- La jornada electoral en Irán se desarrolló ayer con una menor participación que en presidenciales anteriores y con una mayoría de votantes expresando su apoyo al clérigo ultraconservador Ebrahim Raisí. El clérigo y actual jefe del Poder Judicial votó a primera hora de la mañana en un mausoleo del sur de Teherán, donde prometió “estar al servicio de todo el pueblo” y no de un grupo político determinado. Se le considera un candidato del ala dura y el favorito del sistema teocrático, encabezado por el ayatolá Alí Jameneí, quien le designó en 2019 en el cargo de jefe del Poder Judicial.

Sus rivales son Abdolnaser Hematí, exgobernador del Banco Central de Irán; Mohsen Rezaí, actual secretario del Consejo de Discernimiento y antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria; y el conservador vicepresidente primero del Parlamento, Amirhosein Qazizadeh Hashemí.

El centro de votación de Hoseiniye Ershad estaba bastante concurrido, aunque principalmente por periodistas, como es habitual debido a que allí suelen votar personalidades conocidas. Sin embargo, el resto de centros de votación visitados por Efe, tanto los ubicados en escuelas como en mezquitas y en diferentes zonas del sur, este y centro de la ciudad, estaban bastante desolados. En uno de ellos, el joven Yavad Akbarí, de 28 años, reconoció a Efe que “hay menos gente que otros años” y dijo que iba a votar por Raisí con la esperanza de que “mejorara la economía del país”.

Conscientes de que los sondeos más optimistas dan una participación del 47%, las autoridades volvieron ayer mismo a instar a la población a acudir a las urnas. Tras votar en el Ministerio del Interior, el presidente iraní, Hasan Rohaní, aseguró que “los ojos del mundo están puestos en las urnas” y pidió a la población que “decepcione a los enemigos participando en las elecciones”.