- La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha anunciado ya que recurrirá la sentencia por la que la exjefa de ETA Marísol Iparragirre queda absuelta de haber participado en 1985 en la colocación de un coche bomba en las inmediaciones del polideportivo de Mendizorrotza, en Gasteiz, con el objetivo de acabar con la vida de los agentes policiales -al menos 21- que iban a prestar servicios de vigilancia con motivo de un encuentro deportivo. La Fiscalía recogerá lo expuesto por el magistrado Fernando Andreu en su voto particular, quien defendió la validez de la pericial realizada en 2019 en la que se pudo constatar que cuatro de las huellas halladas en uno de los coches usados para el atentado correspondían a Iparragirre.

En la sentencia, ponencia del magistrado José Antonio Mora Alarcón, se explicaba que se optaba por la absolución al carecer “de una prueba de cargo suficiente para condenar a la procesada”. Así, restaba peso a las declaraciones de los etarras en el interrogatorio policial frente a lo declarado en la vista oral, y ponía el foco en la “contradicción” existente entre los informes periciales de las huellas dactilares de 1985 con el realizado en 2019.

La Sala apuntaba que en 1985 “la única prueba palmaria en este sentido” era una huella del dedo pulgar de la mano derecha” de Eusebio Arzallus Tapia, y que de las seis huellas reveladas, cinco sin identificar quedaron archivadas como anónimas. Recuerda que en idéntico sentido se pronunció el oficio de 24 de mayo de 1985 y el de 28 de junio de 1985. Puesto que 35 años después, en 2019, volvieron a cotejar las huellas y dos agentes sí entendieron que al menos cuatro de ellas pertenecían a Anboto, el tribunal apunta que se enfrentaban a dos informes policiales “contradictorios”. Y resolvía la diatriba dándole más peso al informe de 1985. Sin embargo, el voto particular de Andreu, la ubica no solo colocando el coche bomba sino participando previamente en la instalación del artefacto explosivo en el coche usado para tal efecto.