Gipuzkoa está sufriendo en los primeros meses de 2020 una cadena de fatalidades. Desde que arrancó el año, el número de víctimas en siniestros como accidentes de coches y motos, e incendios alcanza ya la quincena.

El año se inició de la peor manera posible, con la muerte de dos jóvenes de 25 y 29 años en Arrasate por intoxicación por monóxido de carbono cuando se encontraban en el interior de su vehículo tras disfrutar de la Nochevieja. Solo un día después, el 2 de enero, un motorista de Lazkao, Unai Domínguez, de 33 años, perdió la vida después de pasar la madrugada ingresado en el Hospital Universitario Donostia, donde fue trasladado al sufrir un grave accidente en pleno casco urbano de Beasain. Al día siguiente, una persona que vivía en la calle fue encontrada muerta en un cajero del bario donostiarra de Gros.

Apenas una semana después, el sábado 11 de enero, se registró otro accidente de tráfico, esta vez en Olagüe (Navarra), en el que perdió la vida Mikel Manzano. El joven donostiarra y Xabier Taberna, de Igantzi, fallecieron en un siniestro en la carretera N-121.

En enero, el día 22, se registró otra muerte en Gipuzkoa, esta vez en la planta de Arcelor de Olaberria, donde falleció un transportista de 59 años al ser aplastado por su vehículo cuando realizaba labores de carga y descarga.

La montaña también se ha cobrado la vida de un guipuzcoano en lo que va de año. El pasado 3 de febrero, el montañero Luis Mari Mujika, de 81 años, veterano miembro de la sociedad Pol Pol, falleció al sufrir una caída en la peña Mugarra, en la comarca del Duranguesado.

Pero si un siniestro ha tenido repercusión social (e incluso política) ha sido la muerte del eibartarra Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, de Zalla, tras el derrumbe del vertedero industrial de Zaldibar. Ambos siguen desaparecidos un mes después de la tragedia, que ocurrió el 6 de febrero. Tres días después, un accidente de moto se cobró la vida de Néstor Mendive, donostiarra de 44 años que murió al sufrir un accidente en la variante de Donostia (GI-20) cuando regresaba de presenciar el partido entre la Real y el Athletic en Anoeta.

Dos días después, el 11 de febrero, un hombre, trabajador de Arcelor, falleció al registrarse un incendio en su vivienda en Olaberria y, solo tres jornadas más tarde, un accidente de moto costó la vida a un vecino de Eskoriatza de 29 años en la carretera del embalse de Ullibarri, en Araba.

Especialmente trágico ha sido este fin de semana, que se inició con la muerte de un matrimonio que regentaba una churrería móvil en Azkoitia que se incendió el pasado viernes y provocó la muerte de ambos, y el accidente de ayer en Hernani, que se salda con tres personas fallecidas.

Los accidentes de moto han costado la vida a tres personas, mientras que otras tres han fallecido a causa de incendios