- Parlamentario con Elkarrekin Podemos la pasada legislatura en el Parlamento Vasco. En la actualidad, investiga sobre renta básica incondicional y el sistema de protección social. Acaba de publicar un libro junto a otros autores, titulado ‘Hoy es mañana’, y prepara otro en solitario. Borrador de presupuestos. ¿Son unas cuentas progresistas?

-Sí, afrontan la crisis socioeconómica de una manera muy distinta a la de 2008. La razón mayor no es tanto por el Gobierno que esté en el Estado español, que también influye, sino el cambio de rumbo que ha dado la Unión Europea en su conjunto, rompiendo las reglas fiscales que eran un corsé para las administraciones públicas de nuestro país. Con todo, unos presupuestos del Partido Popular hubiesen sido muy distintos a estos. Se ve que tanto el Partido Socialista como Unidas Podemos en el Gobierno han marcado su impronta progresista en unos presupuestos, que son sociales. La música puede sonar muy bien, pero hay que bajar a la letra, para ver si dan respuesta a los problemas de la economía y de la ciudadanía.

¿Y qué le parecen esas primeras estrofas?

-Todavía hemos leído muy poca letra, pero existe un gasto muy importante en partidas interesantes y se ve la implicación que tienen los fondos europeos. Las políticas de gasto que más fondos europeos reciben son industria y energía, I+D+I, digitalización, infraestructuras y ecosistemas resilientes y la sanidad. Se están tocando dos patas necesarias que nuestro modelo económico necesita transformar , como son la transición hacia una economía verde, que combata el cambio climático, y el reto de la digitalización, en el que vamos muchos años por detrás, donde parece que este Gobierno se lo está tomando realmente en serio.

Encuentra más realismo por el lado del gasto que por el de los ingresos.

-Sí, a primera vista y comparando con estimaciones que realizó la AIReF del señor Escrivá hace más de un año, vemos que algunos de esos ingresos parece que no se ajustan mucho a la realidad. Yo entiendo que gobernar nunca es fácil y mucho menos aún en una pandemia. A mí no me preocupan tanto los ingresos de este año, pero sí la política fiscal que tenemos en este país. Y me refiero al territorio común, a Navarra y Euskadi.

¿En qué sentido?

-Creo que no es lo progresiva que debería ser, que está muy por debajo en presión fiscal respecto a la media de la Unión Europea, puede estar entre 6 y 8 puntos, eso en el Estado español significa entre 70.000 y 90.000 millones de euros que dejamos de ingresar anualmente. Por lo tanto, hay que modificar la política fiscal.

¿Eso hay que hacerlo en situación de crisis o de bonanza?

-Un liberal diría que en bonanza hay que bajar los impuestos porque las cosas van bien y en crisis porque las personas necesitan dinero en los bolsillos. Nunca es fácil y siempre hay reticencias a hacer una reforma fiscal o retoques fiscales, pero hay que ver cómo se realizan. En una situación de crisis no puedes subir los impuestos a las clases medias y bajas, pero estamos viendo cómo en esta pandemia las fortunas de los 23 más ricos del Estado español se han incrementado en un 16%. Ahí sí se puede tocar, y eso no es hacer una reforma fiscal radical ni utópica. Es como la hacen otros países, tocando donde realmente hay que tocar, para que el dinero redistribuya, y baje de los que más tienen a los que menos tienen. De todos modos, algunos de los retoques planteados caerán en la negociación presupuestaria. Ya se vio cómo Ciudadanos anunció que había llegado a un pacto con el Gobierno para eliminar la subida de impuestos en el diésel o cómo el Partido Nacionalista Vasco tampoco estaba en línea con esa reforma.

Este rebrote vírico tan duro puede restar potencial a los presupuestos.

-Ahora mismo necesitamos que el dinero llegue a las manos de la gente. Tengo miedo de los créditos ICO y los fondos europeos lleguen a las empresas, pero no a las familias, porque ahí sí estaríamos hablando de nuevo de un grandísimo drama social. Es cierto que las empresas crean economía, hacen que el Producto Interior Bruto se incremente, pero al final el dinero tiene que estar en manos de las familias para que estas puedan subsistir.