un día, en el Instituto de Formación Profesional Don Bosco de Errenteria, apareció un conocido con un Seat Panda al que los alumnos de electromecánica tenían que hacerle ciertas revisiones. Este hombre encendió la mecha con una broma: “Tenéis que arreglarlo muy bien, que me voy a ir a hacer la Panda Raid”, exclamó. Los alumnos comenzaron a investigar sobre esta carrera y a la semana siguiente propusieron formalmente al Departamento de Automoción del centro la idea de comprar un coche del mismo modelo para colaborar entre todos en su adaptación.

Ya ha pasado más de un año desde aquel diciembre de 2014. Todo está listo y tan solo faltan dos semanas, hasta que el 5 de marzo inicien el recorrido desde Madrid, donde tendrán lugar las verificaciones administrativas y técnicas, para poner rumbo a Algeciras y de allí a territorio africano, donde comenzará lo esencial de la prueba. En Marruecos se dirimirá gran parte de una carrera que concluirá el 12 de marzo en Marrakech. Este viaje solidario pretende, además de generar adrenalina, contribuir con al menos 20 kilos de material escolar por coche para un colegio del entorno. El raid -un tipo de rally más duradero y complicado- abarca una semana y 4.000 kilómetros divididos en etapas diarias sobre la geografía marroquí.

Los 23 alumnos de la clase de electromecánica, de entre 17 y 25 años, se decidieron a hacerse con el Seat Panda y lo compraron por Internet, en Vitoria, por 700 euros. Pero es que además, gracias al proyecto Poctefa, de colaboración transfronteriza a nivel europeo, cuentan con un segundo coche en colaboración con el centro CM64 de Baiona. Así que el equipo de Don Bosco se compone de dos máquinas que competirán contra otros 221 participantes en la línea de salida.

Además de la carrera en sí, y del aspecto solidario que aporta, estos jóvenes han tenido la oportunidad de “aplicar directamente todo lo que han visto en el aula”, explica su profesor, Javier Oskoz. “Han hecho modificaciones importantes a los coches, como una caja de cambios de cinco marchas, en vez de cuatro; la suspensión; han jugado con las ruedas; han revisado el motor de arriba abajo para que sea fiable y lo mismo con los frenos”, enumera.

Colaboraron también los alumnos del curso de Chapa y Pintura, que transformaron el bólido en tricolor, con los tonos de Don Bosco: amarillo, blanco y negro. Lo han rotulado con los nombres de las entidades colaboradoras, como los ayuntamientos de Pasaia y Errenteria, que han pactado que a la vuelta de la aventura, “los chavales cuentan su experiencia en distintos centros escolares para transmitir su experiencia, y las condiciones en las que estudian los niños de allí”, apuntó Oskoz.

El coche labortano irá pilotado por un alumno de Don Bosco, Ion Gajate, y el joven Jonathan Hondalette del centro de Iparralde hará de copiloto. Y el otro lo manejarán dos chavales de Don Bosco, Jonathan Veiga y Aritz Arias, que se ganaron a pulso el privilegio. “Ellos ya sabían que los mejores de clase iban a tener más oportunidades. También ha ido en función de la implicación. Ha sido claramente un aliciente para esforzarse”, detalla el profesor, que recuerda que un grupo de cuatro alumnos incluso en sus vacaciones acudió al centro para seguir montando el coche.

Pero no irán solos. El experimentado Keni Soler, un ingeniero de la zona que colabora con ONG y que ha participado en otras ediciones, les acompañará y será su responsable. Gracias a él, han conseguido placas solares y un sistema de generación eléctrico para donarlo a la escuela marroquí. Entre los tres vehículos transportarán los 150 kilos de placas y baterías, y una vez que lleguen a su destino, se quedarán “para echar una mano y montar el sistema”.

Una vez que regresen, estos alumnos donarán el Seat Panda a Don Bosco para que en años posteriores otros jóvenes tengan la oportunidad de ir. Preparar un coche es algo “que nunca termina” porque “siempre va a haber cosas que mejorar”, anuncia Oskoz. Este profesor supone que en la carrera sus alumnos se quedarán con ideas de otros competidores para poner a punto su coche, aunque asegura que el que han conseguido es “bastante bueno”. Con la aventura a la vuelta de la esquina, este equipo está “muy ilusionado” por ver rodar al Panda y con llegar desde Errenteria a Marruecos, “y vuelta”.

El recorrido de la carrera consta de 4.000 kilómetros desde Madrid a Marrakech.

20 kilos solidarios. El objetivo de la misma es que los 222 participantes aporten, como mínimo, 20 kilos de material escolar para una escuela marroquí.