elgoibar - El espectacular incendio que la mañana del pasado sábado arrasó el bloque de viviendas situado en el número 4 de la calle Errosario de Elgoibar y causó graves daños en los dos inmuebles colindantes, volvió a cobrar protagonismo durante la jornada de ayer.

El reloj marcaba en torno a las 11.30 horas cuando varias personas que se encontraban contemplando los desperfectos generados por el suceso se percataron de que salía humo del interior de una de las viviendas calcinadas y se lo comunicaron a los agentes de la Policía Municipal.

Estos realizaron las comprobaciones oportunas y no dudaron en llamar a los Bomberos de Eibar, que en apenas unos minutos hicieron acto de presencia con dos camiones y echaron mano de las mangueras para evitar el resurgir de las llamas.

Afortunadamente, todo quedó en un susto y el centro histórico de la villa pronto recuperó su aspecto habitual; una normalidad que, sin embargo, tardarán mucho tiempo en lograr las once familias que se han visto obligadas a dejar sus viviendas como consecuencia del incendio del sábado.

A la espera de los informes técnicos pertinentes, la alcaldesa, Ane Beitia, avanzaba ayer que “el edificio del portal número 4 está muy mal y todo parece indicar que tendrá que ser demolido, mientras que los dos inmuebles colindantes tienen el tejado y las paredes de los pisos de arriba con importantes daños”. Por ello, “tendrá que pasar bastante tiempo hasta que se den las condiciones que garanticen que los vecinos de esos portales puedan regresar a sus casas de manera segura”.

En cualquier caso, “no será hasta que se proceda al desescombro cuando se vea si la estructura de esos dos edificios está dañada”, puntualizó la primera edil, al mismo tiempo que incidió en que “la prioridad para el Ayuntamiento es ayudar a las personas que han tenido que salir de sus casas, en algunos casos con lo puesto”.

Ante esa situación, desde el Consistorio elgoibartarra ya están trabajando para ayudar a encontrar un nuevo alojamiento a esas familias que “de momento, han sido reubicadas en casas de familiares, en hoteles y en el piso que tiene el Ayuntamiento para situaciones de emergencia”.

cierre de la calle Tras el incendio del sábado, el Ayuntamiento reabrió el lunes de manera parcial la calle Errosario. Lo hizo cerrando con unas vallas el espacio próximo a los edificios afectados, pero habilitando un pequeño paso para posibilitar el tránsito peatonal.

Sin embargo, durante toda la jornada del lunes fueron muchas las personas que se acercaron hasta el recinto vallado a contemplar los daños ocasionados por el suceso; por lo que el Ayuntamiento procedió ayer al cierre total del tramo de la calle situado junto a los inmuebles afectados “para garantizar la seguridad de la gente y evitar que alguien pueda sufrir daños en el caso de que se desprendan materiales de las viviendas afectadas”.

Ese cierre total de la calle es “provisional”, aunque se mantendrá “hasta que se encuentre otra solución que garantice la seguridad de la ciudadanía”, avanzó Beitia.

Por su parte, los vecinos de los pisos afectados por el incendio seguían ayer sin conseguir quitarse el susto del cuerpo. Era el caso de Andrés, el hostelero argentino que regenta la pizzería-cafetería El Gautxo, situada en la misma calle Errosario. Según recordaba mientras retiraba algunas de sus pertenencias del piso que tenía alquilado en el número 5 de Kalegoen plaza, se percató del fuego estando en la cama “porque mi mujer dijo que hacía mucho calor y que olía a humo”. “Poco después empezamos a escuchar gritos de ¡desalojo, desalojo! y salimos corriendo, con lo puesto”. Tres días después, Andrés reconocía que seguía “de los nervios, sin poder quitarme el susto de encima”.

Algo similar afirmaban los hermanos Rafa y María Ángeles Alkorta, que el sábado vieron cómo el fuego arrasaba la vivienda de sus padres. “El susto ha sido terrible y al ver cómo ha quedado el piso se nos ha caído el alma al suelo”. Aún así, esta pareja de hermanos se congratulaba por el hecho de que su madre, de 92 años, no se encontrara en la vivienda en el momento del incendio”. Si llega a estar dentro, señalaban, “le da un infarto”.

Quien sí se mostraba algo más optimista era Jesús Mari, el dueño del bar Jai Alai, situado en la planta baja del número 5 de Kalegoen plaza. Aunque su establecimiento y el bar Iturri se encuentran cerrados desde el sábado, Jesús Mari estaba esperanzado en poder reabrir su bar “en unos pocos días” porque, afirmaba, “parece que he tenido suerte y salvo algo de agua que entró en el almacén, el incendio no ha ocasionado daños en el local”.