- Pedro Sánchez trata de recuperar la iniciativa ante la presión que ha recibido desde los partidos y los medios de comunicación de la derecha española, que lo han retratado como una caricatura tumbado en una hamaca y de vacaciones mientras las comunidades autónomas lidian con los rebrotes del coronavirus y ven rechazadas sus medidas por los jueces por no tener una percha legal. En el primer Consejo de Ministros tras el parón veraniego, Sánchez, pensando sobre todo en Madrid, ofreció ayer a las comunidades a modo de paraguas la opción de solicitar un estado de alarma individualizado, para todo o parte de su territorio. Aclaró que tendría un carácter descentralizado, de manera que el presidente autonómico mantenga el control y las competencias como sucedía en la fase 3 de la desescalada, sin que Sánchez recupere la batuta y el mando único. El presidente autonómico acudiría al Congreso de los Diputados para argumentar la petición junto con el Gobierno estatal.

Sánchez vuelve a plantear un escenario de excepcionalidad, aunque matizado y evitando imponer él ese estado de alarma. Con poco éxito, trató de aplacar las críticas del PP y la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso, que se ha encontrado con vetos judiciales a su decisión de prohibir fumar en la calle, y que exigía una cobertura legal a Sánchez sin volver al estado de alarma. Es el célebre plan B que apalabró con varios partidos de la oposición y que nunca ha llegado a concretarse. Sánchez sigue defendiendo que basta con los instrumentos actuales y no quiere reformar la ley. No ve la escala de grises entre el negro del estado de alarma y el blanco de la normalidad. Ayer volvió a ofrecer a las comunidades el estado de alarma, pero hizo equilibrios para no soliviantar a quienes defienden el autogobierno. El juez que anuló la orden de Ayuso señaló ese camino del estado de alarma individualizado, y Sánchez recoge el guante. Para el PP no fue suficiente, y cree que el socialista se lava las manos y deja la carga a las comunidades, que son las que deben solicitarlo. Ninguna comunidad abrazó la propuesta, aunque Madrid dejó un resquicio abierto. Catalunya, Euskadi o Cantabria no contemplan acogerse al mecanismo.

El socialista prometió que la comunidad que pida el estado de alarma tendrá el apoyo del PSOE y Unidas Podemos para aprobarlo en el Congreso. Comenzó su intervención justificando su postura en que la situación “no es homogénea” en todas las comunidades, porque hay territorios que están controlando mejor la pandemia. También añadió que “las cosas no van bien”, pero pidió combinar “alerta y serenidad” porque la situación no es la misma que en marzo. A partir de ahí, ofreció un refuerzo en medios materiales a las comunidades, con 2.000 militares para el rastreo del virus, y la petición de que firmen convenios para la descarga de la aplicación digital. Por otro lado, planteó que la comunidad que lo desee pida el estado de alarma. “La autoridad delegada sería el presidente autonómico, el mando único”, recalcó. Puso el acento varias veces en que “las comunidades autónomas son las competentes en materia sanitaria”, y defendió la situación actual, donde el poder judicial controla las medidas autonómicas y puede tumbarlas, como el cierre de bares. “Las comunidades solo tienen un control, que es el poder judicial”, dijo. Se supone que, con el estado de alarma, se agilizaría la gestión porque da cobertura a Ayuso para restringir derechos. También matizó que el estado de alarma no implica necesariamente confinamiento.

La propia Ayuso respondió que “no se puede pasar del estado de alarma a la nada, a la ausencia, como ha ocurrido durante este verano; y de la nada y la ausencia otra vez al estado de alarma”. “Creo que tiene que haber una estrategia de país y confianza en las comunidades autónomas para que, en base a nuestra autonomía, caminemos juntos”, dijo, aunque pareció dejar la puerta abierta a solicitar ese estado de alarma. Dijo que pedirá “todo aquello que haga falta si sirve para proteger la salud de los ciudadanos”. Casado insistió en pedir una reforma legal.

Pedir el estado de alarma encierra cierta humillación para el PP y un problema de imagen para Ayuso, que tendría que pedir el rescate y cargar con el sambenito. Sánchez regresa a la excepcionalidad, y podría derivar en que se vete la movilidad desde el territorio en cuestión hacia los limítrofes, como en fase 3. Por otro lado, Sánchez propuso una ronda de partidos para la próxima semana, para dejar la pandemia al margen de la pugna política, renovar órganos como el CGPJ y el Tribunal Constitucional con el PP, y aprobar los Presupuestos.

“No se puede pasar del estado de alarma a la nada, y de la nada al estado de alarma”

Presidenta de la Comunidad de Madrid