con puntualidad inglesa, la sirena de la Relojería Internacional (calle Garibai), que resuena en gran parte de la ciudad a las doce en punto, dio el pistoletazo de salida al baño más solidario del año. Y es que ya se ha convertido en tradición arrancar el día de Navidad sumergiéndose en aguas del Cantábrico, cuya temperatura, en estas fechas, se sitúa en los 15 grados.

La tradición es la tradición y más cuando el baño tiene un fin solidario. La XIII edición del Kontxapuzon, organizada como cada año por la sección de waterpolo del Club Deportivo Fortuna, reunió ayer a 245 personas en la playa de La Concha, en una edición en la que el sol y las altas temperaturas ganaron la batalla a la impresión que produce quedarse en bañador en pleno mes de diciembre. De hecho, el buen tiempo ayudó a que la de ayer fuera la edición más numerosa de cuantas se han celebrado, convirtiendo al Kontxapuzon en una gran fiesta playera en el recién estrenado invierno.

Y es que ayer, el bañador ganó la partida al traje de neopreno. Los más deportistas apenas tardaron cinco minutos en completar el pequeño recorrido delimitado por boyas del que consta esta cita anual, pero ayer, el día invitaba a gozar de la ocasión y hubo quien se prodigó hasta un cuarto de hora en el agua, disfrutando del veranillo que nos ha regalado Olentzero. Y, al contrario de lo que suele ocurrir en otras ocasiones, en las que el mercurio obliga a correr hacia los vestuarios para recuperar el calor perdido, ayer, tras el baño, hubo tiempo para posados fotográficos, abrazos y distendidas charlas.

El esfuerzo de todos ellos irá destinado este año, en forma de donación, a la asociación de Daño Cerebral Adquirido de Gipuzkoa, Atece, que desde el año 1994 presta servicio a personas que han sufrido un daño cerebral -como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico, ictus, tumor cerebral o cualquier enfermedad que origine una falta de oxígeno en el cerebro-, y a sus familias.

El Kontxapuzon cerró así una nueva y exitosa edición que cada año va sumando participantes y que para mucha gente se ha convertido en una cita obligada de la Navidad donostiarra.

La asociación de Daño Cerebral Adquirido de Gipuzkoa, Atece, ha organizado un concierto solidario para arrancar el nuevo año. La cita tendrá lugar el próximo 2 de enero, jueves, a las 20.00 horas en la Catedral del Buen Pastor de Donostia, y en el mismo se podrá disfrutar de la Sinfonía número 9 de Antonín Dvorák, Del nuevo mundo. La entrada tiene un precio de 10 euros y, quien lo desee, también puede colaborar con la asociación mediante la adquisición de butacas para la fila 0, haciendo un donativo en el siguiente número de cuenta: ES92 2095 5143 29 1062736888. Atece es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja con el objetivo de mejorar la calidad de vida tanto de las personas afectadas por un daño cerebral como la de sus familias.