- Por segunda vez en sus 34 ediciones, el programa Oporrak Bakean se cancela este año y los niños saharauis no podrán venir a Gipuzkoa durante el verano. "No podríamos responsabilizarnos de que viniese un niño, se contagiase y llevase el virus al campamento de refugiados", explica Eli Izagirre, coordinadora del plan, quien adelanta que ya trabajan en el diseño de "alguna forma de ayuda" para tratar de rebajar las condiciones climatológicas extremas que deben soportar los menores en Tinduf.

El Gobierno saharaui ha decidido que ningún niño salga este año de Marruecos ante el riesgo de ser contagiado por el COVID-19, un virus que por ahora no ha llegado a los campamentos de refugiados. De este modo, el programa Oporrak Bakean ha tenido que ser cancelado y las familias guipuzcoanas no podrán acoger a un menor durante las vacaciones estivales.

"Lo mejor es que se queden allí y podamos ayudarles de otra manera", cuenta Izagirre, confirmando así que esta será la segunda vez que el programa quede cancelado. En 1999, ante el anuncio de la ONU de llevarse a cabo un referéndum en el Sáhara, el Gobierno saharaui mandó paralizar el envío de menores. Sin embargo, "el referéndum nunca se hizo y los niños se quedaron sin poder venir".

Ahora, la grave crisis sanitaria impide que el programa se pueda realizar con todas las garantías. En los campos de refugiados no hay ni un solo caso de coronavirus, por lo que exponer a un niño a él y llevarlo consigo al campamento "puede ser el caos". "Allí ya no es que no haya hospitales, es que no hay ni jabón. Si entra el virus la situación puede ser muy, muy complicada", indica esta voluntaria.

Aunque el programa de este verano quede cancelado, Izagirre confía en que las familias apuntadas continúen el año que viene y puedan hospedar a un menor. De hecho, Oporrak Bakean espera que este parón sirva para reforzar la tarea de acogida del 2021. "Aunque la verdadera noticia positiva sería que este parón no fuese por un virus, sino que fuera definitivo, y que los saharauis pudieran volver a su pueblo", relata la voluntaria, quien apunta que este pueblo lleva "44 años en campamentos" a la espera de un referéndum "que nunca llega".

Sin embargo, la imposibilidad de traer jóvenes saharauis este verano no hará que los voluntarios bajen los brazos y ya trabajan en alguna forma de ayuda "de la que aún es pronto saber cuál", que rebaje las condiciones extremas que viven cada verano allí.

"En los meses de julio y agosto en los campamentos alcanzan los 55 grados de temperatura; es impensable imaginarnos qué es eso. Son unas condiciones indignas", señala.

La posible ayuda que se envíe se desconoce si será económica, a través de la compra de materiales concretos o de alguna otra forma, pero desde Oporrak Bakean anticipan que todas aquellas personas que quieran colaborar podrán hacerlo. "No podemos dejar a los niños sin ayuda", concluye.

Sin prohibiciones. Chernobil Elkartea continúa adelante con su programa de acogida de niños y niñas de esta zona ucraniana de cara al verano, al menos hasta que "exista una prohibición directa de España o de Ucrania". No obstante, la difícil situación tanto allí como aquí hace que todo "esté en el aire" y exista el riesgo de que finalmente se tenga que cancelar. "Seguimos buscando familias mientras vemos con temor que el virus pueda llegar a las aldeas de allí, porque la situación puede ser muy dura".