Un gesto es un gesto y es solo eso, un gesto, diría Mariano Rajoy. Pasada la medianoche del sábado, el periodista Xabier Fortes despidió el debate a siete en TVE y la realización aguantó la imagen del plató. Los intervinientes empezaron a saludarse. El diputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros fue el primero en abandonar su atril y empezar con los saludos. Parecía tener especial interés en ofrecer su mano a los demás. Hasta a Gabriel Rufián. Era el primer debate televisivo de Vox. Cuando Espinosa de los Monteros se acercó al jeltzale Aitor Esteban, este no hizo ademán ni de negarle el saludo. Siguió adelante.

El único sábado de campaña arrancaba con ese gesto. Comentarios, análisis y reflexiones sobre un detalle que eclipsó un debate en el que la popular Cayetana Álvarez de Toledo, puestos a repetir la campaña del 28-A, recordó a cuenta de las violaciones sexuales que “no todo lo que no sea un sí es un no”; la socialista Adriana Lastra lamentó la “campaña sucia” del PP en las redes sociales; Irene Montero (Unidas Podemos) insistió en la fórmula de gobierno de coalición e Inés Arrimadas dijo que “Pedro Sánchez es el bloqueo”, obviando que Albert Rivera llegó a ofrecer la abstención de Ciudadanos a finales de septiembre como si aquel Sánchez no fuera el Sánchez de hoy.

El debate, que en ausencia de JxCat, EH Bildu y de la recién nacida Más País, entre otros, evidenció el bloqueo una vez más, aunque a diferencia del debate a seis de abril, congregó a más gente delante de las televisiones. Fue lo más visto del día con 2,5 millones de espectadores y casi el 18% de cuota de pantalla. De momento, se dice lo mismo que en abril, pero hay interés por escuchar. O por ver qué pasa.

Y en este debate, que más que debate fue la recopilación de los argumentarios que han manejado estos últimos meses, hubo que esperar al final, cuando Espinosa de los Monteros sacó a Esteban una frase de Sabino Arana, fundador del PNV, en un cartelito de los que hace diez años hicieron fortuna en este tipo de programas televisivos.

Esteban habló primero del PP y de Casado, “doctor Jeckyll y mister Hyde, que ahora ha cogido otro aspecto y parece que se ha moderado, aunque el discurso de la recentralizacíon sigue siendo el mismo”. Álvarez de Toledo sonreía hierática. El jeltzale siguió con Ciudadanos, que “siempre nos niega la pan y la sal”, y concluyó con Vox, “franquismo puro”.

A Espinosa de los Monteros no le gustó lo que oía, echó mano de Sabino Arana, vertió varios adjetivos sobre el PNV y al acabar el debate le tendió la mano a Esteban, que se la obvió. Era una cuestión de “principios y dignidad”, defendió la formación jeltzale después en las redes sociales, que “en efecto” confirmaba que Esteban había rechazado el saludo del diputado de Vox.

Y también se convirtió en una cuestión de mensaje en el caso del PNV, porque lo había alertado el propio Esteban horas antes del debate, el viernes por la mañana en un acto sobre memoria histórica: “La derechona vuelve con alas desplegadas para ilegalizar a los partidos nacionalistas”.

Camino de la madrugada en Madrid, aquellas palabras se convirtieron en un gesto que marcó el primer debate. Que se celebró a siete. Mañana llega el debate a cinco. El gesto de Esteban seguirá ahí.