EH Bildu hizo una apuesta fuerte designando a su candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, como cabeza de lista por Álava, y le salió bien. La coalición soberanista obtuvo 44.652 votos en el territorio y 8 escaños, frente a los 40.939 sufragios y siete asientos del PNV, el segundo partido más votado, y por primera vez se hizo con la victoria en las autonómicas en la circunscripción históricamente más refractaria al mensaje independentista.

En todo caso, hace ya varios años que los de Arnaldo Otegi crecen en Álava, en una tendencia sostenida que tuvo su punto álgido con la victoria lograda en Gasteiz en las municipales de hace un año y que empezó a cuajar con su primer puesto en las europeas de 2015. El electorado alavés se caracteriza por su pragmatismo y decide su voto tradicionalmente en función de la corriente dominante y del tipo de cita electoral en la que se le pide su opinión, lo que explica que a lo largo de los años se hayan proclamado victoriosos prácticamente todos los partidos del arco parlamentario.

Feudo inexpugnable

El PNV ha vencido en 25 ocasiones, prácticamente en todos los episodios políticos de la democracia, salvo en la segunda mitad de los años noventa del pasado siglo, cuando el PP hizo del territorio un feudo inexpugnable. En siete ocasiones casi consecutivas se hizo con la victoria, que reeditaría en otras seis ocasiones entre 2007 y 2015, esta vez en alternancia con PNV, PSE, EH Bildu y Podemos, que tuvo en Álava uno de sus mejores resultados en el Estado en aquellas generales de 2015 en las que los de Pablo Iglesias pugnaban por el sorpasso al PSOE.

Trece victorias ha sumado también el PSE en Álava, casi la mitad de ellas forjadas en los años ochenta y el resto en la primera década del siglo XX, y la de ayer fue la tercera de EH Bildu. En esta ocasión, la percepción de cambio que se barruntaba en Euskadi por el relevo generacional de los votantes y por la adaptación de EH Bildu a esta circunstancia, y el desgaste de los jeltzales tras tres legislaturas de gobierno en Ajuria Enea, llevaron a alavesas y alaveses a subirse a esa ola y dar el primer puesto en el día de ayer a los de Otxandiano. Merced a esta inercia, el PNV se dejó dos escaños en Álava, los mismos que ganó EH Bildu. La noche se desarrolló, por tanto, bajo el guión marcado por las encuestas, en una pugna a dos, entre PNV y EH Bildu, pero ese punto de partida no evitó que entre el resto de partidos también hubiera trasvases de votos y cambios de posición en la clasificación electoral.

Empate a cuatro

El PSE retuvo los cuatro escaños obtenidos en 2020 en una cita en la que Aroa Jilete pasó un tanto desapercibida como cabeza de lista por Álava frente a la exposición pública acaparada por el candidato socialista a lehendakari, Eneko Andueza. Retuvo los cuatro asientos y conservó ademas la tercera posición, por poco, frente a un Partido Popular que gana un escaño. Tanto socialistas como populares van a entrar en la Cámara legislativa de la calle Becerro de Bengoa con los mismos escaños por la cuota alavesa.

Presencia sin ruido

Así, los populares sacaron rendimiento a la estrategia de rescatar al alavés Javier de Andrés como candidato a lehendakari, y hacer una campaña con presencia pero sin ruido, conocedores en esta formación de que en Euskadi en general, y en Álava en particular, es preciso tocar otra música distinta a la del resto del Estado para ganarse al auditorio en el actual contexto político.

Duelo por evitar ‘el descenso’

Otro de los duelos entre dos que se jugaban en estos comicios, pero en este caso en la lucha por evitar el descenso, era el que enfrentaba a las izquierdas confederales.

Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano durante la noche electoral, que EH Bildu celebró en el Mercado del Ensanche de Bilbao. Miguel Toña

Nuevamente Álava fue decisiva, al otorgar un escaño a Jon Hernández, de Sumar, que le negó a Podemos, a pesar de que el cabeza de lista por Álava venía de Gipuzkoa y de que la formación de Yolanda Díaz ha volcado sus esfuerzos en dar a a conocer a su candidata a lehendakari, la vizcaína Alba García.

Supervivencia en tierra “hostil”

En el otro extremo del arco ideológico vasco, Vox celebraba ayer haber mantenido su escaño por el territorio alavés, esa “tierra hostil”, como la definió su cabeza de lista por el territorio, Amaia Martínez; que hace cuatro años abrió las puertas del Parlamento Vasco a la formación de extrema derecha. Su mensaje de campaña, enfocado en el negacionismo climático, la vinculación de la inseguridad ciudadana con la inmigración y los guiños al sector primario, más aún que en la confrontación con el nacionalismo, le ha servido para ganarse su presencia, por una legislatura más, en el Parlamento Vasco. Álava, como en el caso de Sumar, ha sido determinante para que así sea.