Ni la gestión de la pandemia, ya con perspectiva y no al calor del grito por la libertad, ni las continuas manifestaciones de diferentes sectores sociales en la calle, principalmente del ámbito sanitario público, entre otros, consiguieron minar a Isabel Díaz Ayuso. Todo lo contrario. Bendecida como la líder natural del PP a la hora de marcar estrategia, la presidenta de la Comunidad de Madrid volvió a pasar como un ciclón y se llevó por delante todo hasta firmar la mayoría absoluta que tanto perseguía. La dirigente popular superó la barrera de los 68 escaños (71) y no necesitará ni los de Vox para hacer y deshacer a su antojo. No digamos ya de Ciudadanos, que definitivamente es historia en la política estatal tras condicionar gobiernos las últimas legislaturas.

Por detrás, al PSOE de Juan Lobato no le queda ni el consuelo de quedar por delante de Más Madrid y Mónica García, que no ha sabido rentabilizar su condición de líder de la oposición, y es que pese a que ambos suben en escaños, la desaparición de los diez escaños de Podemos, con Alejandra Jacinto al frente, dejan a la izquierda absolutamente noqueada, y ello también deja a la vista la importancia que tuvo hace dos años la presencia de Pablo Iglesias al frente de la lista morada para asegurar la representación. Esta vez no bastó ni con su presencia tanto en mítines como en los medios para amarrar un hueco en la Puerta del Sol.

Pero es que además, en el Ayuntamiento de Madrid José Luis Martínez-Almeida, que tenía el horizonte más complicado, no tuvo piedad de sus rivales y se apuntó de manera incontestable la mayoría absoluta. Sacó 29 concejales, sin que los cinco de Vox le condiciones de alguna forma.

Más Madrid se precipitó desde los 19 asientos hasta los 12, y el PSOE de Reyes Maroto ganó tres para quedarse en los 11, pero un guarismo del todo inútil para las aspiraciones de la izquierda, que continúa encadenando fracasos en este feudo, tanto en el conjunto de la comunidad como en la capital del Estado, donde ya no estaba Podemos.

El notable resultado del PP de Feijóo a nivel estatal hace que el arrollador triunfo de Ayuso no conduzca a la lideresa a proceder un intento de desalojo como el que hizo con Casado. Es lo particular es su único pero, aunque quizás sea la mejor noticia para el propio PP.