La histórica exdirigente de ETA Marixol Iparragirre, alias 'Anboto', regresa a la Audiencia Nacional este martes para ser juzgada por ordenar el asesinato de Juan Carlos I con motivo de su asistencia a la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao el 18 de octubre de 1997. La Fiscalía solicita para la acusada una condena de 27 años de prisión.

El juicio iba a celebrarse el pasado mes de marzo, pero el tribunal acabó aplazándolo al presentar la defensa una petición de práctica de nuevas pruebas, y finalmente ha sido señalado para este martes ante la sección segunda de la Sala de lo Penal.

Será el octavo juicio de la exjefa de ETA desde que fue entregada el 4 de septiembre de 2019 por Francia, tras cumplir allí condena, para responder ante la Justicia española por doce causas. Desde entonces, acumula cinco condenas y más de 250 años de prisión.

En este procedimiento, Iparragirre está acusada de delitos contra la Corona con finalidad terrorista en su modalidad de conspiración para matar al rey y depósito de armas.

En su escrito de acusación, la Fiscalía mantiene que entre 1993 y 1997 la acusada asumió la dirección y coordinación de los comandos de legales de ETA, es decir los integrados por personas no identificadas policialmente.

Añade que en 1996 se conformó el comando Katu, integrado por los ya condenados por los hechos que van a ser juzgados el martes Eneko Gogeaskoetxea Arronategui y Kepa Arronategi Azurmendi, a quienes la acusada ordenó que mataran a Juan Carlos Ien la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao prevista para el 18 de octubre de 1997.

Les indicó que llevaran a cabo la acción siempre y cuando ello no implicara riesgo a personas ajenas al aparato del Estado, en cuyo caso se deberían limitar a atacar el museo para destruirlo con el lanzamiento de granadas.

La Fiscalía mantiene que en septiembre de ese año la acusada proporcionó a los integrantes del comando doce granadas que por sus características habrían destruido el museo y matado a cuantas personas se encontraran en su interior o en los aledaños.

De esta forma, el 13 de octubre de 1997 los miembros de ETA cargaron las granadas ocultas en unas jardineras en una furgoneta a la que sustituyeron sus placas de matrícula y se dirigieron hasta las inmediaciones del museo.

Sobre las cuatro de la tarde de ese día, una vez en dicho lugar y tras descargar una de las jardineras, fueron sorprendidos por dos ertzainas, por lo que huyeron, aunque antes mataron a tiros a uno de los agentes.