sto es una guerra. Lo ha dicho el general de cuatro estrellas en tono de arenga. El enemigo es chiquitín, pero matón. Que nadie se lleve a engaño. Esto va para largo. Para bastante largo. El 14 de abril lo celebramos en casa. A nosotros, los que presuntamente estamos sanos, que no al sistema sanitario, nos corresponde evitarlo con nuestro comportamiento. No lo ocultan los líderes sanitarios, que hacen gala de transparencia total. Si no dicen más es porque todavía no lo saben. Mantengamos la confianza. Tiempo habrá de criticar desatinos. Debemos continuar confinados. Así celebraremos el 14 de abril. El seguimiento de la pandemia por parte de Moncloa se torna en partes de novedades de chapuzas. Se incorpora a filas el primer soldado, que no contribuyente, de España, y en el fragor del combate renuncia a una parte, solo una parte, no al trono, de la herencia del Campechano. Otro brindis al sol, porque nuestro derecho civil, ver artículo 991 del Código Civil, no contempla esa posibilidad. El personal de Osakidetza recoge firmas abogando por el cierre de toda actividad. Ignoraba que estas decisiones se adoptaran de manera asamblearia. Arnaldo dixit. Que no cunda el pánico. Los directivos de Osakidetza son gente seria. Me dicen que, después del descenso de la venta de preservativos al estallar la crisis del COVID-19, acojono generalizado, ahora está en cotas superiores a la época precrisis. Buen termómetro. Afloja el miedo. Bien.

Tenemos que aplastar, entre todos, la dichosa campana de Gauss, la que nos indica en cada momento el número de enfermos diagnosticados. Mientras no descienda, colaboraremos de la única forma que podemos. Vuelven a ser de actualidad las palabras del doctor. D. Juan Negrín López, eminente médico fisiólogo y olvidado presidente de la II República española: "Resistir es vencer".