e bajado a por el pan y la prensa, como todas las mañanas, tempranito. Los clientes guardábamos cola disciplinadamente, a la distancia correcta. En silencio. Podría parecer un tanto ridículo. Pero es lo correcto. En la farmacia de mi barrio, incluso han dibujado en el suelo unas rayas para mantener la distancia de seguridad. En el súper, lo mismo junto a las cajas. Alguno se preguntará el motivo de tantas precauciones. Es sencillo. Un médico alemán apellidado Flügge demostró que, incluso hablando en voz baja, expelemos gotitas de saliva que se nebulizan en el aire -gotas de Flügge- y que podían ser transmisoras de microorganismos (no llegó a oír hablar de los virus) e indujo a la utilización de máscaras de gasa.

Bien, volviendo a la distancia de seguridad, también las preconizaban los curas a mediados del siglo pasado, pero era por otros motivos más golosos y menos virulentos. Como ocurre con otros virus que causan neumonía, en el caso de nuestro protagonista, el contagio se produce por vía respiratoria, a través de las gotitas respiratorias de más de cinco micras en el caso del coronavirus, que las personas producen cuando tosen, estornudan o simplemente al hablar. Estas gotitas cargadas de virus pueden alcanzar a las personas a menos de metro y medio de distancia e infectarles, en cualquier sitio, preferiblemente cerrado, la tienda, un transporte público, por ejemplo.

También pueden depositarse en lo que técnicamente denominamos "fómites", en referencia a las mesas, encimeras, la "fornica" de la mesa de la cocina, asideros, manillas, botón del ascensor, que tocaremos, muchas veces de manera inconsciente, y de igual forma, nos llevaremos luego la mano a la boca, ojos, nariz, por donde penetrará en nuestro organismo. Para evitarlo, y para estos menesteres, es recomendable utilizar la mano no dominante. El agua jabonosa, el alcohol y la lejía un poco rebajada siguen siendo suficientes. Como siempre. De ahí la importancia de la distancia y de la higiene permanente en las manos y objetos que toquemos habitualmente. Insisto, los diestros con la mano izquierda, los zurdos con la derecha, y la necesidad de lavarnos las manos con frecuencia y siempre, siempre, al regresar de la compra.

Doctor en Veterinaria