a los que les ha pillado el estado de alarma recién llegados a Euskadi. “Tenemos varias personas que no se atreven a salir a la calle por si les paran y a raíz de ello preparan una orden de expulsión”, afirma Viviana, al tiempo que añade que en estos casos son los mismos voluntarios de la asociación los que se encargan de llevarles la comida a sus casa.

Sin problemas de suministro

“Está pidiendo mucha gente nueva”

Prácticamente a diario el Banco de Alimentos prepara estos lotes. Desde el pasado 13 de marzo ya han repartido 51.500 kilos que, a doce kilos por persona, da un cálculo aproximado de 4.300 ciudadanos. O lo que es lo mismo, “más o menos un cuarto del número de personas que solemos ayudar”.

Ante la imposibilidad de recoger nuevos alimentos, la organización está tirando de sus propias existencias sin que por ahora “haya un problema de suministro”. Afortunadamente, los bonos de la última gran recogida no se han agotado. “Buscamos sobre todo alimentos no perecederos y yogurt o frutas, pero eso es más complicado de conseguir”, apunta por su parte Viviana.

Estas cuatro asociaciones agrupadas dan ayuda a en torno 50 familias, un total de 98 personas y 26 niños, y cuentan con, además de los víveres que les entrega tres días por semana (lunes, miércoles y viernes) el Banco de Alimentos, la colaboración de Eroski y dos restaurantes, Gandarias y Ristorante Cívico 14, que realizan comida preparada que pueden distribuir cada día.

Además, ofrecen ayuda psicológica a todas estas personas que en una situación de confinamiento como esta sufren todavía más, personas con depresión o con algún tipo de problema mental.

“Creo que cuando termine el encierro esto solo estará empezando”, asegura la gerente de Haurralde Fundazioa, quien cree que una nueva crisis económica lastrará a muchos colectivos, por lo que ve necesaria una mayor coordinación con las instituciones: “A nivel comunitario hemos funcionado muy bien, pero ha faltado la comunicación política”.

Para Martínez, la prioridad ahora mismo debe estar puesta “en el problema sanitario”, pero ya anticipa una subida en la cifra de 17.000 personas que en estos momentos ayudan de cara al futuro.

“Está pidiendo mucha gente nueva y después del encierro va a haber más, por lo que igual tendremos que hacer una recogida extraordinaria”, prevé, eso sí, dando por hecho que “una vez más, como siempre lo ha hecho, Gipuzkoa responderá”.

51.500

Desde el pasado 13 de marzo, el Banco de Alimentos de Gipuzkoa ha entregado 51.500 kilos de comida entre las asociaciones que lo han solicitado.

4.300

Según los cálculos de la organización, en este tiempo han ayudado a 4.300 personas, un cuarto del número total de ciudadanos que suelen atender.

+17.000

Tras el encierro esperan que el número actual de personas atendidas cada mes (17.000) crezca.

“Está pidiendo mucha gente nueva y después del confinamiento va a haber todavía más”

Vicepresidente del Banco de Alimentos

“La crisis ha demostrado que hay una población más precarizada de lo que creíamos”

Gerente de Haurralde Fundazioa