Puede que Olentzero ya lo haya depositado bajo el árbol o que los Reyes estén a punto de colocarlo. Si entre los regalos de su hijo o hija se cuela su primer móvil, compren un buen roscón y ármense de paciencia porque para aprender a manejar este juguetito sin que nadie resulte damnificado hay que hacer mucho más que leerse el libro de instrucciones. "Si se lo damos, debiéramos de asumir un compromiso de supervisión, constancia y preparación previa. Dicho así, es un marrón para nosotros, pero parece que nos quedamos en la primera parte: quedo bien con el regalito, me deja de dar la tabarra, ya no se me traumatiza y ya", afirma Jorge Flores, director y fundador de PantallasAmigas, quien ofrece las claves para promover su uso responsable y algunos argumentos para los progenitores que, como Astérix y Obélix, aún oponen resistencia.

"No se regala el móvil, sino que se cede el uso"

Apenas desenvuelvan el móvil, una vez suelten el irrintzi de rigor, hay que dejarles clara la cláusula más importante: "El móvil no es tuyo y, por lo tanto, no puedes hacer con él lo que te dé la gana, sino que es mío y te lo dejo para que lo uses en las condiciones que yo considere o que acordemos. Es un regalo, pero condicionado", matiza Flores, quien aclara que este "criterio" se adecuará a la edad del menor. Al tiempo que se comunica que "no se regala, sino que se cede el uso", hay que explicar que "ceder el uso significa también la responsabilidad en su gestión y mantenimiento".

"Una App que le informe del tiempo que lo utiliza"

Que un menor se tire horas hipnotizado con el móvil y piense que ha pasado un suspiro es habitual. Para evitarlo, este experto aconseja instalar una App que informe al interesado y a sus progenitores de "la cantidad y tipos de uso", es decir, de si se pasa media tarde viendo vídeos en YouTube o "ha activado el móvil 40 veces". "Esto es importante porque al chaval le va a ir dando un dato objetivo del tiempo de uso, que tiende a ser excesivo, y toma conciencia. Por otro lado, permite a los padres supervisar y establecer unos objetivos máximos o de reducción, llegado el caso", señala este profesional, partidario de las Apps de control parental, pero no del "espionaje".

"Limitarlo en las horas en familia y de dormir"

A la hora de negociar la utilización del móvil, dice Flores, "habrá que poner unas limitaciones en cantidad y momentos de uso que tendrán que ser respetadas, sobre todo, en las horas de dormir y compartidas en familia". Eso de que el dispositivo pernocte junto a los retoños, como un peluche, ni en sueños. "Para despertarse vale con un despertador de 5 euros", desmonta la excusa más socorrida de la chavalería.

"Cuidado con los datos que comparten"

Dados los peligros que puede llegar a entrañar, es fundamental enseñar a los menores a que se protejan cuando tienen un smartphone entre manos. "Tendrían que responsabilizarse de la privacidad y de la seguridad, esto es, de bloquear la pantalla de inicio, no dejar preconfiguradas las claves de acceso a las redes sociales, tener el antivirus actualizado, tener cuidado con qué redes wifi abiertas se conectan y también con qué datos comparten con otras personas", explica el experto.

"Cuando se tenga tiempo de acompañarle"

Dice el director de PantallasAmigas que ya hay quienes tienen móvil con 9 años. A la pregunta del millón, ¿A qué edad conviene dárselo?, contesta sin dudar. "Cuando los padres tengan el conocimiento suficiente y el tiempo para acompañarle de manera adecuada. Sabiendo que en la generalidad de los casos no es así, por debajo de los 13 nos parece que no están bien medidas las oportunidades y los retos", argumenta.

"Soportar ser el 'perro verde' es un aprendizaje"

Soy el raro de la clase, me voy a quedar aislada... Los argumentos esgrimidos ante los padres y madres para hacerles ver la tremenda injusticia que cometen cuando se niegan a comprar un móvil a sus hijas o hijos son variopintos. "Ser el perro verde y soportarlo es un aprendizaje en la vida porque no podemos ir siempre a la corriente. En segundo lugar, hay que evaluar con tranquilidad y criterio hasta qué punto ese supuesto aislamiento es así, cuáles son sus efectos y si no hay alternativas menos cómodas para suplirlo", invita a reflexionar este profesional. "Vamos a medir bien porque igual me dices que con 11 años tiene que estar en contacto con sus amigos. Hombre, no creo que salga mucho por ahí...", dice con ironía y añade que "muchas veces están conectados en juegos on line o en otras plataformas, están en el centro educativo muchas horas juntos... ¿De qué aislamiento estamos hablando?".

"Regalar un móvil es egoísta"

"Regalar un móvil es egoísta. Tiene más ventajas para el que lo da que para el que lo recibe", lanza Flores y lo explica. "Es un regalo muy agradecido, fácil de adquirir, te libera del dilema de comprarlo o no y acaba con la pelea del quiero un móvil ya", expone. Sin embargo, profundiza, "hay muchas razones por las que debemos resistirnos y muy pocas por las que debamos dárselo. Es cuestión de poner en la balanza". En este sentido, comenta, "el uso abusivo es cada vez mayor y no se está acompañando bien en las edades tempranas" y, en cambio, "chicos y chicas que han estado más limitados lo han superado sin traumas y han desarrollado una aproximación más crítica al móvil como una herramienta, no como una forma de vida".

"Asumimos una responsabilidad legal"

A la hora de mantenerse firme ante la presión social, hay que cargarse de buenas razones. Flores enumera unas cuantas. "Desde el punto de vista de padres y madres asumimos una responsabilidad legal con respecto a las acciones que pudieran hacer con el móvil. Si no hemos trabajado la prevención, podemos estar exponiéndolos o facilitando la vulnerabilidad en un entorno como es la red. Además, si desde pequeños les ponemos un móvil, no les damos la posibilidad de aprender a gestionar el aburrimiento y la frustración".

"Que le dediquen un ratito a planteárselo"

"Nos es complicado a nosotros mismos gestionar nuestro propio uso, razón de más para que pongamos más empeño en ayudarles a ellos a que no entren en esa espiral", defiende este experto, quien insta a los progenitores a que "le dediquen un ratito más a planteárselo porque es una decisión importante". Si alguno recapacita y falta un regalo bajo el árbol, a servidora que la registren.