- Será la última vez en el curso político que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez se suba al estrado del Congreso para abordar los asuntos pendientes del Estado. Y no será ningún paseo triunfal, sino que le espera una Cámara Baja de uñas, al menos desde la bancadas del Partido Popular y Ciudadanos, pero también desde los asientos de los nacionalistas catalanes y vascos por su gestión en el reparto de los fondos europeos para la recuperación del coronavirus. El presidente del Gobierno comparece este miércoles para dar detalles de un fondo extraordinario a nivel europeo que centrará un Pleno extraordinario que cerrará el curso político.

Los presidentes tienen la obligación de comparecer ante el pleno de la Cámara cada vez que participan en un Consejo Europeo, pero esta será la primera vez que Sánchez comparezca por este asunto en lo que va de una legislatura, que arrancó el pasado mes de diciembre. Aunque la oposición ha reclamado su presencia en la cita plenaria después de las cumbres europeas de los últimos meses, Sánchez ha ido desatendiendo todas esas peticiones. En concreto, entre enero y marzo de este año, el Consejo Europeo se reunió dos ocasiones, una presencial y otra por vídeo conferencia por la pandemia de coronavirus. No obstante, en esta ocasión no le quedará a Sánchez más remedio que acudir, más si cabe teniendo en cuenta de que su comparecencia ha sido solicitada por él mismo.

Sin embargo, esta vez ni siquiera ha dado tiempo a que otros grupos le recordaran que tenía que comparecer porque fue el propio presidente quien solicitó acudir a petición propia apenas unas horas después de que se cerrara el acuerdo sobre los fondos europeos en Bruselas. Aún, así, a Sánchez los partidos que no le sustentan -todos excepto el PSOE y Unidas Podemos-IU- a buen seguro le bombardearán con reclamaciones.

De un lado, tendrá un flanco abierto por parte de PP y C’s; pero por otro, también será el centro de críticas que le llegarán desde los partidos nacionalistas y soberanistas, tanto de Catalunya como de Euskadi. ERC, JxCat, PNV o EH Bildu se han mostrado descontentos durante los últimos tiempos, y aunque con menor incidencia por parte de algunas formaciones, con la gestión efectuada por Sánchez de los fondos para paliar la situación generada por el coronavirus, Y, especialmente, esas desavenencias llegan por las decisiones tomada sin tener en cuenta el andamiaje territorial. El dirigente español ha pasado por encima de la Generalitat o del Gobierno vasco a la hora de tomar algunas decisiones, y los partidos vascos y catalanes cuestionarán a Sánchez por su proceder.

Además de pedir un pleno extraordinario para informar sobre el Consejo Europeo celebrado los días 17, 18, 19 y 20 de julio, Sánchez lo solicitó también para repescar una de las comparecencias que tenía pendiente, concretamente, la relativa a la cumbre del 23 de abril, una reunión telemática en la que los 27 discutieron las bases del plan para la recuperación y el relanzamiento económico de la UE tras el COVID-19. Como suele ser habitual en este tipo de sesiones, el presidente tomará la palabra para explicar el contenido de la larga reunión que alumbró el acuerdo sobre los fondos y después será el turno de mayor a menor de los portavoces de los distintos grupos parlamentarios.

De los 750.000 millones de euros comprometidos para frenar la crisis del coronavirus, aproximadamente 140.000 millones servirán para financiar reformas e inversiones en España, una dotación con la que el presidente dijo sentirse “satisfecho al 95%” tras los cuatro días de negociaciones. Y es que el pasado miércoles, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, donde entró entre aplausos de los diputados del PSOE y Unidas Podemos por el papel jugado en Europa, Sánchez tildó de el acuerdo de “histórico” y recriminó al PP que su aportación a este “logro colectivo” haya sido “cero” y que no haya “arrimado el hombro”.

El presidente Sánchez también aprovechará la cita para repetir la votación del documento sobre la Reactivación Económica salido de la Comisión para la Reconstrucción tras el COVID después de que los servicios de la Cámara detectasen que una diputada de Unidas Podemos que había solicitado votar telemáticamente lo hiciera al final de forma presencial.